Brasil termina este 2012 con una importante reducción de la pobreza extrema, avances significativos en los sectores sociales y un crecimiento de su economía del uno por ciento.
Para la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, los resultados de este año corroboran que el próximo será de profundización de las conquistas, de mejoramiento de los servicios públicos y de creación de nuevos empleos.
Rousseff destacó que con la implementación del programa “Brasil sin Miseria” 16,4 millones de ciudadanos dejaron la pobreza extrema, pues se garantizó un aporte de 70 reales (unos 33 dólares) para las familias que tengan un niño menor de 15 años de edad.
Enfrentamos de esta manera la raíz de la desigualdad y “protegiendo a los niños y jóvenes estamos construyendo un futuro mejor para Brasil”, aseveró.
Desde el inicio de su administración en 2011 se crearon cuatro millones de puestos de trabajo, lo cual es considerado como una de las grandes conquistas de su Gobierno y el país registra asimismo la menor tasa de desempleados de toda su historia (4,9 por ciento).
Entre otros logros, un millón de familias cuenta ya con casa propia, gracias al programa “Mi casa, mi vida” que ofrece facilidades a las personas de bajos ingresos para adquirir una vivienda.
Sectores financieros locales señalaron que con el inicio en 2003 de la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva se ofrecieron oportunidades de empleo que permitieron sacar hasta hoy de la pobreza a unos 60 millones de brasileños, que trabajan e impulsan el mercado interno, lo cual estimula la economía.
El crecimiento de este 2012 es menor al proyectado a inicios de año y se estima que problemas de competitividad e infraestructura, así como la desvalorización del real (moneda nacional), depreciado en un 10 por ciento en relación con el dólar, afectaron, el desarrollo económico.
Pese a esto, la inflación se mantuvo bajo control y aunque fue mayor a la estimada (5,4 por ciento), no superó el 6,5 por ciento del tope establecido por el Banco Central.
Se considera asimismo que las medidas adoptadas por el gobierno federal, como la disminución de impuestos en el sector industrial, la entrega de créditos a pequeñas empresas y agricultores, así como planes de incentivos propiciaron que el Producto Interno Bruto no cayera más.
El 2013 comenzará con una reducción de las tarifas de electricidad en un 16,2 por ciento para el sector residencial y hasta un 28 por ciento para las industrias, lo cual influirá en la caída de los costos de producción y estimulará la manufactura.
La jefa de Estado adelantó que en los próximo 13 meses se construirán y repararán 10 mil kilómetros de vías férreas y 7,5 mil kilómetros de carreteras, así como se modernizarán los puertos y aeropuertos con miras a lograr la eficiencia en la transportación de mercancías y pasajeros.
Rousseff mostró optimismo en el desarrollo de Brasil en el venidero periodo, e instó a los empresarios a invertir más y transformar los actuales momentos de crisis en grandes oportunidades.
Expertos vislumbran que sin una intervención fuerte del Estado y la inversión de este en proyectos estratégicos, la economía no podrá salir adelante y alcanzar el crecimiento de cerca del cuatro por ciento previsto para 2013.
Según la gobernante, hay conciencia de los desafíos que la crisis internacional ha lanzado sobre el país y sabe también que en “los momentos de crisis se pueden transformar en grandes oportunidades”.