En Grecia los inmigrantes, víctimas de continuas agresiones, ya tienen miedo de caminar por la calle. Hablamos con Judith Sunderland, autora del informe y senior researcher (investigador sénior) por la Europa occidental.
¿Antes de entrar en el mérito del informe sobre Grecia, puedes ilustrarnos el trabajo de investigación en Europa occidental?
En los últimos años nos hemos dedicado a denunciar las violaciones de los derechos humanos en el ámbito de tres grandes temas:
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Los abusos hallados en el campo de la lucha contra el terrorismo, de la complicidad de varios países europeos con los métodos ilegales de la CIA y las leyes especiales adoptadas por muchos estados.
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La migración y la solicitud de asilo político.
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El crecimiento de la intolerancia y la violencia xenófoba en Europa.
Nuestras investigaciones se apoyan en asociaciones locales, capaces de ayudarnos en el contacto con las víctimas y que siempre les puedan dar el espacio necesario a sus testimonios. Hablamos con todas las partes implicadas y al final damos recomendaciones para cambiar la situación dirigiéndonos al gobierno del país, pero también a instituciones más amplias como la Unión Europea y la ONU. Finalmente los informes vienen presentándose públicamente a los medios de comunicación y a los gobiernos, traducidos en formatos multimedia, distribuidos a radios y televisiones, circulan gratuitamente por las redes sociales y a través de nuestra web para que tengan la máxima difusión.
Vamos al informe sobre Grecia: ya por del título «Odio en las calles” se intuye que la situación es grave.
En efecto. El informe está basado en una investigación realizada en Atenas en noviembre-diciembre del 2011 y en enero-mayo del 2012. Hemos elegido concentrarnos en la capital, dónde la violencia xenófoba es más aguda, y se han entrevistado 59 personas que, entre el agosto del 2009 y el mayo del 2012, han padecido o han huido de agresiones xenófobas. Entre ellos había solicitantes de asilo político de nueve nacionalidades diferentes y siete mujeres, dos de ellas estaban embarazadas. En 51 casos la agresión fue grave.
También hemos recogido otros datos sobre las agresiones: en junio del 2011 el director de Doctors of the World, Nikitas Kanakis, ha declarado que en la primera mitad del año la clínica de su organización curó a 300 víctimas de ataques racistas ocurridos en Atenas. Tzanetos Antipas, jefe del ONG griega Praksis, ha hablado de 200 personas asistidas más o menos en el mismo período.
Una red de asociaciones (Racist Violence Recording Network – RVRN), coordinadas por la Agencia ONU para los Refugiados y por la Comisión Nacional para los Derechos Humanos, ha registrado 63 episodios de violencia racista, ocurridos en Atenas y Patrasso entre octubre y diciembre del 2011. En 18 casos los agresores fueron policías. Entre enero y septiembre del 2012 la misma red ha recogido el señalamiento de 87 agresiones a extranjeros, en mayoría procedentes de Afganistán, Bangla Desh, Nueva Guinea, Pakistán y Somalia, de los cuales 83 han ocurrido por las calles o en los medios de trasportes públicos, en Atenas, Patrasso y en la zona del Pireo.
Accidentes ocurridos en otras zonas, no cubiertas por las investigaciones del RVRN, lamentablemente demuestran que estas agresiones son solo la punta del iceberg y que las dimensiones reales del fenómeno son mucho más vastas.
Ya los inmigrados tienen miedo de salir a la calle, sobre todo en el centro de Atenas, donde personas vestidas de negro, con la cara cubierta, giran en motocicleta armados de bastones y trozos de vidrio para buscarlas. En la mayoría de los casos se trata de agresiones de grupo, que empiezan con insultos y pasan luego a la violencia. En algunos casos también han sido robados documentos y celulares.
¿Cuál es la actitud de la policía y la magistratura?
Esto es parte del problema: ya se sabe en cuáles plazas y zonas se concentran las agresiones, por ende no sería difícil prevenirlas o intervenir rápidamente, pero a menudo la policía que se encontró en las vecindades no intervino.
Muchas de las víctimas no tienen los documentos en regla y por lo tanto tienen miedo de denunciar la violencia padecida. Además, salvo raras excepciones, la policía hace de todo para desanimarles, amenazándolas de cárcel o expulsión si insisten y piden pagarles 100 euros para presentar su denuncia. Efectivamente hay una regla que lo establece, pero también hay mucha confusión sobre los casos que prevén el pago y los que no lo solicitan. También existe la posibilidad de escribirle a un Fiscal; si éste encamina una investigación no es necesario pagar los 100 euros, pero es evidente que esta opción está completamente fuera del alcance de las personas atacadas, que también muy a menudo no hablan griego.
Según numerosos testimonios que hemos recogidos, en muchos casos la policía declara que es inútil presentar denuncia si no se pueden identificar a los agresores y les aconseja a los extranjeros de organizarse y defenderse solos.
En cuánto a la magistratura, aunque la motivación del odio racial haya sido introducida en el 2008 como circunstancia agravante, dándoles a los jueces la posibilidad de condenar a la máxima pena, en estos cuatro años no ha sido aplicada nunca.
¿Han aumentado las agresiones con el agravamiento de la crisis económica?
La real extensión de este fenómeno lamentablemente es desconocida, debido a que las estadísticas no son confiables, por la inercia de las autoridades, por el miedo de muchas víctimas que no osan denunciar la violencia padecida y por la falta de un claro plano de prevención.
En todo caso la crisis ha agravado ciertamente la situación y los partidos de extrema derecha como Alba Dorada han ganado fuerza y votos explotando el sentimiento anti-inmigrantes y alimentando un clima de miedo e intolerancia. Se han formado también grupos de «ciudadanos auto-organizados», vigilantes que afirman querer proteger sus barrios deshaciéndose de los inmigrantes y pegan por todas partes violentos manifiestos contra ellos.
No se llega en general a localizar a los autores de las violencias, aunque todos los griegos con que hemos hablado atribuyeron las agresiones a miembros de Alba Dorada o de estos grupos. Uno de los pocos casos en que se ha llegado a un proceso concierne a dos hombres y una mujer acusados de haber apuñalado en septiembre del 2011 a un solicitante de asilo político afgano y se supone que son miembros de uno de estos grupos de vigilantes.
¿Cuáles son sus recomendaciones al gobierno griego y a las instituciones europeas e internacionales?
Tenemos muchas: a partir de la necesidad de que los más altos niveles institucionales expresen una condena pública e inequívoca contra la violencia racista y xenófoba, para bajar luego en el específico al respeto del comportamiento de la policía y la magistratura.
Hemos hallado alguna reacción positiva (aunque sea todo por averiguar): el Ministro del Orden Público y de la Protección de los Ciudadanos, ha anunciado la creación de un cuerpo especial de la policía dirigida a afrontar la violencia racista y el Ministro de Justicia tiene intención de presentar un proyecto de ley para poner más duras las sanciones por los crímenes de odio.
Europa debería hacer presión sobre Grecia para que respete las obligaciones enlazadas a los derechos humanos y las normas europeas con respecto a la prevención y persecución del racismo y los otros crímenes de odio. También pedimos financiar iniciativas para la formación de la policía y por el lanzamiento de campañas de sensibilización de la opinión pública. El Comisario Europeo y el Alto Comisario por los Derechos Humanos de la ONU deberían visitar Grecia para averiguar la situación y encomendar acciones apropiadas.
¿Continuarán en el seguimiento de la situación griega?
Ciertamente. En noviembre habrá otro viaje, durante el cual son previstos encuentros con los representantes del gobierno griego para ver si han seguido las recomendaciones hechas.
Estamos muy preocupados por el aumento de la violencia racista en Europa, y Grecia sin dudas es uno de los países en que hay mayor peligro para los extranjeros.
El informe completo, en inglés, se puede descargar del siguiente enlace:
http://www.hrw.org/reports/2012/07/10/hate-streets
El último informe de la red de asociaciones Racist Violence Recording Network, siempre en inglés, se puede descargar del enlace:
http://www.statewatch.org/news/2012/oct/gre-racist-violence-report.pdf