Por Jillian Kestler-D’Amours/ IPS
Los bombardeos israelíes continúan en Gaza, y los palestinos temen que este sea solo el comienzo de otra gran ofensiva sobre su territorio y, por tal, que no haya lugar donde esconderse.
«La gente está muy preocupada por lo que vendrá. Esta mañana escuchamos ataques aéreos y, hasta ahora, la situación es muy tensa», dijo este jueves 15 a IPS el subdirector del Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR, por sus siglas en inglés), Jaber Wichah, en conversación telefónica desde la ciudad de Gaza.
«La población está preocupada por todo, y especialmente por los ataques aéreos y las amenazas del gobierno israelí», agregó.
En la tarde del miércoles 14, Israel mató a Ahmad Jabari, jefe del brazo armado de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica). Un misil impactó en el automóvil en el que viajaba en la ciudad de Gaza.
Las fuerzas israelíes señalaron que ese fue tan solo «el primer objetivo» de una campaña militar destinada a disuadir a los combatientes palestinos de seguir disparando cohetes contra ciudades del sur de Israel.
En respuesta, Hamás señaló que la muerte de Jabari «abrió las puertas del infierno» para Israel.
En las primeras 24 horas del intenso bombardeo israelí, se reportó la muerte de 13 palestinos, incluyendo tres menores de edad y una mujer embarazada.
Por su parte, los medios israelíes informaron que combatientes palestinos dispararon más de 100 cohetes contra ese país, y que tres personas murieron cuando uno de ellos impactó en su casa en la localidad de Kiryat Malachi, 25 kilómetros al norte de Gaza.
«Nuestros médicos y nuestro personal de salud tienen mucha experiencia, y están listos para afrontar la situación, pero el problema es la falta de medicinas», dijo el viceministro de Salud en Gaza, Hassan Khalaf.
El funcionario señaló que los hospitales gazatíes estaban funcionando con menos de 60 por ciento de los medicamentos esenciales.
Khalaf dijo a IPS que, hasta el mediodía de este jueves, más de 100 palestinos en toda Gaza habían resultado heridos por los ataques israelíes.
Indicó además que las autoridades de Egipto estaban dispuestas y preparadas para facilitar el traslado de lesionados a través del cruce fronterizo de Rafah.
«Este ataque contra civiles debe detenerse, y todo el mundo debe oponerse a la agresión de Israel», añadió.
Israel arguye que fue atacado primero por Hamás, cuyos combatientes lanzaron una serie de cohetes contra el sur de su territorio. Pero un informe del Instituto para el Entendimiento en Medio Oriente presenta una diferente cronología de acontecimientos.
El último estallido de la violencia comenzó el 8 de este mes, cuando soldados israelíes invadieron la franja de Gaza. Entonces se produjo un tiroteo con palestinos, en el que murió un niño gazatí de 12 años.
Los combatientes palestinos luego hicieron estallar un túnel que atraviesa la frontera entre Gaza e Israel, y dispararon un misil antitanques contra un jeep del ejército israelí, hiriendo a dos soldados.
En respuesta, Israel reanudó los bombardeos sobre Gaza, mientras los palestinos lanzaron cohetes contra las ciudades sureñas israelíes. En la última semana, cinco civiles palestinos (incluyendo tres niños) perdieron la vida, y más de 50 resultaron heridos.
Con la mediación de Egipto, ambas partes acordaron un cese del fuego el 12 de este mes, pero la tregua fue violada con el asesinato el miércoles de Jabari.
«No aceptaremos una situación en la que ciudadanos israelíes son amenazados por el terror de los cohetes. Ningún país aceptaría esto. Israel no lo aceptará», dijo en conferencia de prensa el miércoles 14 el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu.
Israel bautizó esta ofensiva contra Gaza como «Operación Pilar de Defensa».
«Si es necesario, el ejército de Israel está preparado para expandir la operación», advirtió Netanyahu, sugiriendo que podría ordenar una invasión militar terrestre.
Las fuerzas israelíes lanzaron panfletos sobre Gaza este jueves, aconsejando a los palestinos «responsabilizarse (de ellos mismos) y evitar estar cerca de combatientes e instalaciones de Hamás y de otras organizaciones terroristas que puedan suponer un riesgo para su seguridad».
La franja de Gaza, con 1,7 millones de habitantes en un área de 365 kilómetros cuadrados, es uno de los lugares más densamente poblados del mundo.
Los ataques israelíes «podrían llegar a cualquier parte, y toda Gaza podría estar amenazada. Según esos panfletos, no hay solo una zona específica amenazada. Todas las personas son vulnerables», dijo Jaber Wichah, del PCHR.
El rompimiento del cese del fuego se asemeja a lo que ocurrió en 2008, cuando Israel lanzó una operación trasfronteriza contra combatientes palestinos en Gaza, provocando una respuesta de Hamás con cohetes contra las sureñas ciudades israelíes.
Esto a su vez fue usado por Israel para justificar una ofensiva a gran escala llamada «Operación Plomo Fundido», que duró tres semanas y dejó más de 1.400 palestinos muertos, incluyendo al menos 300 niños. La operación fue condenada a nivel internacional.
Sin embargo, hoy Israel se enfrenta a un diferente contexto. Los levantamientos populares de la Primavera Árabe en Medio Oriente y el norte de África alteraron la situación política regional.
Egipto, ahora gobernado por Mohammad Morsi, de la Hermandad Musulmana, retiró el miércoles por la noche a su embajador de Israel en condena a los ataques.
También hay dudas sobre los motivos políticos de fondo detrás de la ofensiva de Israel, que está en medio de una campaña electoral.
«Es un hecho objetivo que (la operación) sirve muy bien a los propósitos de Netanyahu: desviar la atención y hacer que la agenda pública se concentre en asuntos militares y no sociales», dijo a IPS el activista Adam Keller, portavoz del movimiento pacifista israelí Gush Shalom.
Un puñado de manifestaciones se produjeron pocas horas después del estallido de la violencia el miércoles. En Jerusalén, jóvenes palestinos gritaron: «Netanyahu, los gazatíes cavarán tu tumba»