Tras semanas de negociaciones, varios grupos opositores sirios firmaron hoy un acuerdo para formar una alianza, la Coalición Nacional Siria, que tendrá como objetivo la construcción de un gobierno transitorio formado por diez miembros, un consejo militar supremo y un órgano judicial.
El acuerdo, firmado en Doha, contempla la formación de una coalición política de cerca de 60 integrantes que representan a todos los grupos de la oposición, incluidas las formaciones militares rebeldes.
«Logramos un acuerdo sobre los puntos esenciales de la formación de la Coalición Nacional Siria para las fuerzas de la oposición y de la revolución» aseguró el opositor Souheir Atassi.
El acuerdo se alcanzó tras un maratón negociador de semanas en la capital de Qatar, y estuvo dificultado por los temores del Consejo Nacional Sirio (CNS), que hasta ahora se consideraba único representante de la oposición al régimen de Bashar al Assad, a perder influencia.
Según contaron participantes en el encuentro, el CNS accedió a formar parte de una plataforma opositora más amplia cuando se le prometió el control de 22 de los en total 55 puestos de la nueva Coalición Nacional Siria, informó la agencia de noticias DPA.
Ahmed Ramadán, dirigente del CNS explicó a la agencia de noticias EFE que el acuerdo fue suscrito «por varias organizaciones», que no especificó, aunque reconoció que «faltan grupos opositores importantes».
«La ausencia de las principales facciones opositoras debilitó las reuniones y le restó importancia al acuerdo», lamentó el dirigente.
El ex secretario general de los Hermanos Musulmanes sirios, Ali Sadereddin al Bayanuni, anunció por su parte que todas las cuestiones se aclararon y que espera que la fundación de la nueva alianza se selle con la elección del presidente y vicepresidente de la misma.
La oposición siria, profundamente dividida desde el origen del prolongado conflicto que le costó la vida a decenas de miles de personas en 20 meses, se vio presionada para lograr el acuerdo por países del Grupo de los Amigos de Siria, con Qatar, Estados Unidos y Francia al frente.
Ministros del Exterior europeos y árabes se reunirán el próximo martes en El Cairo para debatir sobre el conflicto, que dura ya 20 meses y se cobró al menos 37.000 vidas, según estima la oposición.
En tanto, el riesgo de que el conflicto sirio desate una confrontación de magnitud regional y consecuencias imprevisibles escaló hoy cuando el Ejército israelí lanzó un misil sobre el territorio del país árabe desde los Altos del Golán.
Fueron disparos de advertencia, pero se trata de la primera vez que Israel ataca a Siria desde la guerra del Yom Kipur en 1973.
En las últimas semanas Israel denunció en al menos otras dos ocasiones que disparos efectuados desde Siria alcanzaron su lado de la frontera y el gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, envió varios mensajes de advertencia al régimen de Bashar Al Assad.
La respuesta israelí se produjo después de que disparos de artillería del Ejército sirio cayeran por error sobre la zona del Golán que Israel ocupó en 1967 y que considera parte de su territorio a pesar de la falta de reconocimiento internacional.
«Un proyectil ha impactado contra un puesto militar en los Altos del Golán, junto a la frontera sirio-israelí, parte del conflicto interno sirio.
No se han producido daños”, indicó un comunicado del Ejército israelí.
«Los soldados israelíes han lanzado disparos de advertencia en dirección a Siria».
El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, advirtió en un entrevista que su país no tolerará nuevas agresiones procedentes de Siria.
«El mensaje ha sido sin duda enviado. ¿Puedo asegurar decir que no caerá más artillería siria en territorio israelí? No puedo, pero si hay nuevos disparos, responderemos”, dijo.
Los Altos del Golán son una meseta ubicada en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria de alrededor de 1.800 km2, de los cuales el 75% están disputados entre Israel y Siria.
Israel conquistó este territorio a Siria durante la Guerra de los Seis Días, en 1967 y, de nuevo, en la Guerra de Yom Kipur, en 1973.
La Organización de las Naciones Unidas, a través de la Resolución 242 de su Consejo de Seguridad, adoptada por unanimidad, considera la región un «territorio ocupado», pero para Tel Aviv se trata de un «territorio en disputa», del que aceptaría retirarse bajo un tratado de paz.