Barack Obama concluía este jueves una gira a paso ligero en ocho estados, votando por adelantado, a 12 días de la presidencial, cuando su campaña busca asociar a su rival Mitt Romney con polémicas declaraciones de un candidato republicano -al que apoya- sobre la violación.
El ex-gobernador de Massachusetts concentraba por su parte sus esfuerzos en Ohio (norte), donde está casi obligado a ganar si quiere ser electo como el 45º mandatario de la primera potencia mundial el 6 de noviembre, en una elección que los sondeos anticipan reñida.
«Voy a votar por adelantado en Chicago (…) ustedes pueden votar ahora en Florida, y vine a pedirles que voten por mí, para ayudarme a hacer avanzar a Estados Unidos», dijo Obama ante 8.500 personas en Tampa, con una voz ronca, luego de tres actos electorales el miércoles y una noche casi en vela, a bordo del avión Air Force One.
Como lo hizo en los estados clave de Iowa (centro), Colorado y Nevada (oeste), Obama insistió sobre el tema de la «confianza» que los estadounidenses deben poder acordar a sus líderes, dando a entender que Romney no es digno de ella, puesto que trata de esconder un programa ultra conservador bajo una formulación moderada.
El mandatario saliente concluirá al caer la tarde en Ohio un periplo agitado. Desde Florida (sureste) irá a Virginia (este) y luego a Chicago (Illinois, centro-norte), donde será el primer presidente que vote de manera anticipada.
Al igual que Romney, Obama quiere convencer a los votantes de centro y a los que aún están indecisos de que le confíen las llaves de la Casa Blanca por otros cuatro años y asegurar la mayor cantidad de votos posibles antes del 6 de noviembre, como lo autorizan la mayoría de los estados.
El jefe de Estado demócrata también reaccionó a las declaraciones de un candidato republicano al Senado de Indiana (centro-norte), Richard Mourdock, quien afirmó el martes que un embarazo resultante de una violación es «la voluntad de Dios». El miércoles en Los Angeles, el presidente dijo no comprender «esas ideas». La violación es «un crímen», afirmó.
El aborto fue legalizado por la Suprema Corte en 1973. Romney, que se opone a la interrupción del embarazo, salvo en casos de violación, incesto o riesgo para la salud de la mujer, quiere que la Corte revierta su decisión y prometió nombrar jueces que se opongan al aborto.
Esto, según Obama, muestra «exactamente por qué no se puede permitir que un grupo de políticos, en su mayoría hombres, tomen decisiones sobre la salud de las mujeres». En 2008, las electoras, 53% del electorado, habían votado mayoritariamente (56%) por Obama.
Su comité de campaña fue más lejos, solicitando a Romney que retire su apoyo a Mourdock. Una portavoz republicana explicó que Romney «no está de acuerdo sobre la conducta a adoptar en los casos excepcionales de violación o incesto», pero se negó a quitarle el apoyo al candidato.
En la mañana del jueves, el equipo de Obama acusó a Romney de «dar voz a los extremistas», subrayando en un vídeo que su compañero de fórmula Paul Ryan recientemente había afirmado que «el método de concepción no cambia la definición de la vida».
Declarándose convencido de que su campaña fue revitalizada por los tres debates en los que se enfrentó con el presidente saliente, Romney afirmó el viernes que es «optimista».
El candidato republicano supera por escaso margen a Obama en intención de voto a nivel nacional, pero la mayoría de los sondeos en los estados decisivos continúa mostrando un empate o una leve ventaja al presidente, aunque dentro del margen de error.
La clave para una victoria de Romney podría ser Ohio, donde tiene previstas el jueves tres apariciones públicas en el marco de una gira en bus, con una primera parada en la ciudad de Cincinnati. El republicano, que critica la política económica de Obama, se presentará en empresas y cerca de una planta de General Motors.
Obama, quien nuevamente recibió este jueves el apoyo de Colin Powell, ex-secretario de Estado del republicano George W. Bush, retornará el lunes a Ohio, Florida y Virginia con su predecesor Bill Clinton, el único demócrata que recibiera un segundo mandato desde la Segunda guerra mundial.