En España, vascos y gallegos votaron este fin de semana para elegir a sus representantes al nivel de la autonomía. Se esperaban los resultados por razones distintas: en Galicia, se trataba de medir la aprobación de la población ante la política del gobierno de Mariano Rajoy. Su formación, el Partido Popular (PP), consiguió la mayoría absoluta, con 41 representantes sobre los 75, es decir 3 más que en la previa legislatura. En el País vasco, la elección era vista como una nueva medida de las veleidades independentistas, especialmente dando que, hace un año, el grupo ETA decidió dejar la lucha armada a favor de la lucha democrática; y el resultado no es a favor del PP centralista: los nacionalistas conservadores (PNV, Partido nacionalista vasco) siguen mayoritarios, consiguiendo 27 de las 75 sillas, y, más importante, los movimientos independentistas, unidos bajo el nombre ‘Euskal Herria Bildu’ (EH Bildu, incluyendo el partido Batasuna, prohibido en 2003 como rama política del ETA), consiguen 21 puestos, mientras el PP consigue 10 sillas, detrás de la oposición socialista (16).
Este éxito en el País vasco no es la única manifestación de voluntades de independencia en la Unión Europea, que, porque actúa preferencialmente a nivel regional, está a veces descrita como “la Europa de las regiones”.
En España: Euskadi y Cataluña
En un sistema constitucional que da más o menos autonomía a las 17 comunidades, a esas dos regiones, al considerar en particular el papel que tuvieron en la lucha en contra del fascismo de Franco, se otorgó una autonomía bastante amplia. Pero esa autonomización se consiguió también por décadas (podríamos decir siglos) de afirmación nacionalista y cultural, con la promoción de la lengua por ejemplo.
El ejemplo de Cataluña es probablemente el tema más destacado ahora, con la manifestación reuniendo a entre 600.000 y 1.500.000 a favor de la independencia (por una población total de 7.5 millones de habitantes), durante el día de la fiesta nacional catalana, el 11 de septiembre pasado. Enseguida, el presidente de la Generalitat (el órgano de dirección de la Comunidad catalana), Artur Mas (CiU: Convergencia i Unió, coalición nacionalista de centro derecha) anuncio su voluntad de someter la cuestión de la independencia a referéndum, después de elecciones autonómicas anticipadas, el 25 de noviembre, aunque el poder central ya advirtió que eso sería ilegal. Esa ampliación sin precedente de la reivindicación independentista se explica en parte por la crisis económica: Cataluña siendo una de las autonomías más rica, distribuye más a las otras comunidades que lo que recibe, en el nombre de la solidaridad nacional. Por otra parte, algunos nacionalistas se empiezan a dar cuenta que la posibilidad de independencia ya no es solamente una “quimera”, fustigada por el Rey Juan Carlos después de este 11 de septiembre. Incluso algunos sueñan con una unión de los “Països Catalans”, reuniendo Cataluña española y francesa, el País valenciano y las Islas Baleares.
El tono de las discusiones se hace entonces más duro, por ambos lados: ayer, Mas le dijo a Rajoy que “o aceptas el pacto fiscal o te atienes a las consecuencias”; mientras tanto, cuatro diputados europeos catalanes pidieron a la Comisión europea su protección, dando que algunos miembros del PP advirtieron sobre la posible aplicación del artículo 8 de la Constitución, que da al ejercito la prerrogativa de actuar cuando se trata de “soberanía e independencia de España”.
El caso del País vasco también es conocido, principalmente a causa de la acción terrorista por parte de la ETA (Euskadi Ta Askatasuna, País vasco y libertad), y su acción política. El paro de sus actividades “militares” a favor de la acción democrática se traduzco por un éxito en las urnas, en las elecciones municipales de 2011 y, pues, las elecciones de este fin de semana.
En Francia: Córcega, Ultra mar
El “Euskadi” llega hasta el suroeste de Francia. Sí hubieron unos atentados en el territorio francés, tal como el arresto de unos miembros de la organización huyendo la policía española, o el apoyo de unos políticos locales a la causa nacionalista; sin embargo, esa causa no parece ser tan desarrollada que por el otro lado de los Pirineos. Se puede decir también que la causa nacionalista catalana es casi inexistente en el sureste.
Sin embargo, Francia, a pesar de su historia de centralización y unificación del territorio, se enfrente a unos movimientos de autonomización o, al menos, voluntades de marcar diferencias regionales. Se debe subrayar el caso de Bretaña, que, tal como el de Cataluña o País vasco, no parece ser una reivindicación fuerte.
El caso de Córcega es uno de los más conocidos; el más violento, también: la semana pasada, fue asesinado el abogado encargado de defender al asesino presunto del prefecto (representante del poder central) de la isla de origen de Napoleón Bonaparte. Varios pequeños grupos armados pretenden representar a los 300.000 corsos; sin embargo un sondeo (IFOP) de junio de este año muestra que solamente un 12% de la población está a favor de la independencia. La “Isla de Belleza” conoció ayer su decimosexto asesinato por armas desde enero, la policía no desecha la posibilidad de que fuese vinculado con el asesinado del abogado; en 2011, 62 atentados o intentos, los comisarias, las villas costeras de habitantes originales del continente sufren atacas. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, anunció el lunes una serie de medidas, mientras el ministro del interior, Manuel Valls, anuncio que “Córcega, es Francia, es la Republica” y comunicó la determinación del Gobierno en la lucha contra las mafias y el blanqueo de dinero.
Pero el caso donde se encuentra el mayor apoyo popular a la independencia se ubica en el Ultra mar: como consecuencia de la colonización, Francia dispone del segundo territorio marítimo del mundo, con lo que a veces se llama “confetis de Impero”. La afirmación de identidades regionales sí existe, pero el independentismo no es muy desarrollado en las islas del Caribe o en el territorio guyanés al norte de Brasil, ni en el océano indio: incluso Mayotte (en el océano indio) decidió cambiar de estatus por referéndum en 2009 hacia más integración (95%), y en 2010 se rechazó por referéndum la posibilidad de una autonomía más importante en Guyana (70%) y Martinica (78%). Pero en el océano pacifico, Nueva-Caledonia beneficia de una autonomía muy larga, a través de su estatus sui generis, es decir, especifico. El proceso de autonomización está en marcha: entre 2014 y 2018, la población votará para decidir del nuevo estatus (independencia, Estado asociado, quedarse dentro de la República francesa…).
En Reino-Unido: Escocia
En el Reino Unido, el caso escocés también se arreglará con un referéndum en 2014, según el acuerdo firmado por el primer ministro David Cameron, el 15 de octubre pasado. La nación ya tiene un auto-gobierno limitado, desde el referéndum de 1997, en cual el SNP (Scottish national party, Partido nacional escocés) tiene la mayoría absoluta desde el 2011.
En el Reino-Unido, compuesto de cuatro naciones, tampoco se debe olvidar la guerra civil de Irlanda, con la partición de la isla y la independencia del sur reconocida en 1922, el norte siguiendo bajo la autoridad de la Corona. La situación en Irlanda del norte (a veces llamadaUlster) sigue complicada, con la acción armada de la IRA (Irish Republican Army, Ejército republicano irlandés), y sus atentados hasta 1998, las negociaciones políticas, las voluntades independentistas, de unión con la República de Irlanda… Sin embargo, en 2007 se retiró del territorio el ejército británico.
En Bélgica: Flandes
En el caso de la pequeña monarquía, las elecciones se encargan de mostrar las voluntades separatistas: la semana pasada, el NVD (Nieuw-Vlaamse Alliantie, Alianza neo-flamenca) aumentó su popularidad en las elecciones comunales y provinciales, ganando entre otros la ciudad de Amberes, la más poblada del país. El partido reclama la independencia de la región de Flandes. El apoyo de la población se debe a varios factores: culturales y económicos (la región es la más rica del país, al contrario de la Valonia francoparlante, desindustrializada); además, el sistema administrativo (tres regiones: Flandes, Valonia, y Bruselas-Capital conviven con tres comunidades de lengua: flamenca, francesa y alemana; las regiones y comunidades no se superponen, y esas colectividades disponen de poderes diferentes) permitió la superposición de la región flamenca con su comunidad de lengua, mientras que al nivel federal no se logra formar gobiernos estables desde el 2007, con la impresionante ausencia de gobierno efectivo entre junio de 2010 y diciembre de 2011.
En Italia: Padania
Aquí también, diferencias de riquezas llevan a voluntades de independencia: la Lega Nord per l’indipendenza della Padania (Liga Norte para la independencia de la Padania) fue creada en 1989, para reclamar una independencia del norte del país, la Valle del Po, más rica; fue parte de los gobiernos de coalición de Silvio Berlusconi durante los años 2000, reclamando entonces la creación de un federalismo, especialmente fiscal.
Unión Europea: ¿cómo reaccionar?
Si aparece difícil dejar ciertas regiones potentes económicamente afuera de la Unión (Cataluña, Escocia, Flandes y Padania; la economía corsa es dependiente del turismo europeo), también sería complicado, por ejemplo para España, aceptar la entrada de Escocia en la Unión europea, si se enfrenta en el nivel interno a contestaciones: los países concernidos podrían difícilmente negar a sus poblaciones la independencia si la aceptan para otros países.
Parece imposible, jurídicamente, ingresar esos posibles nuevos países directamente en la Unión europea, los acuerdos siendo firmados por Estados de cuales ya no son parte. Olivier Bailly, portavoz de la Comisión europea, declaró en septiembre que esas regiones deberían someterse a todo el proceso normal de aceptación; frente a las reacciones, especialmente desde Cataluña y Escocia, dijo que la Comisión no podía especular sobre esos “casos hipotéticos”. La Unión europea se enfrenta entonces a un caso único.