La coalición de derecha que gobierna Chile reunía más votos en las elecciones municipales en todo el país, pero perdía varias comunas claves, entre ellas, las de Santiago y Providencia, cuando se llevaba computado el escrutinio de poco menos de 60% de los sufragios.
Carolina Tohá, del Partido Por la Democracia (PPD), integrante de la Concertación por la Democracia que gobernó el país entre 1990 y 2010, conquistaba la alcaldía de Santiago tras ocho años en manos de la derecha al imponerse a Pablo Zalaquett por 50,52 a 43,97 por ciento de los votos, según los primeros datos oficiales reproducidos por los diarios El Mercurio y La Nación.
Tohá fue diputada nacional, ministra vocera durante la presidencia de Michelle Bachelet (2006-10) y jefa de la campaña electoral para las últimas presidenciales, en las que el ex mandatario Eduardo Frei fue derrotado por el actual jefe del Estado, Sebastián Piñera.
En tanto, en Providencia -comuna que integra el conglomerado urbano de la capital-, Josefa Errázuriz desbancaba a Cristián Labbé, quien buscaba su quinto mandato, por 55,33 a 44,66 por ciento.
Errázuriz, una líder surgida de movimientos sociales y ciudadanos que encabezó una lista opositora de unidad, sostuvo que “han ganado la democracia y la ciudadanía”, y prometió “trabajar con mucha fuerza y alegría” para “cumplir con las 114 medidas” de su programa de gobierno.
Labbé, un ex coronel del Ejército que esta mañana fue insultado y escupido por manifestantes que no le perdonan su actuación en la última dictadura (1973-90), cuando fue agente de la hoy disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), reconoció su derrota electoral y sostuvo que habían ganado “la intolerancia y el odio”.
Cuando se había cumplido el escrutinio de 58,29 por ciento de los votos a alcalde, la coalición oficialista sumaba en todo el país 38,03 por ciento de los sufragios contra 30,4 por ciento de la Concertación, pero perdía el gobierno de ocho comunas importantes.
Además de Santiago y Providencia, el oficialismo estaba perdiendo Concepción, La Reina, Ñuñoa, Recoleta, Huechuraba e Independencia.
Los resultados eran esperados con expectativa pues son considerados claves para perfilar el escenario electoral para las presidenciales de 2013 y las encuestas previas no habían logrado dar señales demasiado claras, en parte por cierto desinterés ciudadano pero también por la dispersión de la oposición.
Las elecciones de hoy, en las que poco más de 13,4 millones de ciudadanos estuvieron habilitados para escoger a 345 alcaldes y 2.224 concejales, fueron consideradas históricas por haber sido las primeras en las que la inscripción en los padrones fue automática y no voluntaria, y el voto fue optativo y no obligatorio.
La combinación de esas circunstancias determinó que las encuestas y los analistas pronosticaran una tasa de abstención que, aunque hasta esta noche no había sido cuantificada oficialmente, será sin duda la más alta de la historia electoral chilena.
“Ha habido una menor afluencia de personas a las mesas de votación”, reconoció el director del Servicio Electoral, Juan Ignacio García, una hora antes de que se cerraran los comicios.
La agencia de noticias EFE reportó que, a diferencia de elecciones anteriores, no se registraron aglomeraciones en los centros de votación, ni siquiera en el estadio Nacional, de Santiago, donde se concentra la mayor cantidad de mesas.
Las imágenes de los canales de televisión mostraron en muchos casos a las autoridades de mesa charlando entre ellas, a la espera de que llegaran ciudadanos a votar, en una situación que había sido adelantada por las encuestas, que pronosticaban una abstención cercana a 40 por ciento.
Aparte del disturbio generado alrededor de Labbé, un grupo de jóvenes protagonizó otro incidente frente al estadio Nacional. “Aquí se mató, aquí se torturó”, cantaron ante el acceso al lugar donde miles de personas fueron detenidas y torturadas, y algunas de ellas asesinadas, durante la última dictadura.
Los manifestantes también se arrodillaron en silencio y con las manos detrás de la cabeza, imitando la posición que adoptaban los detenidos en el estadio, y se mantuvieron en esa posición durante una hora, consignó la agencia de noticias DPA.
En cambio, resultó sorprendente que el ex presidente Salvador Allende -quien se suicidó durante el golpe militar que lo derrocó, el 11 de septiembre de 1973- y otros 1.300 ciudadanos que murieron o desaparecieron durante la última dictadura aparecieran en los padrones, como denunciaron organizaciones humanitarias y también la senadora Isabel Allende, hija del ex mandatario.
Por otra parte, en todo el país se detuvo a alrededor de un centenar de personas por diversas infracciones electorales, tales como intentar votar en estado de ebriedad, negarse a ser autoridades de mesa, portar armas blancas y fotografiar boletas.