En la penúltima marcha de la Educación divisé a Eloísa González bajo a un gran lienzo que
decía YO NO PRESTO EL VOTO. Ahí estaba la pelirroja dirigente estudiantil dando entrevistas y
fundamentando su llamado a funar las elecciones municipales.
La verdad es que me simpatiza mucho la Eloísa. Y cada vez que escucho a algún “mayorcito”
sermoneando a la dirigente, enrostrándole sus antiguas luchas contra la dictadura, me recuerdan
cuando yo era joven y alguna tía de canas teñidas me hablaba de la Marcha de la Patria Joven o
mis abuelas me hablaban de Marmaduque Grove y su República Socialista.
A mis veinte años, aquellos hitos históricos me llegaban desde un remoto pasado, con tufillo a
naftalina y acompañado de melodías de los Bric a Brac reproducidas en esos artefactos de museo
que se llamaban PickUp. Mis gustos e intereses eran escuchar a Los Prisioneros, Sol y Lluvia o Soda
Estéreo en un “moderno” Walkman, mientras quemábamos los pagarés del crédito fiscal en las
míticas protestas en contra de Federici y Pinochet.
Algo similar debe ocurrirles a los sub 20 actuales. La palabra dictadura les debe llegar acompañada
de imágenes tipo fotografías Polaroid y a melodías reproducidas en esos raros artefactos llamados
cassettes.
Ahora bien, que simpatice con Eloísa no significa que comparta su postura, creo que el llamado a
la funa es equivocado aunque legítimo y por tanto no corresponde demonizarla, acusarla de ser
funcional a la derecha o motejarla de irresponsable.
Pues, ¿si no son los jóvenes quiénes cuestionen lo establecido?, entonces ¿quién lo hace?. Y en
ese cuestionamiento habrán aciertos y errores, ¿y qué es el aprendizaje sino la suma de aciertos y
errores?.
Mil veces prefiero ver a los jóvenes equivocándose en la funa de las elecciones, que verlos
equivocándose con el maldito chantaje de que hay que votar por la Concertación para evitar que
gane la derecha.
Grave equivocación de muchos viejos que durante 20 años han creído en ese falso dilema, pues
la Concertación no es otra cosa que una derecha disfrazada de centro izquierda, algo así como el
chilenísimo jurel tipo salmón.
Un solo ejemplo: en el “todos contra Zalaquett” hay un burdo truco de la Concertación. Ocultan
que tenemos a Zalaquett gracias a la idiotez de la propia Concertación. Hace cuatro años atrás,
la Concertación presentó como candidato a Jaime Ravinet. Sí, el mismo Ravinet involucrado
en tantas operaciones extrañas con las Inmobiliarias; el mismo Ravinet que trató de hippie
trasnochado a uno de los referentes ecologista como es Luis Mariano Rendón y el mismo Ravinet
que cuando Piñera es elegido Presidente, sale corriendo para terminar convertido en un ministrito
de la derecha. Obviamente, Ravinet fue derrotado por Zalaquett. ¿y ahora me vienen a decir
hay que votar por Carolina Tohá para que la derecha no siga?, el que se crea ese cuento se está
equivocando garrafalmente y es un error mucho más grave y condenable que el supuesto error
de Eloísa González. Pues, a diferencia de Eloísa, este condoro muchos viejos ya lo han cometido
demasiadas veces.
Y el ejemplo de Santiago es muy parecido al de Concepción, La Florida y tantas otras comunas que
sería una lata detallarlas.
Pero en Santiago, Concepción o La Florida y muchas otras comunas, también hay otros
referentes, hay otras alternativas al duopolio de la ConcertAlianza, que no salen en los medios de
comunicación pues son peligrosas para el establishment y han sido invisibilizadas o caricaturizadas
por la prensa oficial.
Están los independientes, aquellos luchadores sociales de base que no pertenecen a ningún
partido y que trabajosamente juntaron sus firmas para presentarse como candidato. Quizás la más
reconocida es la Candidata a Alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, quien – cual David contra
Goliat – intenta sacar de la Alcaldía al nefasto Labbé, ex oficial del ejército, ex miembro de la Dina
y ex torturador.
Está la lista del Partido Igualdad, aquel partido nacido en las luchas de los sin casa, allegados
y deudores habitaciones. Aquel partido encabezado por el joven Lautaro Guanca, quien
recientemente fue procesado e inhabilitado para ser candidato por defender a los pobladores. Los
miembros de Igualdad gritan en cada marcha IGUALDAD IGUALDAD, ¿DÓNDE ESTÁ ESA GUEÁ?!!
Para apoyarlos no será necesario pensar semejante frase, apenas abra el voto, en la letra A se
encontrará con los candidatos de Igualdad.
Pero también está la lista del Partido Humanista (en el que milito), aquel partido que dejó
el gobierno el año 1993 denunciando a la Concertación por abandonar sus principios
fundacionales. El Partido de Tomás Hirsch, quien el año 1999 – para su primera candidatura
presidencial – botó a la basura la Constitución pinochetista desatando la histeria de toda la clase
política, el mismo Tomás Hirsch que ya en ese año hablaba de educación pública gratuita y de
calidad siendo acusado de populista por todos los partidos de la Concertación. En este caso, para
apoyarlos deberás buscar con mucho cuidado pues su lista es la Lista G que – al igual que el mítico
punto G – cuesta encontrar pero si lo encuentras te cambia la vida.
Pero si recordar estos hechos de hace 20 años atrás me transforma en un abuelito para los jóvenes
(sub 20 o veinteañeros) también les recuerdo aquel mítico colectivo de fines de los 90 y comienzos
del 2000, el anarquista el Guachunei, cuyos adherentes gritaban furiosos SIN DIOS NI LEY AVANZA
EL GUACHUNEi , al tiempo que en cada muralla rayaban “ANULA CON LA TULA”.
Es que si la abstención es alta, sólo será materia de discusión y análisis de los (de)formadores de
opinión de siempre. Pero si los candidatos y partidos alternativos aumentan sustancialmente sus
votos y logran elegir alcaldes y concejales, se gatillaría un nuevo escenario político. Y, por último,
si en cada mesa aparecieran un porcentaje elevado de fálicas protestas entonces estaríamos en
presencia de un fenómeno político imposible de soslayar.
Por esto digo que Eloísa se equivoca en su legítimo (aunque justificado) llamado a funar las
elecciones, pero – insisto – me parece mucho más grave la equivocación de aquellos mayorcitos
que nuevamente caen en el falso chantaje de votar por la Concertación para que la derecha no
llegue al poder, en circunstancias que estos últimos veinte años ha quedado muy claro que la
derecha económica gobierna muy cómodamente a través de la propia Concertación.