[media-credit name=»Simplemente Somos Humanos» align=»alignnone» width=»397″][/media-credit]Los humanistas del mundo aspiramos -trabajamos para ello- a constituir en el planeta una unión de naciones donde converjan todas las culturas con sus particularidades y donde el elemento común sea el ser humano. Esa es la Nación Humana Universal a la que nos referimos en nuestros documentos y constituye el norte de nuestras acciones. Por cierto, distinguimos y contrastamos con indignación aquel gran objetivo de la llamada “globalización”, que no es otra cosa que un nuevo modelo del imperialismo de algunos países occidentales.
No nos importa que esta aspiración a la Nación Humana Universal sea calificada -lo ha sido- como “utopía”, una manera de degradar los nobles sueños de los que ven más allá de las limitadas circunstancias epocales. Generalmente, las críticas provienen de los analistas de “mentalidad práctica” que trabajan para algún sector del “poder globalizado”; de quienes se disfrazan de “amplios” pero son presos de dogmáticas “condiciones objetivas” o de quienes creen que hay un mérito en sufrir en esta vida para alcanzar la felicidad en “no-se-sabe-dónde”.
En tren de facilitar la comprensión hemos explicado innumerables veces que a la Nación Humana Universal no se llega por buena voluntad o por una súbita iluminación de sus dirigentes, sino que es un proceso que requiere una instancia intermedia -los bloques regionales- y una confluencia de pueblos y dirigentes.
Por otra parte, reiteradamente advertimos que ese transcurso no es una línea recta sino que tendría avances y retrocesos. En tal sentido el cierre del siglo 20 con el cese de las monedas locales para dar lugar a un valor común de intercambio e identificación -el Euro- fue un paso de consolidación. La Unión Europea, a pesar de las dificultades actuales es un caso de regionalización que ha logrado avances importantes. También está claro que sus problemas se deben a dirigentes políticos que han perdido el contacto con los pueblos y bailan como títeres de la banca en lo económico y de la OTAN en lo militar. Son los pueblos los que tendrán que restablecer este equilibrio; es la hora de los pueblos europeos.
En Sudamérica, desde los primeros años del siglo 21, se fortalece un bloque regional que -afortunadamente- concilia los anhelos de las mayorías populares con la acción de gobiernos progresistas que tienen claro que la soberanía política, la independencia económica y la justicia social de sus países dependen de la integración. Diversas asociaciones de carácter económico (MERCOSUR, ALBA, Pacto Andino, etc) y, sobre todo, políticos (UNASUR y CELAC) van en la dirección correcta de la integración en una Patria Grande. Este bloque practica un capitalismo distributivo y algunas formas de socialismo y, sobre todo, no participa de un brazo armado al servicio del imperialismo Estadounidense como la OTAN.
A pesar de las asimetrías entre la Unión Europea y Sudamérica la sola existencia de ambas realidades muestra que un paso, al menos, en la dirección correcta es posible
Desde la Internacional Humanista, creada en Florencia, Italia, en enero de 1989, el humanismo ha venido trabajando por la concreción de regionales que nos permitan adelantar un paso hacia la NHU En 2009, la organización de las agrupaciones políticas humanistas se hizo en equipos de base que confluyen en un Equipo de Coordinación Nacional por país. Esos partidos nacionales se agrupan a su vez en una Federación Internacional de Partidos Humanistas a cargo de un equipo de coordinación internacional integrado por representantes continentales y de países con miembros plenos.
En las líneas generales -los detalles se ajustan a las leyes de cada país- la re-estructuración de las orgánicas de los Partidos Humanistas han respetado la ideología humanista (Cartas a mis Amigos, Silo, 1993), los documentos fundacionales (Declaración de Principios, Bases de Acción Política, Tesis del Humanismo) y otros escritos de Silo sobre el Nuevo Humanismo y temas particulares. Igualmente se ratificaron todos los objetivos de fondo, como el que hemos mencionado hoy: el proceso de regionalización como paso hacia la Nación Humana Universal.
En una próxima nota comentaremos el encuentro informal entre miembros del ECI de Argentina, Chile y Paraguay en Santiago en el que nos ocupamos de muchos temas. Con criterio de realidad -sin necesidad de formalizar aparatos o denominaciones burocráticas- con el cuidado y amor con que hemos construido este partido, estamos trabajando para aportar.