López Obrador había montado un gabinete en paralelo al gobierno electo. Aquello pasó y ahora
ocurre lo mismo, habla de fraude, de compra de un millón de votos y que se recuente todo
por el ‘bien de la democracia’. Otra cosa que me sorprendía en los 90 al visitar el país era el
aumento constante de población, cada vez más y más millones… La ‘India de América’ diría algún
sociólogo. Y la incógnita persiste: ¿Cómo se gobierna – bien – un país de estas características?
Se supone que el domingo pasado triunfó en las elecciones presidenciales y regresa al poder el
Partido Revolucionario Institucional (PRI), después de dos sexenios que gobernara en PAN, la
llamada derecha.
La victoria, es más corta de lo que preveía el PRI y las encuestas, pues sólo ha tenido una
diferencia de 3,2 millones de votos, un 38,1% frente al 31,6% de su rival inmediato, el candidato
de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien no acepta estos resultados y exige volver
a contar todos los sufragios. El líder de la coalición Movimiento Progresista alega que estas
elecciones han estado “plagadas de irregularidades”, como la compra de votos con regalos
y descuentos en algunas cadenas de tiendas, que el PRI superó el gasto permitido por la ley
electoral y que su joven y telegénico candidato tuvo un exagerado trato de favor por parte de las
televisiones, el medio de información de la mayoría de la población.
Peña Nieto, el joven electo, en sus declaraciones públicas, sostiene que: “Decir que me puso la
televisión es faltarle el respeto a millones de votantes mexicanos”. Además, indica que el resultado
de las urnas es complejo, pues ninguna fuerza política obtuvo la mayoría en el Congreso, por lo
que supone un “escenario de oportunidad” para sacar adelante México mediante el consenso en
las reformas estructurales que se necesitan.
Los analistas exponen que lo que se recibe del presidente Felipe Calderón es un México en el
que se ha incrementado la pobreza, donde ha crecido la inseguridad, y sobre todo el miedo y
zozobra de la sociedad. Es un país con un deficiente desempeño económico, aunque con cierta
estabilidad macroeconómica y financiera, que da una plataforma para poder impulsar las reformas
estructurales que el país necesita; como en la educación, que será la que permita aumentar la
productividad y contar con una mayor formación de capital humano. Y sigue pendiente fomentar
la participación política y que las instituciones funciones sin sombras de sospechas, en un país
realmente democrático.
Así, lo destacado es que el tradicional PRI vuelve a la presidencia de México con un poder
limitado. Que López Obrador pone otra vez en duda la elección presidencial mexicana. Que
el priismo tendrá que negociar para aprobar sus iniciativas. Donde según Peña Nieto: “No hay
regreso al pasado” y “Espero de los demás partidos el respaldo a lo que México necesita”. Pero,
además, el movimiento #Yosoy132 rechaza el resultado electoral.
En este sentido, estos jóvenes aseguran que fue un proceso «viciado de origen» con suficientes irregularidades como para asegurar que no ha sido democrático, y no reconocen el resultado
electoral del domingo en el que se alzó con la victoria el PRI y su candidato. Así lo anuncian en
una asamblea interuniversitaria celebrada en la facultad de Ciencias de la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM) este miércoles cuyo comunicado final, leído por un portavoz,
fue aprobado por unanimidad. Aseguran que el proceso estuvo «viciado en origen» y presentó
suficientes irregularidades como para asegurar que no se trata de un proceso democrático.
«La jornada no se desarrolló en un ambiente de paz y legalidad y hubo prácticas profundamente
antidemocráticas, como la violencia de estado, la compra de votos, las encuestas amañadas,
la manipulación mediática y otras prácticas ilícitas que alteraron la práctica del voto libre e
informado». Aseguró el portavoz del movimiento #Yosoy132.
Pero las irregularidades no se limitan al día de la votación, ni sólo a la campaña electoral, se
trata, según el movimiento, de «un proceso fraguado hace varios años por los poderes fácticos
nacionales y extranjeros violatorios de la soberanía nacional que pretende garantizar reformas
estructurales de carácter neoliberal: la reforma laboral, la energética, de seguridad y fiscal, así
como de un sistema político de complicidades y prebendas que solo pretende legitimarse a través
de las elecciones».
La asamblea del movimiento #Yosoy132 se produce en un momento político especialmente
delicado después de que el líder de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, no haya
reconocido la victoria en las urnas del candidato del PRI y anunciara que impugnaría los resultados
ofrecidos por la autoridad electoral.
Por otra parte, las autoridades electorales informaron este miércoles de que se volverán a contar
los sufragios del 54,5 % ciento de las actas para la elección presidencial, aludiendo a varias
razones, incluyendo inconsistencias en las actas de votación o porque la diferencia entre el primer
y el segundo lugar es menor o igual al 1%. Estos son los motivos que contempla la ley y si se
recuentan esas casillas no necesariamente tiene que ver con la petición de López Obrador.
Ahora bien, a las 11.45 hs del país, con el 93% de esas casillas computadas los resultados no
cambian en lo sustancial lo conocido el pasado domingo: Peña Nieto obtiene el 38,36% de los
votos, López Obrador el 31,40% y la candidata del conservador PAN, Josefina Vázquez Mota, se
queda en el 25,45%.
De modo que este enorme país, el de mayor población, de lejos, de habla hispana, que limita con
los EEUU tiene los récords más contradictorios que puedan haber, la mayoría de la riqueza en
manos de pocas familias, el mayor sector de pobres posible, el aumento del delito, del narcotráfico,
de las influencias políticas y, en fin, muchas cosas por solucionar. ¿Podrá?
Observaciones
Hemos de ver aspectos como: La bancada del PRI y sus aliados, será menor a la que tiene
actualmente en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores no tendrán la mayoría
absoluta que tanto deseaban. El PAN pasó de segundo a tercer lugar en la cámara baja, y el PRD
y sus aliados casi duplicaron los resultados que tuvieron en la última elección legislativa. Nada
desdeñable.
Por su parte el movimiento #YoSoy132 influyó en el comportamiento de varios actores políticos
durante las campañas de forma inesperada, y transmite cotidianamente el interés que hay por
continuar. Es decir, al parecer la síntesis es que todos perdieron un poco, aunque algunos ganaron, y nadie perdió todo.
Claro que el descalabro mayor lo recibe el partido aún en el poder, ya que redujo su presencia en
casi todos los espacios de disputa política. Esto le obliga a una reconocer el desempeño del PAN
en el Gobierno, que ha estado a cargo los últimos doce años, tanto a nivel nacional como estatal
(en México hay Estados, no provincias o regiones).
En el caso de las izquierdas y en particular su candidato presidencial Andrés Manuel López
Obrador, han estado bien al elevar al debate público, durante la campaña y en estos últimos días,
donde varios temas que serán ineludibles en el futuro próximo: como el uso ilegal de recursos
públicos y privados en los procesos electorales, la calidad del periodismo (particularmente en
medios electrónicos) y la pluralidad de la cobertura noticiosa, la estructura del mercado de medios
de comunicación, y llama la atención sobre la falta de transparencia y/o conflictos de interés de las
casas encuestadoras, entre otros.
Así, la batalla política por venir tiene que concebirse de manera más creativa e inteligente. Hay
que solucionar el reclamo por el resultado y de la frustración electoral, en donde millones de
votantes se sienten perjudicados, para desplazarse al reclamo dirigido a cómo el sistema político
crea y mantiene a ciertos grupos de gente más poderosa que a otra, con instrumentos muy poco
democráticos. Solo con ello se podrán enfrentar y contrarrestar las peores y añejas prácticas
políticas del PRI y paradójicamente, con su regreso, desmontar sus elementos institucionales
más nocivos; que el PAN, no se atrevió a enfrentar a en doce años en el poder. O sea, mucho por
hacer, por construir, y por desmontar ¿Se podrá? ¿Se hará?