Amigos del Partido Humanista, Movimiento Humanista y El Mensaje de Silo salimos en un micro desde Buenos Aires hacia Jujuy para acompañar a la Tupac Amaru en su celebración del Inti Raymi, dispuestos a absorber la fuerza y la energía positiva que brinda el Tata Inti cada solsticio de invierno.
Comenzaron las celebraciones la noche del 20 de junio con hogueras, ofrendas, bailes y música en la plaza Tupac Amaru, donde despedimos el año y agradecimos todo lo bueno que pasó, desechando todas las cosas malas que sucedieron.
De esa plaza mítica en el barrio Alto Comedero, donde los compañeros de la organización tuvieron la misma visión: «Tupac Amaru bajo el árbol central como guía espiritual acompañando y aprobando las acciones que llevan adelante Milagro Sala y los compañeros tupaqueros», partimos en peregrinación hacia la réplica del templo de Kalasasaya para recibir allí los primeros rayos del sol del 21 de junio.
Toda la noche fue una fiesta, sin ninguna expresión de violencia. Hogueras, cuidadores de los fuegos turnándose para alimentarlos, comidas deliciosas y bebidas sin alcohol, bailes, grupos musicales, distintas expresiones de los niños de las diversas escuelas barriales de la Tupac y los Amautas de los pueblos originarios custodiando cada uno de los festejos.
El cielo estaba despejado, se podían ver todas las estrellas. Hacía frío pero los fuegos y la calidez de los amigos nos protegían.
Todos compartíamos las rondas, guaraníes, collas, aymaras, blancos de acá y de allá unidos en una misma celebración.
Una celebración que nace desde lo más profundo del ser humano, desde ese lugar en el que todos nos podemos encontrar.
Y así fue. Cuando los primeros rayos del sol se dejaron ver a través de las montañas en el horizonte, una conmoción general invadió a todos los presentes. Inmediatamente los Amautas nos guiaron para agradecer y recibir la luz y la fuerza del Tata Inti.
Miles de seres recibimos esa energía positiva con la certeza de que nos acompañará durante todo el año.
Agradecimos, agradecimos, agradecimos… La ceremonia del nuevo año continuó con la chaya a la Pacha Mama y a todos los presentes, seguía la música y la alegría se incrementaba.
Los humanistas sabíamos que Silo estaba presente, que nos estaba acompañando. Ninguno de nosotros dudaba que el Sol saldría, sabemos que siempre que está Silo sale el sol por más que haya llovido y esté nublado, y Silo estaba… Lo percibíamos, lo sentíamos, lo imaginábamos, lo veíamos, lo habíamos soñado.
Y el sol se hizo presente con toda su fuerza, luz y potencia como hacía más de 5 años no sucedía. Silo estaba acompañándonos, ya no había dudas.
Milagro Sala al concluir las ceremonias típicas de cada año desde hace más de 5000 años y antes del cierre de la celebración nos invitó a todos los humanistas al templo para realizar una de las ceremonias que nos dejó Silo en su Mensaje: La Ceremonia de Bienestar.
Entonces sucedió la complementación añorada desde siempre, las Ceremonias ancestrales y el Mensaje de Silo en una misma celebración acompañando las mejores aspiraciones del ser humano y potenciando los buenos deseos para toda la humanidad. Porque como me dijo un Yatiri en Bolivia días después: El Mensaje de Silo es esencial, no tiene época, es del ser humano y corresponde al origen.