**Riccardo, Amnesty, como de costumbre, está
trabajando en muchos planos; Obviamente uno de los temas candentes es el de
Siria; ¿Cual es el perfil que Amnesty intenta dar sobre esa situación?**
No hay un perfil específico sobre Siria, aplicamos tanto allí como en Kirguistán, en
Guantánamo u otras áreas de crisis nuestros estándares de investigación y de campañas
sobre violaciones a los derechos humanos: investigación sobre el terreno donde sea
posible, contacto con fuentes confiables, chequeos y cruces de información; pedidos
a los gobiernos influyentes y a los organismos internacionales y presentación de
propuestas concretas (entre éstas, como sabes, no está la solicitud de una intervención
militar); movilización de la sociedad civil sobre casos de violaciones de los derechos
humanos.
**A algunos sectores sociales y periodísticos, y también a nosotros, pareció que el
enfoque sobre el tema se ha tornado, en los últimos comunicados, un poco sesgado
en contra del régimen de Assad: en particular ha maravillado la posición a favor
del retiro de embajadores que suena como condena unilateral de Assad y su
Gobierno; generalmente se retiran a los embajadores antes de iniciar una guerra.
¿Esta percepción es correcta? ¿Y, si es así, que justifica esta posición?**
Estamos en un conflicto armado interno (digo esto desde un punto de vista jurídico,
dado que el término «guerra civil» no tiene ningún significado desde ese punto de
vista), en el cual hay una escalada de violaciones al derecho internacional humanitario.
Algunas de estas acciones, cometidas por las fuerzas del Gobierno, constituyen
crímenes contra la humanidad. Ante esto, la decisión de expulsar a los embajadores
es una señal de reacción y de asunción y atribución de responsabilidades por parte de
los gobiernos que la han tomado. A mí me preocupa más, como preludio a escenarios
peores, el retiro de los observadores de la ONU. Estamos investigando sobre las
acciones de la oposición armada. Hemos pedido al Gobierno sirio más información
sobre la lista de aproximadamente 2500 miembros de las fuerzas militares y de policía
cuyos asesinatos atribuyó a grupos armados de oposición. No respondió.
No estamos acostumbrados a escribir informes con la balanza. Escribimos sobre lo que
investigamos y las investigaciones no siempre ocurren al mismo tiempo.
Todavía estamos investigando sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas
por la oposición armada (matanzas ilegales y represalias contra civiles sospechados
de ser oficialistas). No hay ninguna razón por nuestra parte para callar o disminuir las
responsabilidades. Ni tampoco veo la necesidad de tener que disminuir de una lado y
aumentar del otro para poder llegar a decir que «son todos igualmente responsables,
50% uno y 50% el otro», un escenario visto demasiadas veces en otros lugares y una
gran excusa para no hacer nada.
**En Siria se está librando una guerra mediática y propagandística ¿Compartes ésta
afirmación, Amnesty la comparte? ¿Está preocupada?**
La comparto y me preocupa, porque como puedes imaginar todo esto polariza el debate
llegando hasta el punto, también en Italia, de deslegitimar el interlocutor. Acerca de
Amnesty International he leído muchas cosas inexactas, y utilizo una palabra suave.
Incluso la cuestión del supuesto equívoco sobre Zaynab al-Hosni, reconstruida en
modo muy impreciso en algunos sitios, se ha convertido en un pretexto para atacar a
mi organización. Que no es infalible, por cierto, que cuando comete un error lo admite
(recordarás el caso de presunto robo de incubadoras en Kuwait por parte del ejército
iraquí en 1990). Pero la afirmación de que Amnesty International está preparando el
terreno para una intervención militar a través de una investigación parcial hace parte, de
hecho, del escenario que describes y que imagino nos preocupa a ambos.
**Recientemente, el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung publicó un estudio que
atribuye la masacre de Houla a los rebeldes y no al régimen, como fuera difundido
ampliamente por los medios de medio mundo ¿Amnesty tiene noticias para
confirmar o refutar este estudio?**
Lo que puedo decirte es que la atribución de la matanza de Houla a las fuerzas y las
milicias del Gobierno nos fue informada por nuestras fuentes locales. En Houla fue
aplicado el modelo que hemos encontrado en otros ataques, como en las provincias de
Idlib y Alepo: asedio y ataque desde afuera con armas pesadas y, a continuación, la
incursión por tierra.
**»En guerra cada noticia es propaganda»: en este sentido creo que las grandes
ONG, como Amnesty, y los medios de prensa serios y no dedicados a la
propaganda, como Pressenza, deberían trabajar juntos para publicar y adoptar
posiciones sobre noticias ciertas y verificadas por múltiples fuentes independientes;
Amnesty tiene, por supuesto, una gran tradición en este sentido ¿Podrías explicar
el trabajo plurianual que AI ha realizado y realiza al respecto?**
Como escribí antes, nuestros estándares de investigación pretenden garantizar que
las informaciones que hacemos públicas estén por encima de toda contaminación de
propaganda y sean, repitiendo tus palabras, «ciertas y verificadas». Pienso en un «bluff»
de la guerra de Libia, sobre las dotaciones de «viagra» que habrían sido dadas a los
militares pro-Kadafi para llevar a cabo violaciones masivas sobre civiles en áreas en
rebelión. Ese lo descubrimos nosotros. No tengo ninguna duda que en un conflicto
armado interno, como el de Siria, la propaganda está presente y juega un papel negativo.
Así como sé que el vocabulario de lo derechos humanos, cuando lo utilizan sujetos no
creíbles, corre el riesgo de convertir en no creíble la acción de las organizaciones de derechos humanos y, como corolario, de atenuar la responsabilidad de quien realiza
las violaciones a los derechos humanos. ¿Qué hacer cuando, por ejemplo, el Gobierno
Saudí habla sobre la protección de los derechos humanos en Siria? ¿Qué hacer cuando
se denuncia la afluencia de armas rusas a Siria y se calla sobre aquellas occidentales
a Bahrein? ¿Dejar de hablar de ello? Prefiero remarcar la hipocresía de quienes se
apropian del lenguaje de los derechos humanos y eso es lo que seguimos haciendo.
Deberíamos intentar esto, sin estar del lado del Gobierno sirio o del lado de la oposición
armada.
**Desde varias partes, no sólo por parte del Gobierno de Assad, hemos recibido
informes de una masiva presencia de mercenarios del Magreb (a menudo
tunecinos) entre las fuerzas del llamado «ejército libre sirio» ¿Amnesty está en
condiciones de confirmar estos informes? ¿Actualmente se está llevando a cabo
una investigación?**
No podemos confirmarla ni negarla específicamente. Así como los rumores, que no
puedo confirmar, sobre que en algunos ataques contra la población civil se hable el
idioma farsi y que haya pasdaran iraníes en apoyo a las fuerzas del Gobierno. Creo que
en Siria y acerca de Siria hay muchos actores en juego, armas y fuerzas externas. Que
hayan pasado 15 meses así, dejando la situación gangrenarse, me temo que quedará
sobre la conciencia de muchas diplomacias.
**¿Amnistía ha logrado establecer contactos con la oposición no-violenta en Siria? Si
es así, ¿Cuales son sus posiciones, qué podemos hacer todos nosotros por ellos?**
Tenemos contactos con nuestras fuentes, que ciertamente no son del Fsa sino activistas
por los derechos humanos, abogados, defensores de los derechos humanos. Nos dicen
que su trabajo es cada vez más difícil, apretados en el conflicto armado interno.
Creo que una buena manera de ayudarlos es dar a conocer sus denuncias y trabajar para
que en Siria haya menos, y no más armas. El pedido de Amnesty International de un
embargo que comprenda todas las armas dirigidas al país va en esta dirección.
Me dirás que es tarde, pero te respondo que se corre el riesgo de que sea tarde no
haberlo tomado en cuenta después de 15 meses que lo hacemos.