Ayer, en una entrevista con la televisión rusa, el presidente Al Assad dejó claro que la ONU ignora la violencia de los «terroristas» y «soldados extranjeros», subrayó.
«Sólo hablan de la violencia del gobierno y no hay ni una palabra sobre los terroristas», se quejó el presidente sirio.
Por su parte, el portavoz de los observadores, Hassan Saklawi, solicitó hoy una mayor colaboración del gobierno y de la oposición para garantizar su libertad de movimiento, según comentó en Damasco a la agencia DPA.
Además, señaló que la integración de la misión de la ONU está casi completa, con 235 militares desarmados y 71 civiles sobre el terreno en estos momentos.
De todas maneras, hacia el viernes próximo a la noche se espera la llegada de efectivos adicionales, con lo cual se completará el total de 300 observadores militares -de 37 países- que en abril último decidió enviar el Consejo de Seguridad de la ONU.
Saklawi señaló que los observadores establecieron una sede fija en Damasco y también se instalaron en lugares como Idlib, Alepo, Homs o Hama y esperan asentarse en otros lugares.
Respecto al ataque sufrido en Idlib que dañó tres vehículos de la ONU, el portavoz señaló que por el momento los observadores no quieren ofrecer datos al respecto. «Esperamos que algo así no vuelva a repetirse», señaló.
Mientras tanto, la Coordinación de Comités Locales (CCL), importante grupo activista, amenazó con retirarse de la principal asociación opositora al gobierno, el Consejo Nacional Sirio (CNS), argumentando que el movimiento se apartó del espíritu que le dio origen, según destacó la agencia de noticias Europa Press.
Esta disidencia representa un fuerte golpe para la agrupación que enfrenta militarmente al gobierno sirio, una movida que si se concreta afectará el de por sí fuerte desafío político y organizativo que tiñe el intento del CRS de deponer al gobierno del presidente Al Assad.
Hoy la CCL emitió un comunicado acusando a la cúpula del CNS de hacer a un lado a algunos miembros y actuar en solitario en decisiones importantes, al tiempo que amenazó con suspender su membresía y luego retirarse por completo en caso de que sus preocupaciones no fuesen resueltas.