Cuando ya no cabemos más partimos a hacer un recorrido de protesta por el vecindario de los mayores bancos, corporaciones y medios de difusión. Vamos cantando y lanzando consignas con la fuerza de la coherencia y de la lucidez de quienes saben reconocer cuando están frente al sinsentido de la codicia, la crueldad y la falta de amor que hoy afecta al mundo. Pero vamos alegres y despiert@s. Las ocurrencias y la espontaneidad de la correntada parece alimentarse de si misma… Y la policía nos sigue el día entero, fijándose que no nos salgamos de la vereda, que no bloqueemos el paso, que crucemos la calle sin hacer un show de danza para los automovilistas parados frente a la luz roja…y cuando llegamos a algún edificio sensible, que no nos detengamos a incomodar a nadie. Otros que nos siguen todo el día son los medios de difusión, pero al final del día no ponen la celebración en las noticias porque no han comprendido lo que presenciaron. El movimiento Occupy Wall Street no es la norma, ni lo conocido y previsible. Los medios no saben que hacer con OWS, resignados como están al mundo jerárquico, lleno de escalas de comando y acostumbrados como están a tratar con lideres excluyentes y portavoces amaestrados. Estas son instantáneas de nuestro mal presente, del reino de lo secundario, donde lo más importante es evitar ver como vamos perdiendo nuestra humanidad. Y cuando la gente menos lo espera, comenzamos a cantar A –Anti-Anticapitalista! Pasa un señor de mediana edad amurrado, apurado, que nos grita Comunistas! Y seguimos caminando por las calles, cantando, bailando, repartiendo periódicos, volantes y botones a l@s neoyorkin@s y l@s turistas para que se acuerden. De algunas tiendas nos miran l@s vendedor@s, nos hacen senas y sonrisas de aliento por las vitrinas, pues tal como nosotr@s, son el 99%. Durante este día marchamos dos veces más y la última vez se nos unen los sindicatos y agrupaciones de emigrantes. Somos muchas decenas de miles y ahora tenemos que ir por la calle. Terminamos el día más abajo de Wall Street, en la punta sur de Manhattan donde se nos permite congregarnos para una Asamblea General multitudinaria. Poco antes de que finalice la asamblea parto a casa, agotada pero contenta de haber manifestado el sentir de mi corazón y el entender de mi mente en este día.
2º de mayo, 2012
Despierto y veo que hay mensajes en mi móvil. Leo que anoche ha llegado la policía y ha desalojado a la gente. Much@s han sido golpeados duramente y much@s han sido arrestados. Antes de entrar al trabajo paso por la corte penal donde usualmente llevan a l@s detenid@s. En la entrada hay un grupo de jóvenes de OWS esperando a l@s liberad@s. Comentan que tratándose de un lugar con poca iluminación y a esas horas desierto, no hubo testigos de lo que hizo la policía aparte de los afectados. Les pregunto que quieren que les lleve cuando salga a almorzar. Me dicen que necesitan vendas, cinta adhesiva y ungüento desinfectante. Al almuerzo llevo lo que se me ha pedido a est@s muchach@s querid@s que distan mucho de perder el humor y el amor.