Ante nuestra pregunta del porqué, después de la primera respuesta
de “es la ley”, nos manifiesta que no se pueden realizar acciones que entorpezcan la circulación de gente
por la vía pública, citando con tartamudeo el número de una ley. Luego de exponerle que nadie nunca,
después de un mes tocando en el mismo lugar, nos ha manifestado molestias, ni siquiera los carabineros
que frecuentemente transitan por el lado de nuestro estuche de guitarra recolector de propinas. Y después de
sugerirle que nos podíamos correr más atrás para no “entorpecer la vía pública”, el carabinero –con actitud
obtusa– nos manifiesta que nos cursará una citación al tribunal de policía local de Valparaíso.

A causa de nuestro continuo intento de dialogar con el funcionario, se presenta el carabinero de mayor
rango, el cabo 2º Arnoldo Fernández. Junto con él, comienzan a acercarse para darnos apoyo un periodista
que circulaba, un turista extranjero –que explica cuán distinto es en Europa la situación para los músicos en
la calle–, una señora que increpa al uniformado por la injusticia que se está cometiendo.
El mandamás, después de largo debate y de manifestarnos que sólo recibe órdenes, nos permite partir sin
cursarnos la infracción.
Sin embargo, después de movilizar nuestros instrumentos y equipos, mi pareja se acerca a ellos para tomar
sus nombres y el nombre de la comisaría responsable del vehículo.
Entonces, el carabinero, molesto por la situación, pide los documentos de ella para cursarle la infracción.
La respuesta de ella es “espera que iré a buscar a mi pareja que está más allá”, la tomaron a la fuerza, con
violencia, para meterla al vehículo policial.
Junto con el forcejeo que tuvimos con los policías para que no la detuvieran, comenzó a aglomerarse la
gente que pasaba y que salía de los bancos, apoyándonos e increpando a los funcionarios por el absurdo de
sus acciones.
Con lid de palabras logramos calmarlos y evitar la detención, sin embargo esto motivó al cabo 2º a
cursarnos finalmente la infracción.

El parte versa así: *…citado a comparecer al 2º juzgado de policía local de Valparaíso. El día 21-3-
2012 a las 9 hrs. Bajo apercibimiento de rebeldía. Infracción:* **Ejercer trabajo música libre sin permiso
municipal,** *art. 60 inc. 3 ley 18290…*

Mientras finalizábamos la contienda (que en total pudo durar unos 30 minutos o más) suena por la radio del
vehículo el informe de un “lanzazo” (hurto veloz) ocurrido en una calle aledaña.

Luego de esto fuimos entrevistados para el diario La Estrella de Valparaíso, una estudiante de derecho nos
ofrece ayuda legal, un pequeño niño nos entrega anotados los nombres de los carabineros y la patente del
furgón policial, y varias personas nos manifiestan su apoyo.

Hace dos semanas atrás, en Viña del Mar, un contrabajista y profesor de música llamado Felipe Huenuñir
fue multado por la misma razón, según informa [www.soychile.cl](www.soychile.cl)

Vivimos en un país en donde se ha planeado reducir en los colegios las horas dedicadas a la música,
después de haberlo hecho con la asignatura de historia, y donde claramente el Sistema y cada gobierno de turno no tiene ni ha tenido un proyecto cultural verdadero para el país, destacando sólo
grandes “espectáculos”, pan y circo que nos hace olvidarnos de las exigencias de un sistema injusto e
inhumano.

Haciendo eco de las movilizaciones sociales recientes que exigen justicia social, y sobre todo el gran
movimiento chileno por la educación, sentimos la urgente necesidad de cambio de mentalidad en un sistema
que considera el arte callejero una infracción; la manifestación libre, un acto de vandalismo.

Sobre todo, el poder manifestarse, dibujar nuestra cultura, decir nuestros poemas, llorar nuestras lagrimas,
reír a carcajadas sin miedo, decir lo que piensamos y sentimos.

Tocar en la calle, ligar oídos pasajeros, incluso intentar humanizar a un policía; bien vale la pena, bien vale
mi partes y mil citaciones al juzgado.

*Qué sería del mundo sin la música, qué sería de la vida sin música…*