Buscando responder a la pregunta A DÓNDE LLEGARÁ LA PRIMAVERA ÁRABE, se ha desarrollado en Madrid el I Foro por EL DESPERTAR DE LOS PUEBLOS DE LOS PAÍSES ÁRABES. Convocado por la federación humanista Convergencia de las Culturas, que supo poner el ámbito para que pudieran sentarse grupos distanciados durante un largo periodo de tiempo, este encuentro ha puesto la condición para el diálogo, en primer lugar, y para un posible proyecto conjunto a futuro.
Durante toda la jornada del 3 de diciembre, en el Centro Hispano-Marroquí de la capital española, se encontraron sirios, egipcios, palestinos, marroquíes, tunecinos, saharauis… y reconocieron los muchos aspectos que los unen.
Con este foro, se ha conseguido –que no es poco- poder dialogar; que unos apoyen las acciones de los otros, multiplicando así su influencia; y todos han terminado proponiendo otro foro, que podría ser de dos o tres días, en el cual participen personas que viven en otros puntos del estado español, por una parte, y la posibilidad de que se desarrollen foros paralelos, conectados al mismo tiempo por internet, en los países de origen; de tal modo que estos espacios vayan teniendo su influencia sobre las ‘revoluciones’ que necesariamente habrán de darse en cada país.
Respecto al análisis de la llamada ‘primavera árabe’, los puntos de vista expresados eran variopintos. Mientras que algunos planteaban que lo ocurrido en cada país es diferente, otros apoyaban la idea de que era una onda que se había extendido exigiendo democracia. No faltaba quien comentaba que –en el fondo- era lo mismo que estaba ocurriendo en Europa, era el sistema que no funcionaba. En cualquier caso, todos coincidían que lo que se buscaba no era reproducir el modelo occidental/capitalista, ya que no había funcionado y era el modelo de los opresores, sino generar un nuevo modelo.
Al final del día, predominaba la opinión de que si no cambiaba el planeta entero, no se podría cambiar la situación en cada país y “… una necesidad común: sentir que lo que le pase al otro me está pasando a mí, sea el otro marroquí, saharaui, egipcio o sirio… Es la causa humana al fin.., estoy defendiendo a mi hermano, hay que sentir que soy humano y cualquier persona que está al frente de mí es mi hermano, mi hermano es mi espejo”.
La jornada se cerró con una puesta en común de las resoluciones conjuntas, dejando armado un ámbito de trabajo a futuro. Y el broche final –como no podía ser de otro modo- lo puso la poesía, la música y la danza de distintos países.
La comida, preparada por mujeres sirias, permitió el acercamiento también por esta vía además de recaudar dinero para la población de Homs, en Siria.
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