*“Nos encontramos entonces frente a la tiranía del dinero. Una tiranía que no es abstracta porque tiene nombre, representantes, ejecutores y modos de proceder bien definidos.”* Así decía en el lejano 1993 el Documento del Movimiento Humanista. Lo que en ese momento solo pocos intuían hoy está a la vista de todos.
Italia era un país en crisis: afirmación dificilmente rebatible en este momento. Pero de qué crisis estamos hablando? Decía, en Agosto, Guillermo Sullings, economista humanista y Presidente del Partito Humanista Internacional *“la crisis que se ha sido puesta de moda por los medios del momento, orquestada y dirigida por los intereses multinacionales”*.
Como se puede declarar en crisis un país el 4 de Agosto, con las fábricas cerradas y los bancos en vacaciones? *“Pero estaba la terrible deuda externa!”* diríamos los bien informados. Sì, la que todos los gobiernos italianos han acarreado durante veinte años sin que nadie les dijese nada.
Así una rueda de informaciones manipuladas, de movidas mediáticas y de ataques especulativos produjo la caída del Gobierno de Berlusconi y su reemplazo por el gobierno *“técnico”* de Monti, nombrado el día antes senador de por vida. El gobierno que se formado más rápidamente en la historia de la República Italiana.
Citamos algunos detalles significativos da la biografía de Monti disponible en it.wikipedia:
En el 2010 se convirtió en el presidente europeo de la Comisión Trilateral, un grupo de interés de orientación neoliberal fundado por David Rockefeller y miembro del comité directivo del Grupo Bilderberg .Entre el 2005 y el 2011 fue el consultor internacional para Goldman Sachs y …fue también consultor de la Coca Cola. Para la crónica el Grupo Bildenberg es un grupo de potentes que se reune anualmente y de quienes se sospecha la voluntad de dirigir los destinos de la humanidad; hace reuniones anuales cuyos componentes se conocen pero no los temas tratados.
Esta precisión biográfica permite explicar algunas cosas objetivamente curiosas: Monti es nombrado senador y luego enviado a formar un gobierno por el presidente Napolitano, hombre político de origen comunista; su gobierno es apollado de forma practicamente incondicional por el partido de Berlusconi (derecha) pero también por el principal partido de oposición (el Partido Democrático, de orientación socialdemócrata) y también por el *“Terzo Polo”* (de orientación de centro); no cabe duda que recibiría el apoyo de la Presidente de la Confindustria, la Señora Marcegaglia y que logre volver a compactar pese a que todos los sindicatos de cualquier color estaban en su contra.
Y qué ha hecho de extraordinario este gobierno, a parte de repetir de modo sospechoso la palabra “equidad” cada 5 minutos?
Ha vuelto a colocar el impuesto sobre la primera propiedad habitacional; ha aumentado los impuestos de la bencina; ha atrasado lo más posible la edad de jubilación de la gente; ha creado nuevos impuestos para varios temas.
Un número impresionante de organismos, personas, asociaciones ha hecho llegar sus propuestas alternativas para ingresar los millones de euros necesarios (según ellos) para “sanear el presupuesto fiscal” pero la idea de recortar los gastos militares o de no hacer el carísimo e inútil puente sobre el estrecho de Messina o el supercontaminador tunel de alta velocidad entre Torino y Lione no ha tenido ninguna continuidad; ni siquiera ha sido posible generar un impuesto patrimonial para los más ricos.
Obviamente ninguno de estos temas forma parte de la ideología neoliberal de Monti y su compañero de escuela Draghi que, después de pocas semanas a la cabeza de la BCE (el Banco Europeo) ha pensad prestar, sin ninguna garantía sobre el uso de este capital, algunos cientos de millones de euros a los bancos italianos al módico interés del 1%: un simpático regalo de Navidad.
Ahora los institutos de estadística compiten en averiguar en cuánto está más pobre el italiano medio; pero mientras ellos trabajan el italiano medio se da cuenta solo cuánto más pobre está y cómo le ha caído del cielo no la solución a sus problemas sino la auténtica dictadura del dinero y del poder económico especulativo.
Efectivametne porque, si de verdad hubiese crisis, no se detienen las obras inútiles y caras, tal como haría cualquier jefe de familia razonable? Qué hace el ejército italiano con los F-35, cazabombarderos de ataque?
Para comprerlos necesita perdir un préstamo a los bancos y los bancos lucran con estos grandes préstamos al Estado o a las empresas que trabjan para el sector público.
Y si todo va bien, los bancos prestan el dinero a un interés del 7% pero a ellos nosotros se lo prestamos al 1% y cada vez que es necesario lo pone el Banco Europeo.
Pero, incluso con un cierto descorazonamiento comprensible, los italianos se están dando cuenta cada vez más del engaño a que son sometidos, así como les resulta cada vez más evidente la dictadura del dinero. Y en el vacío semitotal de la vieja política, están buscando nuevas formas de respuesta y de organización.