Lo más lamentable es que se exponen diariamente a los vaivenes y azares de la economía, sin protección y asistencia. Una eventual pérdida de empleo o una grave enfermedad podría empeorar drásticamente la calidad de vida de esa “clase media” transformándola en “clase pobre”. Y el que no me cree que demuestre lo contrario.

Para entender qué es la “clase media” y su situación financiera es necesario comprender que la permanente transformación social, económica y cultural nos va configurando nuevos paradigmas sociales que deben ser estudiados cada década. Por esta razón, la “clase media” de los 80’ no es la misma que la de hoy en día. La primera “clase media”, aparece a fines del siglo XIX. Era un grupo de funcionarios públicos que migraron del campo a la ciudad, posicionándose entre la oligarquía y los sectores populares. Este sector siguió en expansión a medida que creció el Estado.

En la actualidad, por convención, la “clase media” se puede entender por una combinación de variables de consumo, patrimonio y educación. Son familias con acceso a la educación, que pueden ingresar a la universidad y que reciben cerca de $500.000 pesos al mes. Estos consideran a la educación el eje primordial de su movilidad social y buscan que sus hijos repitan la experiencia.

El  crecimiento sostenido del ingreso per cápita y el aumento del nivel educacional han creado un nuevo tipo de consumidor de esta “clase media”, más educado y exigente, con mayor disponibilidad para gastar en productos no básicos. Su búsqueda no está en el lujo, sino en el disfrute. El modelo neoliberal se aprovecha de esta “clase media” – y de las “más bajas”- para que se endeuden, paguen altos intereses, y que ojalá las personas no pueda pagar para que deban para toda la vida o, en su defecto, que le rematen algún bien. Así es, y así se financia este sistema.

En la actualidad, existe una sobre oferta de profesionales con el surgimiento de muchas universidades “callampas” de baja calidad y exigencia, las cuales son controladas como empresas. A mayor demanda, menor oferta. Y como ahora hay tantos profesionales, los sueldos son más bajos. El problema no es que existan cada vez más profesionales, sino que el sistema económico no da a vasto para otorgar trabajo a todos ellos, o que ellos mismos surjan de manera independiente. Asimismo son formados para cumplir labores cada vez menos críticas y pensantes, cómodas para el modelo.

Los empleos son desmotivantes y generan profesionales frustrados, quienes deben cargar con una gran deuda en sus espaldas. El sistema neoliberal, un modelo violento e inhumano, atrapa y consume al sujeto. ¿La principal víctima? La “clase media”. Una “clase media” triste, que cree tenerlo todo, pero que desconoce que puede perderlo todo de forma muy fácil.

Sin embargo, creo que hoy en día no podemos definir qué es exactamente la “clase media”. El presidente de nuestro país, empresario, mezcla entre especulador y emprendedor dice ser de la “clase media”. Un periodista de las “Últimas Noticias” que gana $500.000 mensual, también dice ser de “clase media”. Y un vendedor de verduras de la Vega Central que gana $650.000 también dice ser de la “clase media”. Entonces, ahora ¿todo Chile se siente parte de la “clase media”? ¿Al parecer es un ideal y un fin último de desarrollo personal?

Considero que en Chile hay sólo dos clases sociales, con varias subdivisiones por dentro, las cuales no las definiré acá. Por un lado, los grandes dueños del país (empresarios) que nacieron en familias que controlan el poder político y económico. Y por el otro, todo el resto de la población. Una ciudadanía frágil y descontenta, con un mercado laboral restringido, que día a día lucha por no caer al abismo para mantenerse en pie con muchas heridas y luces de esperanzas. La “clase media” sin comillas no existe.