Por primera vez Reporteros sin Fronteras crea una lista de los diez
lugares más peligrosos del mundo para la prensa. Diez ciudades,
barrios, plazas, provincias o regiones en los que en 2011 los
periodistas y los netciudadanos estuvieron particularmente expuestos a
la violencia; diez lugares donde la libertad de informar fue burlada.
De manera general, el balance fue pesado para la libertad de prensa en
2011. La Primavera Árabe estuvo en el corazón de las noticias. De un
total de 66 casos de periodistas asesinados desde enero de 2011, 20 de
ellos se registraron en Oriente Medio (una cifra que se duplicó
respecto a 2010). Un número casi igual de casos se registró en América
Latina, región muy expuesta a la violencia y la inseguridad. Por
segundo año consecutivo, Paquistán se distingue como el país más
mortífero del mundo para los periodistas: 10 de ellos murieron, la
mayoría asesinados. China, Irán y Eritrea continúan siendo las
prisiones más grandes del mundo para la prensa.
La Primavera Árabe y los movimientos de protesta que en ocasiones
inspiró en otras partes del mundo (Sudán, Azerbaiyán), así como las
protestas populares en varios países como Grecia, Bielorrusia, Uganda,
Chile e incluso Estados Unidos (Occupy Wall Street), son la causa de
la espectacular explosión del número de arrestos e interpelaciones
(1.044 en el año 2011 frente a 535 en 2010). Los bloqueos físicos al
trabajo informativo (breves privaciones de la libertad,
interpelaciones, citatorios) fueron especialmente numerosos y dan
cuenta en muchos casos de los esfuerzos emprendidos por los gobiernos
para asfixiar la información que los debilita.
Las agresiones a periodistas aumentaron 43% y los arrestos de
netciudadanos –en la primera línea como medio de información y de
movilización en las calles de países sometidos al silencio mediático–,
31%. Este incremento constituye otra fuerte tendencia del año 2011, en
un contexto rico en protestas populares. Cinco netciudadanos fueron
asesinados en 2011, tres de ellos en México.
De la Plaza Tahrir en El Cairo o la ciudad de Kuzhdar en Beluchistán
(Paquistán), a la ciudad de Mogadiscio y las zonas metropolitanas de
Filipinas, el año 2011 ilustra más que nunca los riesgos de ejercer el
oficio de periodista en un periodo de inestabilidad política. El
peligro estuvo muy presente en las calles en 2011, con frecuencia
durante las manifestaciones que dieron lugar a violentos
enfrentamientos con las fuerzas del orden o que degeneraron en
conflictos. Los diez lugares enumerados por Reporteros sin Fronteras
marcan situaciones extremas de censura de la prensa y de violencia
perpetrada contra aquellos que trabajan por una información libre e
independiente.
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(La clasificación aparece por orden alfabético de acuerdo al país)
Manama, en Bahréin
Manama, la capital de Bahréin, fue teatro de manifestaciones
prodemocráticas donde los periodistas extranjeros fueron reprimidos,
algunos de ellos amenazados, incluso agredidos, al igual que sus
contactos locales, con el fin de evitar todo eco mediático
internacional. Los corresponsales bahreiníes, en especial los
fotógrafos, fueron encarcelados durante algunas horas o por varias
semanas. Se llevaron a cabo numerosos procesos ante tribunales
militares, antes de se levantara el estado de emergencia impuesto el
15 de marzo. Tras varios meses de manifestaciones, se restableció el
orden al precio de una represión sistemática. Algunos blogueros aún se
encuentran en prisión, condenados por tribunales de excepción, sin que
su expediente haya sido reexaminado por jurisdicciones civiles.
Bahréin es ejemplo de una censura de la información lograda con la
complicidad de la comunidad internacional, que ha permanecido en
silencio. El director de un diario y un netciudadano lo pagaron con su
vida.
Abiyán, en Costa de Marfil
Abobo, Adjamé, Plateau, Koumassi, Cocody, Yopougon… todos estos
barrios de Abiyán fueron, en un momento u otro del primer semestre de
2011, zonas de muy alto riesgo para la prensa. Los cordones
policiales, las interpelaciones violentas y las agresiones a
periodistas se multiplicaron: la sede de la televisión nacional RTI
fue bombardeada; a finales de febrero un colaborador de los medios de
comunicación fue asesinado a golpes de machete y de porra; más tarde,
en mayo, el conductor de un programa de radio de Yopougon fue
ejecutado por las Fuerzas Republicanas de Costa de Marfil (FRCI). La
crisis poselectoral y después la guerra abierta que se libraba en los
campos de Gbagbo y Ouattara tuvieron consecuencias dramáticas en lo
que respecta a la seguridad de los periodistas. Durante la batalla de
Abiyán, a inicios de abril, se volvió imposible todo desplazamiento de
un profesional de la información en la capital económica de Costa de
Marfil.
Plaza Tahrir (El Cairo), en Egipto
Plaza emblemática de la rebelión árabe, la Plaza Tahrir acogió desde
finales de enero las manifestaciones prodemocráticas que obligaron a
Hosni Mubarak a partir el 20 de febrero de 2011. Medios de
comunicación del mundo entero fueron a cubrir allí los
acontecimientos. La primera semana de febrero de 2011 se vivió en ella
una increíble cantidad de actos de violencia, marcados por ataques
sistemáticos a los periodistas extranjeros. Del 2 al 5 de febrero se
emprendió una verdadera campaña de odio contra la prensa
internacional; se contabilizaron más de 200 exacciones. Los
periodistas locales también fueron víctimas de ella. Seis meses más
tarde, del 19 al 28 de noviembre de 2011, el escenario fue similar
durante la represión de las nuevas manifestaciones que pedían la
partida del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), antes de
que se realizaran las elecciones parlamentarias; después, durante el
fin de semana del 17 y 18 de diciembre.
Misrata, en Libia
Territorio de los rebeldes tras la liberación de Bengasi, punto
estratégico para la toma de Trípoli, Misrata fue teatro de muy duros
combates entre los rebeldes y el ejército, que asedió la ciudad y la
aisló del resto del mundo, en particular la calle Trípoli, donde se
concentraron esencialmente las luchas. La batalla de Misrata ilustra
los riesgos que corren los periodistas en las zonas de conflicto.
Cinco periodistas murieron en Libia en 2011; dos de ellos en Misrata,
sometida a un bloqueo de la información durante numerosas semanas.
Estado de Veracruz, México
Estado del Golfo de México dominado durante mucho tiempo por el
llamado Cártel del Golfo, en el estado de Veracruz confluyen varios
tipos de comercios criminales, que van del narcotráfico al contrabando
de gasolina. En 2011 Veracruz se convirtió en el nuevo epicentro de la
ofensiva federal contra los cárteles; tres periodistas fueron
asesinados allí en el año 2011. Una decena de periodistas debió optar
por el exilio frente a la falta de acción, incluso la complicidad de
las autoridades en una situación cada vez más alarmante para la
libertad de informar.
Khuzdar, en Paquistán
Los numerosos asesinatos y las amenazas contra periodistas en el
distrito de Khuzdar, ilustran la extrema inseguridad que reina en todo
Beluchistán. Los medios de comunicación de esta provincia del sudoeste
de Paquistán se encuentran entre el fuego cruzado de grupos armados
separatistas y de las fuerzas de seguridad. El asesinato de Javed
Naseer Rind, ex secretario de redacción del Daily Tawar, es el ejemplo
más reciente de ello. El cuerpo del periodista fue encontrado el 5 de
noviembre de 2011, cerca de tres meses después de su desaparición. A
finales del mes de noviembre un grupo de militantes de la Musallah
Defa Army publicó una lista de nombres (hit-list) de periodistas, que
anunció serían sus próximas víctimas.
Las zonas metropolitanas de Manila, Cebu y Cagayan de Oro, en las
islas de Luzón y Mindanao, en Filipinas
En estas tres zonas urbanas se concentra la mayor parte de los
asesinatos y los actos de violencia contra periodistas registrados en
Filipinas. Los grupos paramilitares y las milicias privadas, que se
encuentran entre los “Predadores de la Libertad de Prensa en 2011”,
son los autores de ellos. El gobierno, que asumió el poder en julio de
2010, aún no ha sabido responder a esta situación de forma eficaz.
Como consecuencia, estos grupos gozan de una total impunidad,
favorecida por la corrupción, los nexos que mantienen algunos
políticos con las redes mafiosas y por una justicia que no posee
suficiente independencia.
Mogadiscio, en Somalia
Mogadiscio es una capital mortífera. Víctimas de atentados con bomba,
alcanzados por balas perdidas o deliberadamente tomados como blanco
por los milicianos hostiles al trabajo de los medios de comunicación,
los periodistas trabajan en condiciones de seguridad espantosas. Pese
al retiro de los insurgentes islamistas de Al-Shabaab, la persistencia
de los combates vuelve extremadamente peligrosa la cobertura
informativa en este país. Tres periodistas somalíes murieron en
agosto, octubre y diciembre, respectivamente, en Mogadiscio. Otro, de
nacionalidad malasia, murió tras recibir una bala en los pulmones
cuando seguía en auto a una organización humanitaria en una de sus
misiones.
Deraa, Homs y Damasco, en Siria
Deraa, Homs, epicentros de la protesta contra Bachar el Assad,
sometidos a un verdadero bloqueo, al igual que Damasco, fueron
particularmente peligrosos para la prensa en 2011. El silencio
mediático impuesto por la dictadura es total: expulsiones de
corresponsales extranjeros, negación de visados… Las raras imágenes
sobre las manifestaciones prodemocráticas que comenzaron a circular en
marzo de 2011 fueron difundidas por ciudadanos que arriesgaron su
vida. Detenciones relámpago, secuestros, palizas y torturas forman
parte de la vida cotidiana de los sirios que transmiten imágenes e
información sobre la represión. Los mukhabarat, servicios de
inteligencia, los shabihas, milicias, y su ciberejército, han sido el
brazo armado del régimen para ubicar y reprimir a los periodistas. Las
agresiones han sido cotidianas. Numerosos blogueros y periodistas
huyeron del país. Unos treinta periodistas aún se encontrarían
detenidos.
Plaza del Cambio (Sanaa), en Yemen
Fue en la Plaza del Cambio, en Sanaa, donde tuvo lugar la protesta
contra el presidente Ali Abdallah Saleh. Fue en esta plaza donde se
produjo una gran parte de las exacciones cometidas contra los
periodistas. La cobertura de las concentraciones, en las que los
enfrentamientos con las fuerzas de seguridad fueron numerosos y
sangrientos, representó grandes riesgos para la prensa, que fue
directamente tomada como blanco por un poder decidido a reprimir el
movimiento a favor de cambios democráticos y a amordazar la
información. Dos periodistas lo pagaron con su vida cuando cubrían
estas concentraciones. Los baltajiyas, milicias del poder,
emprendieron verdaderas expediciones punitivas. Ataques físicos, daño
de equipos, secuestros, confiscaciones y destrucción de periódicos,
asaltos a oficinas de medios de comunicación, ilustran una política
sistemática de violencia contra los profesionales de los medios de comunicaciòn.