Aunque en escenarios geográficos diferentes ya sean en Asia, Europa o América del Norte, las protestas exigen empleos y justicia, según expresó Al Sharpton, un reverendo estadounidense participante en las demostraciones en este capital, que son secundadas en los 50 estados del país.

El movimiento que comenzó en el distrito financiero de Nueva York tiene hoy también el apoyo de los que se oponen a los planes de austeridad en países acosados por la crisis financiera en Europa.

Aunque para algunos es demasiado pronto, hay quienes anticipan que esta acción mundial puede ser la chispa que enfrente décadas de políticas neoliberales de desregulación, recortes tributarios y reducciones en los servicios públicos.

Esto refleja una indignación generalizada en cuanto a que la economía solamente funciona para muy pocos, sostiene Robert Borosage, directivo de Campaign for America’s Future, un centro progresista con sede en Washington.

Según algunos analistas los lemas de las protestas, «A los bancos los rescataron, a nosotros nos vendieron» y «Nosotros somos el 99 por ciento», reflejan el rechazo a las actuales políticas del sistema.

El gobierno del presidente Barack Obama destinó 787 mil millones de dólares a los principales bancos del país como asistencia tras la crisis financiera de 2008, mientras los sectores sociales más afectados no recibieron prácticamente nada para salir de una crisis que no crearon.

La brecha aumentó tanto en Estados Unidos que se compara con la polarización que existió hace casi un siglo, antes de la llamada Gran Depresión.

Según las estadísticas del Institute for Policy Studies, con sede en Washington, el uno por ciento, los ricos, controlan 33,8 por ciento de la riqueza del país y 50,9 por ciento de las acciones, bonos y fondos mutuos de la nación.

Los ingresos de las familias de clase media cayeron un promedio de 49,4 dólares el año pasado, en relación a los 53,2 de 2000, para acentuar la crisis, plantean estimados de la Oficina del Censo de Estados Unidos.

Por otra parte, entre los que van a las protestas hay muchos que integran el ejército de desempleados. Solo en Estados Unidos hay 14 millones registrados de manera oficial, sin contar los que desistieron.

El hecho que se sumen cada día más personas y que la policía los reprima es alarmante para algunos, incluso para quienes dudan que estas acciones puedan cambiar el curso en Estados Unidos.