Libia era el país más pobre del norte de África. Gadhafi cortó lazos con occidente y comenzó la transformación del país afectando principalmente a los intereses de los EE.UU. y el Reino Unido.

La transformación social más importante fue la cohesión de las 150 tribus independientes bajo su liderazgo; siendo un joven coronel de 27 años los jefes le confirieron la máxima autoridad. Era el único al que aceptaban por encima de sus propios liderazgos sin menoscabo de sus particularidades.

Los cambios políticos llegaron en 1973, aunque ya en 1969 se había establecido una constitución que sigue vigente. Tras la publicación del Libro Verde, donde expuso su ideario, estableció mecanismos de participación popular en el Congreso General del Pueblo, que en 1977 mutó su nombre por el de Gran Jamahiriya Árabe Popular y Socialista. Jamahiriya significa gobierno de las masas orientado por un líder con facultades de dictador, al que acompaña el Comité General del Pueblo integrado por 22 secretarios y un secretario general que actúa como primer Ministro. El primer ministro o Jefe de Gobierno era I-Baghdadi Ali al-Mahmudi y en 2011 estaban previstas elecciones legislativas.

Demonizado por los EE.UU. al chocar con sus intereses hegemónicos, el gobierno de Libia se personalizó en Gadhafi y se le acusó de ser un dictador, apoyar al terrorismo internacional y financiar diversos crímenes. En 1986, Ronald Reegan ordenó el bloqueo de Libia y el 15 de abril, el bombardeo de las dos ciudades principales, Trípoli y Benghazi en el que murió Hana, hija del Jefe del estado y 60 civiles más.

Desde entonces la relación de Libia con occidente fue sinuosa. Gadhafi dio señales de paz en 2003 aceptando desmontar su arsenal e interrumpir su programa nuclear y reconoció la responsabilidad de su gobierno en el ataque terrorista contra un avión de Pan Am en el que murieron 270 personas. También se hizo cargo de las millonarias indemnizaciones que fijaron los familiares de las víctimas, lo que sería una constante: todas las acusaciones de terrorismo o apoyo a grupos armados que causaron daños en diversos países fueron aceptadas por Libia, quien pagó las indemnizaciones que le fijaron. Recordemos a modo de ejemplo: además del citado caso de Pan Am, la guerrilla en Sierra Leona; el atentado a la discoteca “La Belle”…

Las relaciones diplomáticas mejoraron, al menos aparentemente. Pero a comienzos de este siglo, las maniobras de la CIA se habían centrado en fomentar la rivalidad entre las distintas tribus que integraban el gobierno usando distintos argumentos como la preferencia de Gadhafi por los beduinos. Simultáneamente, desde Reegan, la prensa occidental había comenzado a nombrar como “dictador” al Jefe del Estado

En julio de 1997 el Reino Unido reanudó las relaciones diplomáticas con Libia y en 1999, los países miembros de la Unión Europea suspendieron las medidas restrictivas. En 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el levantamiento formal de las sanciones impuestas a Libia en 1992. Ese mismo año, 2003 José María Aznar visitó Libia para hacer negocios. Un año más tarde es Tony Blair quien se entrevista con Gadhafi y logra un contrato para la petrolera inglesa Shell. En 2004 Gerhard Schroeder, llegó a Libia en visita oficial y Alemania se convierte, desde entonces, en el segundo socio comercial.

En 2006 EE. UU. quitó a Libia de la lista de países que apoyan el terrorismo. En 2007 se produjo el caso del contagio con el virus del Sida a 438 niños libios por parte de enfermeras y un médico de nacionalidad búlgara. Gadhafi dio señales de buena voluntad y conmutó la pena de muerte dictada por el Alto Consejo de Justicia a prisión perpetua. El gobierno búlgaro solicitó la extradición y Libia cedió a instancias de la mujer de Sarkozi. A finales de ese año, Gadhafi visitó Francia y fue recibió con los honores que corresponden a un presidente europeo. Siguió luego a España donde tuvo contacto con el jefe del gobierno. Al año siguiente, en agosto de 2008, el premier italiano Silvio Berlusconi visitó Libia para firmar un acuerdo de indemnización por la ocupación colonial de Libia por parte de Italia entre 1912 y 1943. También restituyó la “Venus de Cyrene”, una estatua sin cabeza que se habían llevado arqueólogos italianos en 1913. También en 2008 la secretaria de Estado de EE. UU., Condoleeza Rice, llegó a Trípoli y el dos meses más tarde, el 23 de diciembre fue el turno del rey de España Juan Carlos I. Todos inclinaban su cabeza ante las riquezas de Libia y perdonaban los crímenes que le imputaban a cambio de dinero.

En 2009 pidió a los jefes tribales y notables del país, que integran el Alto Mando Social, que su segundo hijo Saif El Islam Gadhafi fuera designado en su reemplazo para ocuparse de la presidencia de la Unión Africana. La medida fue aceptada formalmente pero abonó el campo a las maniobras de la CIA para enemistar a algunos jefes tribales contra el líder que los había cohesionado en 1969. Esta situación fue el preludio del levantamiento militar que tendría lugar en 2011.

Paradójicamente, el 15 de diciembre de 2009, Human Rights Watch informó que Libia había mostrado progresos en la situación de los derechos humanos y la ubicó en el puesto 61 entre los países que violan derechos humanos. Mejor que muchos países occidentales y que los servicios de inteligencia de las grandes potencias.

El 17 de febrero de este año 2011 se produjeron levantamientos populares que fueron reprimidos por el gobierno libio. Para algunos analistas era un contagio de los levantamientos en Túnez y Egipto en búsqueda de una democracia al estilo occidental. Según estos, la represión fue feroz, llegando a hablarse de ataques con aviones sobre la población pero no se mostraron fotografías u otras pruebas de esta acción. Para otros, el levantamiento existió pero fue inmediatamente utilizado por agentes extranjeros para producir un golpe militar. Desde luego, al contrario de lo ocurrido en los otros levantamientos populares que fueron pacíficosy civiles, una fracción de las Fuerzas Armadas se levantó en la zona oriental -petrolera- y desencadenó una confrontación civil. Rápidamente -el 17 de marzo- la insurgencia obtuvo el apoyo militar de las potencias de la OTAN. La guerra cobró otra dimensión y aún no ha terminado, aunque los insurgentes y la OTAN declaren formalmente su fin con la muerte del controvertido Muammar Gadhafi.

*Publicado en el blog: www.luisammann.com.ar