La convocatoria era que unas *’20.000 personas ocupando la zona por varios meses’* pero
no ha ocurrido, solo acude un millar aproximado, lo que para observadores críticos es un
fracaso. Pero, claro, algo así no se puede de una vez, los más optimistas dicen que será
de a poco, como ocurrió en otras partes (aludiendo a la *‘primavera árabe’* o a Sol del 15-
M, que empezaron sólo 50 activistas). Lo ha sido abrumadora fue la presencia policial
para *‘proteger la zona’*, en términos de policías y sus vehículos presentes. Aquí no se andan
con chiquitas a la hora de refrenar a la gente. De modo que acampar en la calles no ha sido
posible, se lo ha hecho en dos parques cercanos.
Se interpreta que el *‘despertar de los estadounidenses progresistas va poco a poco’* pero
cuando lo haga crecerá como *‘la chispa en la pradera’*, rápidamente. Un observador explica
que en Estados Unidos las cosas son distintas, empieza de a poco pero cuando las cosas
crecen, crecen. Sobretodo si se piensa que en la ciudad, suerte de capital mundial, ya hay
medio millón de pobres; es decir, ciudadanos sin trabajo, sin casa, sin cobertura médica,
con y sin recibir el wellfare,- subsidio mínimo -, cosa que va en aumento y así lo harán las
protestas.
El disgusto es por los abusos financieros a la población y la indulgencia con el mundo
financiero (nos recuerdan que la ingente inyección pasada de fondos estatales a la banca
no ha servido de mucho y para nada a la población), por eso el grito general es *’estamos
hartos’*, y reconocen que habrá que ver cómo conseguir transformar la protesta en cambios
reales. Este domingo muchos dormirán en los alrededores de Wall Street, porque entienden
que hace falta que alguien empiece para que otros se suman y sigan. Ya se habla en varias
asambleas organizadas, en este caso por la tarde en el parque Zucotti, de la necesidad
de cambio; donde pacíficamente y en pequeños grupos, como ocurrió en Sol, se intenta
visualizar un futuro. Pero en la vecina Broadway (la calle ancha), una treintena de coches
y furgonetas con múltiples agentes (como amparando entre otras cosas el célebre toro
de Wall Street – que ¿de dónde vendrá?-), se encargan de advertirles que su misión
es *‘proteger el presente’*…
El reclamo es muy amplio, algunas de las demandas de la iniciativa estadounidense son:
*‘La regulación de los mercados financieros, la limitación de su influencia en la vida política,
la creación de una Banca Pública y un reparto equitativo y justo de la riqueza’*, dado que
consideran que *»ya llegó la hora de luchar contra Wall Street y la Gomorra financiera de
América»*.
Al mismo tiempo, en el resto del mundo son varias las ciudades en las que se hacen
concentraciones de protesta frente a sus respectivas sedes bursátiles en clara señal de
apoyo a la protesta neoyorquina, amen de San Francisco y Los Ángeles. Tales como Madrid, Barcelona, Valencia, o Las Palmas, en España, y en Toronto, Atenas, Berlín,
Frankfurt, Lisboa, Milán y Tel-Aviv. Además, se realizaron también conexiones en directo
entre el resto de las ciudades que participaron de la inédita jornada, lo que supuso *»un hito
en la lucha social internacional»*, según decía un comunicado difundido a través de las redes
sociales.
Sin duda el desafío está expuesto: cómo seguir a escala multitudinaria esta iniciativa que
intenta transformar el estado actual de cosas, en el que se siente perjudicada seriamente la
mayor parte de la ciudadanía mundial. Es decir, aquí y ahora está pasando algo: cuando
la gente común se moviliza (y los gobernantes responden desproporcionadamente con
sus servicios de seguridad) las cosas no quedaran igual, ni mucho menos. Ya no se trata
solamente de padecer las situaciones impuestas, sino que cabe revelarse. Algo que da
esperanza y llena de satisfacción.