Y son cerca del
millar los integrantes del movimiento de protesta neoyorquino (unos 200 que duermen allí, más
los que se suman durante el día), y el lunes pasado sintieron que sus voces se multiplicaban por
medio del intelectual y activista profesor Noam Chomsky, quien les envió una carta abierta de
apoyo celebrando su iniciativa *»honorable y valiente»*. Además el cineasta Michael Moore, ahora
con la promoción de su autobiografía, visitó a los activistas por la tarde en el parque Zuccotti,
(plaza de la Libertad para los afines al movimiento). Fue recibido con sorpresa y la alegría; les
animó y manifestó su admiración *»por haber tomado la iniciativa ante los estragos que los bancos
han hecho con este país»* y les pide *»que no desesperen»* porque *»dentro de 100 años la gente
recordará que vinieron a esta plaza y empezaron este movimiento»*.

Posteriormente, aprovechando la invitación a un programa de gran audiencia en CNN, menciona
el mensaje principal de estos jóvenes cuya protesta ha estado tapada por el silencio de los medios
masivos de difusión, en especial de la prensa del país hasta el pasado sábado, cuando unas cien
personas fueron arrestadas y localmente ya se habló de ellos, pudiendo aclarar que: *»Estamos en
contra de la avaricia y de ese 1% que se queda con 9 pedazos de pizza mientras el 99% tiene que
pelear por la última ración. […] 46 millones de personas viviendo en la pobreza en Estados Unidos.
Eso es un crimen absoluto. ¿Dónde está la rabia? ¿Dónde está la sublevación? Está empezando,
está ahí abajo, en Wall Street. Alguien tenía que empezar a hacer algo y eso es lo que estos
jóvenes están haciendo. Y se va a extender por todo el país»*.

Es lo que quieren los activistas neoyorquinos, que han conseguido que su iniciativa llegara el
fin de semana a ciudades como Boston o Chicago, aunque en números reducidos, a veces
sin superar el centenar. En este contexto, los reproches que se hacen contra los activistas es
que sean pocos y su mensaje aun no es claro. The New York Times les critica duramente el
pasado domingo en un artículo llamándolo un *»movimiento fracturado y etéreo»*, y su causa
es *»virtualmente imposible de determinar”*, además, les criticaba por utilizar computadoras de una
marca determinada muy cotizada en bolsa (aquí todo se mide por eso). The Wall Street Journal
les criticaba que no basta usar Twitter para empezar una revolución y desaprueban que pretenda
compararse la plaza Zuccotti con la plaza Tahrir de El Cairo. Pero claro, a estos medios se les ve
el plumero al proteger y defender el establishment, que aunque en crisis, es de ellos y no quieren
mayores cismas que no controlen, así que mejor parar todo esto, antes de que se expanda. Según
sus intereses. Obvio.

Otras voces explican que es un movimiento nuevo, incipiente, y se va construyendo poco a poco.
Las propuestas concretas van a llegar, pero es importante entender que aquí no hay líderes y se
va decidiendo todo entre todos. Saben que se necesitan mensajes concisos y directos, pero poco
a poco los van a dar, pero primero se han de pensar y discutir. Y sin duda el debate surgido en la
plaza es fantástico. Aseguran.

Lo cierto es que diez días después de comenzada la protesta, la presencia en la plaza de la
Libertad tenia mejor aspecto que hace cuatro días atrás; además, reciben refuerzos después de
los sonados arrestos del fin de semana. Han dispuesto dos mesas informativas para los visitantes,
y cuentan con portavoces que explican como funciona el campamento a los recién llegados; hay
también una biblioteca, pantalla de cine, zona de alimentación con diversos responsables, lugares
para dormir, farmacia, en fin, de todo… Las donaciones llegan de todo el mundo, ya cuentan
con más de 20.000 dólares sólo para alimentarse. Todo un récord inédito para estos activismos.

Recuérdese que los anteriores vistos en EEUU eran por guerras fuera de su territorio o por el
armamentismo nuclear, pero ahora es por el palo que recibe su propia población.

No faltan quien adhiere pero destaca unas carencias, porque es obvio que faltan los latinos y
los negros, y el grueso de la clase obrera. Reconocen que hay que apoyar este movimiento,
encontrando la manera de que se unan los trabajadores y las comunidades deprimidas.

Al respecto, algo muy importantes podría suceder pronto, durante la protesta nacional que
organizan los empleados de correos por la amenaza de despidos que se asoma sobre 120.000
de ellos. El US Postal Service, que depende del gobierno, se encuentra al borde de la quiebra y el
sindicato que agrupa a sus trabajadores, uno de los mayores del país, ha invitado a los activistas
de Occupy Wall Street a unirse a la protesta y a que den lectura a un comunicado para divulgar
sus objetivos.

Pero si hay algo que sorprende notablemente, es que pareciera que el mayor aliado de los
activistas es la empresa inmobiliaria propietaria del parque Zuccotti, la Brookfield Properties,
que como declara un portavoz de la policía neoyorquina *»el propietario no nos ha pedido que les
echemos. Por eso siguen ahí»*. Crease o no, en el país líder de la propiedad privada.

**Visitas destacadas**

La actriz Susan Sarandon, visita al Occupy Wall Street.
Podría decirse que los indignados, que ocupan el centro financiero, siguen sumando apoyos.
Como es el caso de la actriz Susan Sarandon que visita las protestas del #occupywallstreet, que
llama la atención sobre la necesidad de regular los mercados financieros y limitar su influencia
sobre la vida política.
*“Esto es genial, las cosas nunca cambian desde arriba, sólo se cambian desde abajo»*, asegura la
actriz. Los manifestantes agradecen el *»apoyo mediático»* de Sarandon, que reciben con agrado su
visita y comparten sus reflexiones.
La actriz estadounidense no es extraña en las protestas sociales, cuya trayectoria de activista es
ampliamente conocida. Pequeños hechos que suman relevancia a esta protesta singular en el
corazón financiero de la (por ahora) superpotencia estadounidense.