Participaron en la inauguración la secretaria de estado para la Energía, Colette Ruhamya, y los representantes de la empresa estadounidense ‘Contourglobal’, titular del proyecto, que goza del apoyo financiero del Banco Mundial.
Con este proyecto, el gobierno pretende incrementar la provisión de energía a la población, concentrada sobre todo en zonas rurales. Sin embargo, ya ha nacido un debate sobre la futura distribución de la energía producida: hasta este momento la capital Kigali absorbe el 80% de la capacidades energéticas del país, a pesar de contar sólo con un décimo de la población del total (unos 11 millones de habitantes).
Otro punto de discusión es la posición geográfica de las reservas de metano: el Lago Kivu marca el límite natural entre “el país de las mil colinas” y su vecina, la República Democrática del Congo, que invadió durante la guerra y con la que mantiene relaciones por lo menos espinosas. A pesar de que el presidente congoleño Joseph Kabila mantiene buenas relaciones con su colega ruandés Paul Kagame, la población de las provincias congoleñas de Kivu del Norte y Kivu del Sur denuncian las continuas ingerencias e incursiones de ruandeses en su territorio. Existiría un acuerdo entre Kinshasa y Kigali para la explotación del gas del Lago Kivu y el Congo podría comenzar la explotación del precioso metano en el 2013.
Pero las preocupaciones no surgen sólo de razones económicas y políticas: varios expertos y científicos han puesto en guardia sobre la extracción de hidrocarburos del Lago Kivu. Si una fuga hiciera legar el gas a la superficie, el efecto sería similar al de una botella de cerveza agitada, explicó el profesor George Kling, de la Universidad de Michigan. Podrían resultar intoxicados muchos de los cerca de dos millones de habitantes de alrededor del lago. Y los riesgos no se deben sólo a eventuales fallas de funcionamiento de de la planta de extracción, ya que la zona cuenta con varios volcanes activos que producen frecuentes movimientos telúricos.