Durante esta jornada se quiso recordar a los jóvenes chilenos que *»desde la tierra de Emiliano Zapata y Francisco Villa, desde la universidad rebelde que continúa siendo pública y gratuita gracias a que los estudiantes del año 1999 detuvieron su privatización, se los abraza, se los reconoce dignos, indignados, entendiendo como dice Silvio Rodríguez, que “si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo»*.
Daniela Ramírez da testimonio respecto de su estadía en México: *»En realidad me vine a la UNAM en Ciudad de México por varias razones: llevaba tres años trabajando (soy profesora de filosofía) en Chile y la verdad estaba un poco cansada del sistema y el ritmo de vida que llevaba (me encanta dar clases, pero el gremio de los profesores es algo ingrato con los colegas jóvenes). Quería, como loca, estudiar un postgrado. La idea de que un magíster sea tan caro en Chile no me atraía para nada, y a la vez había recibido muchos comentarios de parte de mis profes de licenciatura respecto de la UNAM: lo atrayente que resulta su diversidad, su sentido latinoamericanista, etc. En esos momentos pensaba que el arancel de la UNAM era más económico que el de las universidades chilenas, pero luego me enteré que no había que pagar absolutamente nada, y que incluso podía postular a la beca Conacyt México que me podía ayudar con mis gastos de renta, alimentación, libros, etc.
Y pues, aquí estoy. Ya llevo tres años y medio aquí. Vine a hacer mi maestría y este año comencé el doctorado»*.
La solidaridad con el movimiento por una educación gratuita y de calidad en Chile empieza a hacerse explícita en muchas universidades del mundo.