¿Cómo puede uno ver a sus propios ciudadanos, que están demostrando su ira en la única manera en que van a ser escuchados, y no tener la decencia de tratar de entenderlos? Imagine que usted, en su hogar, utilice esta técnica de *»contraataque»* con sus hijos cada vez que ellos tengan una rabieta. Antes de que usted lo sepa, será encarcelado, y perderá custodia de sus hijos. ¿Por qué no se debe tratar de esta misma manera las personas que se consideran políticos, pero que en realidad, son más que suertes de versiones modernas de emperadores?
El análisis popular de los problemas de Inglaterra es que las pandillas de jóvenes están causando disturbios en la ciudad. Y por supuesto, estos jóvenes en su mayoría son Musulmanes, Turcos e inmigrantes. Un perfecto perfil para el crimen!
También dicen que estas pandillas obtuvieron ayuda de la Internet y otros grupos extremistas. Que pensamiento tan profundo! El señor Cameron no gastó un minuto para tratar de entender los desafíos que enfrentan estas comunidades.
Estos jóvenes representan los residuos del actual sistema económico – con trabajos temporarios y sin significado, mal pagados, trabajando demasiado y viviendo en los barrios más pobres, que casi no tienen ninguna planificación urbana. Encima de todo esto, estos jóvenes tienen que lidiar con contradicciones entre sus familias y valores culturales, y el nuevo mundo en el que viven, pero el cual realmente no quiere tener nada que ver con ellos!
El descontento entre la juventud es extenso. En el 9 de Agosto, 100,000 estudiantes protestaron en Santiago, Chile, por el acceso inadecuado a una educación de calidad. En España y en el resto de Europa, *»los indignados»* han ocupado plazas de muchas ciudades durante más de un mes. Y por supuesto, tenemos que recordar lo que sucedió y sigue pasando en Egipto y en el resto del Medio Oriente.
La mayoría de estos jóvenes no tienen a dónde ir. No se identifican con los valores y dirección de la sociedad violenta y no demócrata en la que viven. Tenemos que entender que para la mayoría de la gente, el status quo no puede continuar por mucho más tiempo. La fuerza del futuro esta dando un paso adelante, desafiando el presente irracional. Tenemos que apoyar a los jóvenes en sus aspiraciones. No tenemos mucho que perder, pero sí mucho que ganar. Tal vez la revolución de la que todo el mundo estaba hablando y aspirando está justo afuera de nuestra puerta. Tal vez el contraataque- contra la pobreza, las guerras y la discriminación – está finalmente en marcha.
Artículo traducido por Andrea Suarez