Luego que ayer el arresto de Rebekah Brooks, mano derecha de Rupert Murdoch, además de la renuncia del jefe máximo de la Policía Metropolitana londinense, sir Paul Stephenson, remecieran la investigación, la dimisión del sub jefe policial, John Yates, amenazó hoy con llevar el escándalo hasta niveles impensados.
Yates, que tuvo una pobre comparecencia parlamentaria la semana pasada en la que admitió que tardó ocho horas en decidir que *»no valía la pena seguir investigando»*, se resistía a abjurar, pero no tuvo otro camino luego que Stephenson lo hiciera ayer, presionado por sus vinculos con implicados en el caso.
La noticia de la dimisión de Yates se conoció poco antes de que comparezca ante el Parlamento la ministra del Interior, Theresa May, quien deberá explicar a los Comunes la crisis de Scotland Yard y sus vínculos con el periódico *»News of The World»*, que tras 168 años cerró producto del escándalo.
May, en línea con la postura oficial, aseguró que Stephenson tomó una decisión *»honorable»* al dimitir de su puesto, y agregó que *»aún hay serios aspecto a esclarecerse»* sobre el escándalo de las escuchas y expresar su *»preocupación»* por los vínculos entre Scotland Yard y Wallis, un antiguo alto cargo del News of the World que el jueves pasado fue arrestado por el escándalo.
Ayer, el caso había sumado nuevos ribetes con el arresto de Rebekah Brooks, mano derecha del magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch, poco después de presentarse en una comisaría londinense donde fue notificada que sería detenida como sospechosa de interceptar comunicaciones y de corrupción.
Sin embargo, pocas horas después, la renuncia de Stephenson -tras publicarse que un periodista de *»News of the World»* pagó una costosa estancia en un balneario exclusivo- dejaron claro que los límites del escándalo político y financiero aún pueden deparar grandes sopresas.
Brooks, que fue liberada anoche tras 12 horas de arresto e interrogatorios, comparecerá mañana junto a Murdoch, y el hijo de éste, James, en la Cámara de los Comunes, informó la agencia DPA.
En medio de crecientes críticas opositoras, el primer ministro David Cameron propuso para este miércoles realizar una sesión extraordinaria del Parlamento *»para que yo pueda hacer una declaración, informar a la Cámara sobre la parte final de esta investigación judicial y responder a cualquier pregunta que surja hoy o mañana»*, señaló.
La sesión modifica los planes los parlamentarios, que tenían previsto disfrutar de seis semanas de vacaciones a partir de mañana, mientras el propio Cameron debió achicar su gira por Africa de cinco a dos días, agobiado por los reclamos de la oposición.
El líder laborista Ed Miliband, acusó hoy al premier de estar *»paralizado»* por sus antiguas decisiones. Cameron, exigió, tiene que responder a *»preguntas difíciles»*.
Entre ellas -prosiguió- decir si en sus reuniones con Rebekah Brooks se habló de la compra de la cadena BSkyB, una adquisición que fue congelada por Murdoch debido al escándalo.
Murdoch es un magnate que gobierna el conglomerado de medios de comunicación más grande del mundo. De origen australiano y nacionalizado estadounidense, es el principal accionista de News Corporation, que integra los periódicos The Sun, The Times y The Wall Street Journal, además de cadenas vía satélite Sky y Fox, grandes aliadas de los conservadores estadounidenses.