En una comuna de poco más de 300 habitantes llamada Lucio V. López está ubicado el Parque de Estudio y Reflexión Carcarañá. Más exactamente en el kilómetro 35, de la ruta 34, a la vera del río Carcarañá, en pleno litoral santafesino. Allí se dieron cita el pasado 8 de mayo más de 600 peregrinos siloístas. En su mayoría provenientes de Rosario y de la ciudad de Buenos Aires. Pero también chilenos, uruguayos, brasileros fueron parte del festejo. Y unos cuantos llegados de la provincia de Buenos Aires, de Córdoba, de la ciudad de Santa Fe, de Entre Ríos, quienes le dieron vida a la octava Sala de meditación que se concreta en los más de 30 Parques de Estudio y Reflexión del mundo inspirados en la enseñanza de Silo.
Pasadas las 12, Silvia Gómez dio inicio a la jornada: “Gracias Silo por guiarnos, por inspirarnos y por estar presente en nuestros corazones. Este día para nosotros es muy especial. Hoy aquí, como en otros Parques de Estudio y Reflexión, rememoramos un año más de aquel histórico 4 de mayo de 1969 en que Silo lanzó su Mensaje en un acto público en Punta de Vacas, a los pies del Aconcagua.”
Recordó que se trataba de la Celebración por el Día del Testimonio y que “El Parque Carcarañá es un Testimonio de alegría y convicción”. Silvia hizo énfasis en que las obras se concretaron gracias al trabajo sostenido, voluntario y desinteresado de “muchos amigos, que en estos dos años han hecho posible que se concreten las construcciones que hoy podemos disfrutar”. La tarde fresca, pero reconfortante, estalló en aplausos que transmitían ese entusiasmo de un conjunto humano unido en una sintonía compartida.
Luego, se escucharon las palabras de Silo con motivo de la inauguración de la Sala del Parque La Reja, la primera del mundo, habilitada el 7 de mayo de 2005: “En algún momento del día o de la noche, aspira una bocanada de aire e imagina que llevas ese aire a tu corazón. Entonces, pide con fuerza por ti y por tus seres más queridos. Pide con fuerza para alejarte de todo aquello que te trae contradicción; pide porque tu vida tenga unidad. No destines mucho tiempo a esta breve oración, a este breve pedido, porque bastará con que interrumpas un instante lo que va sucediendo en tu vida para que en el contacto con tu interior se despejen tus sentimientos y tus ideas.”
A esa pequeña práctica el guía inspirador del Humanismo y de El Mensaje de Silo la dio en llamar “el regalo”. Alrededor de la nueva sala, todos realizaron la “oración”, emocionados también, dado que se trata de la primera celebración del Dia del Testimonio luego de la partida de su Maestro, el pasado 16 de septiembre.
Con una ceremonia de Oficio que llevaron adelante Hugo Novotny y Laura Greber, se habilitó la nueva Sala de Meditación.
Previamente, se escucharon algunos testimonios de asistentes que compartieron sus experiencias significativas asociadas al Parque Carcarañá.
Stands de La Comunidad para el Desarrollo Humano, del Partido Humanista, del Centro Mundial de Estudios Humanistas ofrecían libros y publicaciones de esas organizaciones inspiradas en el pensamiento humanista.
Pasadas las 16, luego de un almuerzo compartido, se realizó una ceremonia de pedidos y agradecimiento, y una ceremonia de Bienestar. Se compartieron estos espacios de experiencia donde se pidió por la salud de los seres queridos, por la finalización de las obras, y los voluntarios que ayudaron a levantar las edificaciones dieron su testimonio de la experiencia en los más de tres meses de trabajo.
Para finalizar, se compartió una experiencia musical en la Sala, a cargo del músico Jorge Milchberg que ofreció cinco composiciones que acompañaron la despejada tarde de domingo.
En el Parque ahora queda por finalizar las obras del Centro de Estudios, un espacio que contará con una biblioteca con numerosas publicaciones, donde se realizarán investigaciones. Y en poco tiempo quedará concretada la estela, donde estarán los nombres de quienes aportaron voluntariamente para poder realizar las obras.
Cuando caía el sol, el Parque comenzó a pintarse con ese rojo intenso de un atardecer otoñal, mientras los cientos de humanistas y siloístas volvían a sus lugares con la alegría de contar un nuevo “faro de inpiración para la humanidad”.