Por Ivone Sámano y Adriana Alonso, de Mundo sin Guerras
Es la primera vez en muchísimo tiempo que una causa común y digna une a gran parte del pueblo mexicano y esta vez es la Paz con Justicia y Dignidad, como hicieron llamar a la multitudinaria Marcha organizada en México el 8 de mayo pasado, en contra de la violencia intolerable que se vive, desde que el gobierno federal de Felipe Calderón comenzó la “Guerra contra el Narcotráfico”. Una guerra que ha arrojado más de 40 mil muertos de los cuales, se calcula que más de 22 mil, eran personas que no tenían absolutamente nada que ver, inocentes, en su mayoría jóvenes, lo que el Presidente llama “Daños colaterales”. Uno de estos jóvenes- Juan Francisco Sicilia, hijo del poeta, periodista y gandhiano, Javier Sicilia- fue torturado y asesinado junto con varios de sus amigos. Y esta fue la gota que derramó el vaso.
*»Estamos aquí para decirnos y decirles que este dolor del alma en los cuerpos no lo convertiremos en odio ni en más violencia, sino en una palanca que nos ayude a restaurar el amor, la paz, la justicia, la dignidad y la balbuciente democracia que estamos perdiendo…»* declaró Sicilia en su discurso, quien también adhirió y apoyó en su momento, a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia organizada en 2009-2010 por Mundo sin Guerras y sin Violencia.
Emulando la marcha de la sal de Gandhi, la también llamada Marcha del Silencio, encabezada por Sicilia, marchó durante 4 días, partió del estado de Morelos recorriendo 90 kms. para llegar a la Ciudad de México, junto a contingentes provenientes de varios estados de la República Mexicana, incluyendo el contingente del Estado de Oaxaca que atravesó la llamada “ruta de la muerte” o ruta del migrante, también se realizaron manifestaciones en 38 ciudades de México y en 26 países del mundo, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en forma silenciosa y no-violenta, unos 25.000 Zapatistas marcharon este sábado 7 de Mayo en apoyo a dicha marcha.
Si bien México se distingue por ser un país en su mayoría de jóvenes, la situación de la juventud es alarmante, pues el acceso a una vida digna con educación, alimentación, trabajo, cultura, etc., se encuentra negada para la mayor parte de esta generación.
Para ellos, los sociólogos del neoliberalismo mexicano, no solo han creado la etiqueta discriminatoria de “ninis”, porque ni estudian ni trabajan- sino que también han creado su propuesta de solución: que se enfilen en las listas del ejército. Propuesta absurda que pone en evidencia su enfoque violento.
Por ello, el discurso y la propuesta de Sicilia al finalizar la marcha en el zócalo de la Ciudad de México, priorizó a los jóvenes, a los vivos y a los muertos, exigiendo: *“atención de emergencia a la juventud y acciones efectivas para la recuperación del tejido social, porque la seguridad ciudadana no se resolverá con armas y violencia sino con una política económica y social que genere oportunidades reales de educación, salud, cultura y empleo para jóvenes, porque son las y los principales víctimas de esta estrategia de guerra”.* Incluyó además, la necesidad de recuperación del carácter público de la educación y el incremento inmediato de los recursos educativos, al menos en la misma proporción a los destinados a las Fuerzas Armadas y corporaciones de seguridad pública, así como el aumento de recursos para proyectos culturales, deportivos, productivos y sociales realizados por los propios jóvenes y sus organizaciones, como acciones de reconstrucción del tejido social en barrios, comunidades y unidades habitacionales.
Por supuesto, el llamado Pacto Nacional al que convocó está marcha incluyó también la exigencia de esclarecimiento de *“los asesinatos, las desapariciones, los secuestros, las fosas clandestinas, la trata de personas y todos los delitos que han agraviado a la sociedad, mediante procesos transparentes y efectivos de investigación, procuración y administración de justicia. Como señal de la capacidad de funcionamiento del Estado, una resolución pública, que presente en un máximo de tres meses, a los autores intelectuales y materiales de alguno de los casos emblemáticos que han agraviado a la sociedad.”*
Poner fin a la estrategia militarista asumiendo una nueva estrategia de seguridad ciudadana con enfoque de Derechos Humanos, que evite la participación del ejército en tareas policiales y avance un modelo de seguridad alternativo que recupere las experiencias comunitarias, autogestivas y la participación ciudadana en las colonias, barrios y unidades habitacionales, fue otra de las propuestas del Pacto.
Finalmente, el Pacto también abordó, entre otras exigencias, el imperativo de establecer una democracia participativa y representativa, la democratización de los medios de comunicación, el reconocimiento y aplicación de la participación ciudadana en los asuntos públicos mediante la consulta popular, la iniciativa legislativa, las candidaturas independientes, la revocación del mandato y el voto en blanco.
Mundo sin Guerras y sin Violencia México estuvo presente en esta Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad conmovidos por ver nacer en el pueblo mexicano los inicios de una cultura y una conciencia noviolenta, que estamos seguros, es el camino para la verdadera paz con justicia y dignidad. Otorgamos todo nuestro apoyo y nuestras posibilidades de acción y esfuerzo a este ejemplar movimiento ciudadano naciente en nuestro pueblo.