*»No somos anti-sistema. El sistema es anti-nosotros»*. Esto es lo que tenía que dejarse bien sentado desde el primer momento: es inaceptable seguir siendo simples espectadores, testigos impasibles de lo que sucede. Es tiempo de acción, de disentimientos y asentimientos, de protestas y propuestas. Propuestas, sobre todo, porque son muchos los entuertos que deben enderezarse.
¡Los sueños de los pueblos! Ya era hora de que *»los pueblos»*, a los que hace referencia el primer párrafo de la Carta de las Naciones Unidas, pudieran expresarse libremente, serenamente. *»Si no nos dejan soñar… no les dejaremos dormir»*, han advertido los miles de ciudadanos concentrados en la Puerta del Sol madrileña y, rápidamente, en otras ciudades de España y del mundo.
*»Puede que Europa comience en la Puerta del Sol»*. Puede que vaya mucho más allá de Europa, en el ilimitado ciberespacio, a escala planetaria. Es tiempo de dormir lo justo, de descansar lo indispensable. *»Tiempo de alzarse»*, como nos recomendó José Ángel Valente.
El resultado final de la *»globalización»* ha sido, en cifras de balance, catastrófico: una economía de especulación y de guerra (4.000 millones de dólares al día, al tiempo que mueren de hambre más de 60.000 personas). Los desgarros sociales, el desamparo y las asimetrías de toda índole no han podido ser contrarrestadas en el amplio foro de las Naciones Unidas porque tuvieron buen cuidado, desde la década de los 80, de marginarlas y sustituirlas por grupos de los países más ricos de la Tierra.
La crisis sistémica requiere respuestas audaces. Me gusta repetir, con Amin Maalouf, que *»una situación sin precedentes necesita soluciones sin precedentes»*.
Democracia Real Ya… Los *»realistas»* -que nunca han cambiado nada porque aceptan la realidad- se empeñan en decir que democracia *»real»* es la que hay… sin pensar en que, para muchos, *»real»* significa verdadera, auténtica, genuina, la que debería haber, la que, en cualquier caso, habrá a partir de ahora porque, como era previsible, la participación no presencial permitirá la escucha permanente de la voz del pueblo.
Evolución o revolución. Esta es la cuestión. Una evolución activa, permanente, en la que se cambia lo que debe cambiarse y se conserva lo que debe conservarse, es la mejor solución. Es la que practica la Madre naturaleza.
Me ha impresionado la elaboración de propuestas y la firme convicción de seguir solicitando iniciativas a todos los que deseen unirse a este gran movimiento. Es fundamental continuar el 15-M en una expansión radial, que se extienda a barrios, ciudades, regiones, países… al mundo en su conjunto gracias a las tecnologías de la información y la comunicación. La *»marea virtual»* será el principio y el camino del otro mundo posible que anhelamos.
Rafael Guillén, en *»Los alrededores del tiempo»*, ha escrito: *»Ser hombre es resistirse. / Ser hombre es cometer, conscientemente, / un pecado de lesa desmesura»*.
Josep Maria Antentas y Esther Vivas han escrito: *»para luchar no sólo se requiere malestar e indignación; también hay que creer en la utilidad de la acción colectiva»*. Con propuestas concretas sobre los mercados, sobre la energía, sobre los medios de comunicación, sobre la re-localización productiva, sobre el desarme, sobre fuentes alternativas de financiación (transacciones electrónicas, por ej.)…
Y millones de internautas sugiriendo, apoyando, construyendo la nueva democracia. Muchos *»imposibles»* hoy serán realidad mañana, en democracias que sean realmente la expresión de la voz constante de los ciudadanos y no sólo la de la obediencia partidista, de la emoción reactiva, del desengaño, de medios escritos y audiovisuales que sólo transmiten la voz de su amo.
Los representantes actuales han sido elegidos en medio de una desinformación generalizada, habiéndose dicho que las urnas podrían sustituir a la justicia y que ciertas alternativas (nunca mostradas) podrían ser solución a los grandes problemas del paro y de la economía. Pero nada de hondo calado se ha propuesto contra la desregulación de los flujos financieros; ni de la especulación propiciada por las agencias de calificación; ni de la desaparición de los paraísos fiscales; ni de la insolidaridad de la economía sumergida; ni de la deslocalización productiva; ni de la economía de guerra; ni de la lucha urgente contra la pobreza y el hambre; ni de la gobernación mundial por los países más prósperos que, como últimos asideros de la globalización, siguen fracasando a costa de gravísimos *»efectos colaterales»*; ni de las energías renovables y el cambio climático; ni de un replanteamiento total de la lucha contra el narcotráfico; ni…
Ahora el 15-M no habrá incidido en el voto ya *»pre-determinado»*, pero lo hará, y mucho, en las elecciones generales, porque todos los representantes del Sr. mercado, de la especulación, de los opacos y de los insolidarios no recibirán ya el apoyo ciudadano.
Estas manos serán las armas invencibles con las que se llevará a la práctica resueltamente, pacíficamente, la construcción del porvenir que merece la condición humana.
Será el nuevo comienzo.