La medida de contención que se agrega a las ya previstas por el
Tratado de Schengen y las leyes razistas nacionales, como la ley
Bossi-Fini, prevee controles de patruyas conjuntas italo-francesas de las costas tunisinas, tanto aéreas como marítimas, y la creación de un grupo de trabajo conjunto para *»enfrentar la emergencia de inmigración»*.
A causa de esta política paranóica de los gobiernos europeos, el
Mediterráneo no es más un mar sino que se ha transformado en un muro. No se ha restado en la construcción de este muro tampoco Alemania, que ahora está tratando de boicotear el proyecto italiano de dar un permiso de estadía temporal que permite la libre circulación dentro del espacio Schengen a todos los que hasta hoy han logrado llegar a Italia.
Si se está dando un aumento de los números de inmigrantes provenientes de las costas nordafricanas, será por algún motivo. Si estos inmigrantes
están dispuestos a arriesgar la propia vida con tal de llegar a los países europeos, no es porque existan planes o un complot para invadir
precisamente nuestras tierras y poner en riesgo nuestro falso bienestar. Nuestros gobiernos, en cambio, están cosntruídos por fuerzas políticas y por personas que, con tal de adormecer el sentimiento de inseguridad que registran y que experimenta también su electorado, eligen fugarse de la realidad y continuar viviendo en la ilusión de poder mantener de modo permanente la separación entre el primer mundo y los demás mundos.
Las migraciones no se detendrán jamás, especialmente si se desdencadenan por las motivaciones que en estos días se están verificando. El Partido Humanista, por lo tanto, propone abandonar la tendencia egoísta que domina las políticas actuales frente a la inmigración y tomar un camino completamente diferente.
En vez de patrullar las costas nordafricanas con el objetivo de bloquear la inmigración, los mismos recursos podrían derivarse hacia acoger a todos los que están huyendo de condiciones indudablemente difíciles, embarcándolos en nuestras propias naves y evitando el riesgo de que puedan perder sus vidas muriendo en embarcaciones absolutamente inseguras.
Las condiciones de las cuales los inmigrantes están huyendo son similares a las de una casa que se está quemando: si vemos a alguien que está tratando de salir de una casa en llamas, qué hacemos? Lo ayudamos a abrir la puerta y a escapar o le cerramos la puerta en sus propias narices?