La presencia del maltrato, acoso, matonaje, abuso, desprecio y discriminación que están presentes en toda nuestra sociedad se refleja en los colegios y liceos.
Así declaro. ¿Veamos?
El **maltrato** de los poderosos a través de empleos con sueldos miserables que presionan a nuestro pueblo a endeudarse, obnubilados ante las ofertas de tarjetas y créditos por doquier, casi sin requisitos, aunque depende del barrio en que se viva acceder a ello o no.
El **acoso** de los medios de comunicación hacia el consumo de ilusiones y de objetos sin sentido. El acoso de los bancos para que te endeudes y así puedan controlarte.
**Matonaje** de las pandillas armadas en los barrios pobres; de cuello y corbata, de las cadenas farmacéuticas, tiendas de retail, supermercados que se ponen de acuerdo con los precios favoreciéndose así mismos y perjudicando a su pueblo.
**Abuso** de la banca, que ha obtenido en 2010 ganancias récord de US$3.300 millones, de los cuales tres bancos concentran el 70% de esas ganancias. Adivine usted de quién salen esos recursos. Abuso de quienes tienen cuotas de poder y consiguen malversar fondos que son de todos nosotros. Abuso de sacerdotes en contra de menores de edad (incalificable).
**Desprecio** de nuestra clase política hacia el pueblo. Por ejemplo: aún esperamos la alegría que nos prometieron al terminarse la dictadura. Jamás nos preguntaron nuestra opinión para legislar sobre temas sensibles y de alta relevancia para el país: Royalty Minero; Ley de Isapres (durante el pasado verano se confirmó la inconstitucionalidad en que han incurrido por décadas las Isapres); ya en el área de la educación tenemos la LOCE, LGE y todos los engendros de estos últimos dos años, con total ausencia y prescindencia de los actores educativos. ¿Sigamos?: Acuerdos nucleares sin consulta al pueblo; matriz energética sin discusión social; planes reguladores de las ciudades que habitamos todos, pero no se considera la voz del pueblo. Aquí no se salvan ni la derecha ni la concertación, ya que por la famosa Ley Binominal, ellos son los que han legislado en los últimos 21 años.
**Discriminación** hacia los jóvenes que no encuentran espacios aptos a su participación y toma de decisiones; también hacia los colegios municipales, permanentemente calumniados y objeto de desprecio de las propias autoridades educativas y políticas. Lo mismo con los profesores en comparación con otras profesiones. Discriminación para quienes no cuentan con recursos económicos aunque poseen vocación e interés por continuar o terminar estudios superiores. Discriminación para nuestros pueblos originarios, que no son considerados iguales, llegando a una manipulación feroz de parte de los medios de comunicación en el caso de la huelga de hambre de comuneros Mapuches del 2010.
También podríamos agregar la **mentira** como otra conducta indeseable y de la cual el actual gobierno es un buen ejemplo, sólo considerando el caso de la reconstrucción, pero hay cada día incumplimiento a lo que prometieron.
En fin. Si nuestros niños y jóvenes observan a diario estas conductas por todos lados, ¿Cómo es que esperamos que se comporten de otra manera? La violencia es natural, dicen. ¿¿¿Cómo no vamos a tener un 86% de presencia de maltrato, o un 50% de hostigamiento y acoso??? ¿¿¿Cómo??
**¿Será posible revertir el actual orden de cosas? Por supuesto que sí.**
Debemos comenzar por lo más cercano. En uno mismo deben comenzar los cambios, siendo coherente con la propuesta de “Tratar a los demás como queremos ser tratados” este actuar coherente será capaz de influir en otros para que comiencen a actuar de igual modo. Ciertamente uno solo no va a modificar esto.
Entonces una segunda propuesta es convocar a los educadores, que están en el ojo del huracán, para que comiencen reconociendo el fracaso de la educación en cuanto a la convivencia. Este eje relevante, Convivencia, ha sido totalmente relegado por los temas curriculares. Esto es lo que hay que cambiar, hay que centrarse ya en la convivencia y las relaciones armoniosas incorporando a toda la comunidad. Todos somos parte del problema y todos podemos ser parte de la solución. Por lo tanto, en mi visión, son los docentes los llamados a revolucionar esta situación, sumando a los estudiantes y apoderados para modificar el actual estado del tema. Abrir espacios de comunicación y decisión colectivos permitirá que afloren soluciones inéditas y creativas, promoviendo y destacando toda conducta positiva en los centros educativos, proponiendo imágenes positivas y transformadoras que superen el actual estado decadente de la convivencia.
Pero sabemos que además está el tema de la sociedad y los ejemplos, bastante negativos, que nuestros niños y jóvenes están mirando. Se requiere un nuevo impulso para apuntar también a la transformación de las condiciones sociales, en un país que es o debería ser cada día más rico dado el alto precio del cobre en el mundo, y que debe utilizar estos recursos para invertir en educación, calidad de vida y sostenibilidad.
El cambio entonces es personal y también social.
¿Dónde están los transformadores de esta situación?
Tal vez leyendo este texto, tal vez no…