Según diversos reportes, las tropas gubernamentales y las huestes opositoras intercambiaron fuego de artillería pesada este martes después de tres días de operaciones intensas para tratar de asumir el control total de la localidad.
Los rebeldes habían impuesto su autoridad en zonas residenciales dentro de Brega, ayudados por los bombardeos de la pasada madrugada de la coalición de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que destruyeron baterías de artillería del Ejército regular.
Sin embargo, los gubernamentales respondieron con efectividad, fuego de artillería y cohetes, a los ataques de morteros de los opositores y éstos tuvieron que abandonar el estratégico punto en la zona costera y alejarse entre 20 y 30 kilómetros.
Los insurgentes mostraron su frustración y apelaron a más agresiones de la OTAN contra las posiciones del Ejército libio en Brega, que este mismo día sufrió bombardeos en sus posiciones de avanzada y perdió al menos ocho carros artillados.
Para los alzados, la toma de Brega significaba hacerse con la refinería y el puerto petrolero en el mar Mediterráneo y ampliar las opciones de comercializar el carburante con ayuda de Catar para pagar la adquisición de armas y el entrenamiento que reciben sus hombres.
Reportes difundidos en Benghazi refieren que agentes de inteligencia, asesores militares y mercenarios estadounidenses, de países occidentales y árabes brindan adiestramiento en armamento moderno y técnicas militares a los insubordinados.
Por otro lado, fuentes de la OTAN apuntaron que la *»prioridad número uno»* fue hoy bombardear áreas en torno a Misratah, el escenario de mayores enfrentamientos entre los libios al oeste de Trípoli.
Entretanto, en el terreno diplomático un enviado gubernamental libio se mantiene en gestiones en Turquía y Malta, mientras el vocero oficial reiteró la disposición a *»cualquier cambio»*, pero bajo la guía del líder Muamar El Gadafi.