A fines de los años 60 su éxito fue fulgurante, convirtiéndose en un artista masivo siguiendo los pasos de sus admirados Leonard Cohen y Bob Dylan, de los cuales adaptó varias canciones al francés. Este suceso provocó la histeria alrededor de su figura, situación que lo llevó a alejarse del show bussiness, manteniendo una dilatada carrera, pero llevando una vida mucho más austera y reservada.
En el 2005 edita una versión alternativa de La Marsellesa, adaptando la letra patriótica y de llamado a las armas, por unas estrofas de amor por la libertad y la solidaridad.
*“En 1792 después de la declaración de guerra del Rey de Austria, el oficial francés Rouget de l’Isle, apostado en Strasbourg compuso «Le chant de Guerre pour l’armée du Rhin». Yo siempre me he preguntado cómo los franceses podían seguir cantando, como himno, un canto de guerra, con palabras belicosas, sanguinarias y racistas. Viendo en la televisión a los niños obligados a aprender esta letra espantosa, yo me sentí profundamente apenado y me decidí a intentar hacer una versión diferente. El día que los políticos se decidan a cambiar los versos de La Marsellesa, será un gran día para los franceses”* compartía en octubre del 2005 cuando lanzó su propia versión y un llamado a la opinión pública.
El año 2010 en Francia se discutió muchísimo sobre los temas que identificaban a los franceses. Una de las críticas claves pasaba por el lado de La Marsellesa, el orgullo de cantarla y el desinterés de las nuevas generaciones por el himno. Esos jóvenes, descendientes de inmigrantes o proviniendo de las colonias no respetaban lo que para algunos franceses era parte de lo más sagrado que podía tener la República. Excusa poco convincente ya que los franceses de pura cepa también reniegan de la canción patria.
Graeme Allwright aprovecha todas las oportunidades para continuar su militancia y canta su versión de La Marsellesa donde encuentra un micrófono y reparte la letra entre todos los auditorios.
El 26 de marzo de este año, sin embargo, en la localidad de Lagord, situada en la costa atlántica y de poco más de 7 mil habitantes, el cantante fue impedido de repartir las fotocopias de La Marsellesa y se le negó la posibilidad de cantar junto a la Coral.
El alcalde Jean-François Douard prohibió el evento. *“Yo seré un viejo imbécil, pero es lo que hay”* argumentaba en el periódico regional de gran tirada Sudouest.fr. *»Hay cosas con las que yo no transo. La Marsellesa es sagrada. Es nuestro himno nacional y creo ser una de las raras personas que la conocen enteramente. La versión de Gainsbourg me había gustado, pero ésta no me gusta nada. Es una versión descarriada. No quiero ni oír hablar de que esta canción se escuche en mi comunidad”*.
El periódico sacó en portada a Graeme Allwrigth y publicó además integralmente la adaptación del neozelandés. *“Nunca hasta ahora un alcalde se había opuesto a la versión pacifista de La Marsellesa”* declaró. *“Yo la cantaré de todos modos y será el público el que decida si la cantará conmigo o no”* advertía el compositor en la edición del 10 de marzo del Sudouest.
*“La censura, finalmente, me hizo mucha publicidad. El alcalde me hizo un favor”* nos comentaba de forma socarrona. *“Las mil personas que vinieron a ver el espectáculo cantaron conmigo”* nos relató luego de la presentación.
Para continuar dándonos su opinión sobre la significación del hecho: *“Son los últimos sobresaltos de un mundo que agoniza. Todos podemos ver el árbol muerto, pero no todos vemos la hierba que empieza a crecer alrededor”* nos regalaba como reflexión.
**La Marsellesa de Graeme Allwright y Silvie Dien**
*Por todos los niños de La Tierra*
*Cantemos amor y libertad.*
*Contra todos los odios y las guerras*
*El estandarte de esperanza está de pie*
*El estandarte de justicia y de paz.*
*Unamos nuestras fuerzas, nuestro coraje*
*Para vencer la miseria y el miedo*.
*Que reinen en el fondo de nuestros corazones*
*La amistad, la alegría y el compartir*.
*La llama que nos ilumina*
*Atraviese las fronteras*.
*Vamos, vamos amigos, solidarios*
*Marchemos hacia la luz*.
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