La propuesta formulada por el Parlamento era con unos intereses del 3 % y de una duración de 37 años, un acuerdo que posibilitaba al país volcánico ponerse otra vez en la carrera para entrar en la Unión Europea, que le exige reintegrar a los clientes holandeses y británicos del banco virtual Icesave.
La deuda asciende a 3500 millones de euros, lo cual es más de la mitad del Producto Interior Bruto de la isla. El presidente volvió a no validar el proyecto, lo cual obligó a efectuar un nuevo referendo, cuyo resultado inhibe al gobierno a la cancelación de la deuda. Para lo cual debían aceptarse créditos que los islandeses consideraron demasiado onerosos.
A fines de marzo ha ingresado en prisión y está esperando juicio uno de los mayores responsables de la crisis financiera que sacudió al país vikingo. Sigurdur Einarsson, expresidente ejecutivo del banco Kaupthing, el más importante de Islandia. El banquero continúa culpabilizando a la alta jerarquía londinense del cierre y posterior nacionalización de su banco.
La discusión está servida, ¿deben los ciudadanos hacerse responsables de los disparates cometidos por entidades privadas? ¿Es justo que se defienda el capital especulativo en lugar de proteger el capital productivo?