La teoría de las relaciones internacionales establece que una política exterior sólo está al alcance de aquellos países que tienen los medios y recursos suficientes para hacerse oír fuera de sus fronteras. Esos medios y recursos son los económicos, políticos, militares, estratégicos, ideológicos y culturales. Se podría añadir, también, los demográficos. Quien cumple todos estos requisitos es una superpotencia y tiene un papel hegemónico en las relaciones internacionales. Pero se da el caso de países que cumplen con algunos de estos requisitos y juegan un papel protagonista, nunca hegemónico, en un aspecto regional.
El secretario de Defensa norteamericana, Robert Gates, calificó esta acción como de una «modesta contribución», este envío de aviones para apoyar a los rebeldes y a la OTAN. Presupuso que se trata de una «asistencia no letal» y «contribución importante», y aseguró que Estados Unidos no tiene tropas sobre territorio libio.
Los países que forman parte del denominado BRICS, han logrado tener cabida en los principales entes económicos del mundo, como el G-20, y logrado mayores cuotas de poder en el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Alguien ha calificado a estos países como “potencias emergentes”. Un alguien occidental que utiliza un calificativo claramente colonial porque estos países hace tiempo dejaron de “emerger” para pasar a ser una realidad incuestionable en el ámbito no sólo económico, sino geopolítico e internacional.
El secretario de Defensa, ante una posible prolongación del conflicto, ironizó: «La preocupación será de mi sucesor».
Con cada presidente, EEUU impulsa una Estrategia de Seguridad Nacional que es en la que se asienta el diseño imperial. Saberlo es interesante, conocerla es obligado. Bush puso en marcha dos en cada uno de sus mandatos, en 2002 y en 2006.
Trascendió además que Qatar envió 400 fusiles a Libia, violando así el embargo de armas de la ONU en la resolución 1973. Por otra parte, los gobiernos de Italia, Francia y Reino Unido decidieron poner a disposición el Consejo Nacional de Transición. Obama, en declaraciones a la cadena ABC dijo que «es justo decir que si queremos meter armas en Libia, probablemente podemos. En este momento estamos considerando opciones». Según un estudio publicado en The Washington Post, aviones no tripulados de la CIA provocaron la muerte de más de 550 personas en Pakistán en 2010.
Es decir, no es un fin de su política exterior sino un medio de la misma y un instrumento para conseguir sus fines.
“Una información que ha trascendido en Trípoli es que el Gobierno libio lamenta la muerte de los dos periodistas en la ciudad de Misrata, de un periodista británico estadounidense y de otro fotógrafo estadounidense”, reportó el enviado especial de teleSUR a la capital libia, Rolando Segura.
En ello ha tenido mucho que ver el espejismo de la “victoria” militar, que es la que, en la práctica, ha terminado con el orden unipolar y ha impulsado la aparición de otro orden nuevo, regional, en la zona que está suponiendo un verdadero quebradero de cabeza para EEUU.
Por otra parte, este jueves también trascendió que el Gobierno libio propuso una salida política al conflicto, que incluye una nueva Constitución y elecciones en seis meses, si cesan los bombardeos de la Organización del Atlántico Norte.
También es poco cuestionable que la extensión de la guerra por medio de los ataques con aviones no tripulados ha provocado la desaparición de Pakistán como Estado soberano. Hay dos ejemplos que visibilizan esta apreciación: la reciente puesta en liberad de un agente de la CIA que mató a dos súbitos pakistaníes en una reyerta y la disposición de Pakistán a enviar soldados y policías a Bahrein para “garantizar la supremacía sunní” en este país tras la invasión saudita que puso fin a las protestas democráticas contra la monarquía bahriní.
El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, basado en informes de prensa, aprobó el 17 de marzo una resolución en la que se autorizó el uso de la fuerza en el país magrebí.
Pero, además, la guerra ha contribuido a que la política en esa zona sea mucho más “regionalizada” de lo que le gustaría a EEUU, lo que ha llevado, inevitablemente, a una progresiva pérdida de influencia de este país.
Fuente: Tercera información y El Argentino