Mientras se engalanaba el palacio para recibir esta noche a los invitados a la cena oficial, conversamos con Margarita Perez, que fue preparando uno a uno todos los hermosos floreros con hortensias azules, rosas naranjas y rojas, entremezcladas con uvas de exportación.

*»Así se estila en estos casos para crear un ambiente muy bonito»*, me decía Margarita. Pero mientras tanto las rigurosas medidas de seguridad nos hacían exponer por enésima vez nuestra cartera al olfato de los perros.

Muchos detalles con este tipo de contrastes:

Cuando el Presidente Piñera ingresó a la sala de prensa y tomó su lugar ante su podio, mientras Obama hacía lo propio ante el suyo, se le cayó al piso un lapiz Bic negro. Con cierta discresión, Piñera lo fue empujando con el pié hasta dejarlo alineado con el podio.

Transcurrida toda la conferencia y luego de las exposiciones de ambos, las preguntas y respuestas a los periodistas, el estrecharse las manos para las fotos, justo antes de salir de la sala ¿qué hizo el Presidente de Chile? Se agachó hasta el piso para recoger su lapiz Bic….

Cada Presidente tenía ya ubicado en su podio un vaso con agua. El que se había dejado para Obama estaba cubierto con una tapa de papel encerado impecable. El de Piñera en cambio, con una servilleta de papel que había terminado volando quizá donde.

Además de la seguridad y la ornamentación, destacó la tecnología: telepronter para que Obama leyera su discurso a las Américas, traducción simultánea de la mejor calidad, pantallas chicas, más chicas y minúsculas para poder seguir todo lo que las cámaras estaban transmitiendo.

En cuanto a los idiomas, el Presidente chileno se expresó cada vez que quiso con gran soltura en inglés y jamás tuvo que recurrir a los audífonos para contar con traducción. En cambio Obama no pudo precindir de ellos y cada vez que nombró a su par chileno, le dijo «President *Pinela*»