Mientras Trípoli está bajo el asedio de los bombarderos de los “cruzados” que están llenando de terror la población, los pueblos y ciudades al margen de la confrontación viven la impotencia y el stress de ver avecinarse un conflicto del que no se sienten partícipes.

La indignación por la intervención extranjera y un presagio de que martes y miércoles serán días de un recrudecimiento de las acciones militares tienen al pueblo libio aterrorizado.

Fuera de las tribus y emiratos en conflicto, al resto de Libia no le interesa Gheddafi o no Gheddafi. Quieren paz, no entienden el conflicto, no lo quieren. Ellos sólo sabían que estaban llegando reformas que les habían dado préstamos por 3000 dólares y que las cosas iban a mejorar aún más.

Es inútil hablarles de Gheddafi, megalómano o payaso; de lo bueno que puede ser que se quede o un cambio de liderazgo. Quienes están al margen del conflicto, quieren seguir viviendo con el respeto hacia la autoridad, en paz con su familia, su tribu, su emirato. Los problemas y conflictos los han resuelto siempre con la mediación de la autoridad tribal y el consejo moral del imán.

¡Hoy había pánico en Libia! Ya no está presente la esperanza de un final del conflicto. Ya no les hace sentir bien la intervención extranjera. Ahora tienen miedo a la intervención americana.

Quién quiera saber lo que es la guerra debería encerrarse en una habitación por la noche con su familia y sentir las sirenas que anteceden el volar de los aviones. Luego el estruendo. Esa sensación rara de agradecimiento mezclado con el terror. Minutos después se repite, luego otra vez y aún otra, y otra y otra…..Una ruleta rusa compartida con los seres queridos. Eso es la guerra…tal vez la muerte es lo mejor que uno puede esperar.

Yo nací cuando terminó, pero vivió en mi casa por más de medio siglo. El recuerdo de familiares muertos, desaparecidos….el hambre, las enfermedades en los niños, los conflictos por estar de un lado o de otro. La emigración para recomenzar en tierra extraña, sin conocer la lengua, sin referentes y amigos. Un trabajo por lo que quieran pagarte y una angustia interminable que sólo apaña con esa ansiada paz.

Eso es la guerra, eso y mucho más. Porque son cicatrices que acompañan a lo largo de la vida.

¿Qué hizo el pueblo libio para merecer esto? ¿Qué derecho tienen un par de disidentes a pedir una intervención? ¿Qué derecho tienen los apátridas, profesionales del terror para involucrar a un pueblo en un conflicto? ¿Qué derecho tiene Gheddafi a sacrificar miles y miles por su megalomanía, dinero y poder? ¿Qué derecho tienen “hombrecitos” al frente de otros gobiernos para intervenir en los conflictos de países que no están bajo su jurisdicción política?

¿Tomar parte por un bando, armarlo, ayudarlo con una tecnología superior y una capacidad bélica mayor, balancea el conflicto, lo hace más justo? ¿Es una misión “humanitaria”?

¿Cuál es el derecho de las Naciones Unidas? ¿Es la Paz? ¿Por qué se busca la paz con la guerra y no con la mediación? ¿Cuál es el papel del Consejo de Seguridad? ¿La inseguridad de un pueblo a través de acciones bélicas?

Todos sabemos la sarta de mentiras con que bombardean los medios de “uso imperial” y los representantes del Imperio. Todos sabemos cuántas cosas hay detrás de estas acciones, cuántos intereses se mueven. El pragmatismo capitalista es infame, inhumano, sólo persigue un fin, sólo tiene un dios: el DINERO y este dios lo bendecirá con el poder y el poder lo llevará a la conquista y a aniquilar sus enemigos en una “santa” cruzada.

Me duele la globalización occidental del mundo árabe. Porque era un gran bastión contra el Capitalismo y el “consumismo ingenuo”. Estos acontecimientos, a quienes los consideran una revolución, puedo afirmar que es una enorme batalla perdida.

Tras la caída de Libia se aceleran los procesos occidentalizadores de Siria, los de Yemen, Jordania y seguirán afirmándose en el Norte de Africa más allá de Egipto y Túnez. Este cambio no divide a países pro-imperialistas de anti-imperialistas, la “revolución” tiene como consigna lograr la globalización-capitalista-occidental que facilitará la “conquista” de Irán, quien después de estos hechos quedará aislado.

No importa saber si fue obra de la CIA, el Sionismo o un aprovechamiento de las circunstancias. Lo que es necesario saber es que el Imperio avanza y en dos o tres décadas habrá logrado su objetivo de NUEVO ORDEN MUNDIAL.

La lucha es esa. Un Sistema Filosofía Capitalista o uno de Filosofía Humanista. Este es el nuevo paradigma.

La lucha es importante. Las convicciones y los concepto son importantes. No es necesaria una guerra, es necesaria una posición firme contra todo representante del Capitalismo, el Imperialismo, el Consumismo, las Corporaciones, las Multinacionales…

La victoria es segura porque el Imperio, como siempre ha pasado, comenzará a debilitarse por dentro y si en ese momento los pueblos están preparados, será el renacer del Hombre Nuevo, del nuevo Sistema Humanitario y Social.

Libia nos está enseñando. El sufrimiento de Libyia es el sufrimiento de hermanos. El abuso en Libia es el abuso a nuestros hermanos y a nosotros mismos. La vejación de Libia es a nosotros todos. La libertad rapiñada a Libia es nuestra propia libertad robada por la fuerza.

No dejemos pasar esta oportunidad para aprender, incorporar y practicar una incansable lucha contra este Sistema sostenido por “hombrecitos” esclavizantes, inhumanos con sed de poder pero con un destino que les demostrará lo iguales que somos.