Una librería barrial, que escapando de los focos de consumo, puede permitirse una selección literaria de alto contenido social y filosófico. La obra de estos autores, entonces, debía mostrarse como literatura comprometida.
Hernán Ronsino, oriundo de Chivilcoy y profesor de sociología en la Facultad de Sociales de Buenos Aires leyó un capítulo de su novela *Glaxo*, que en su versión francesa se llama *Le dernier train à Buenos Aires*.
Mientras que Martín Kohan, porteño y también profesor universitario, aunque en su caso de Letras, también en Buenos Aires, ahondó en *Ciencias morales*, novela que ha sido adaptada al cine y que en Francia se estrenará en abril bajo el título de *L’oeil invisible*.
Ambos fueron presentados como nuevas voces de la literatura argentina, algo que para Martín Kohan tiene dos lecturas: “Para el negocio de las editoriales, somos novedad en Francia, pero yo creo que es mucho más interesante ver que además de novedosos, nosotros intentamos hacer algo nuevo”.
“Existen dos tradiciones literarias: la puramente narrativa, que cuenta unos hechos e intenta transmitir un mensaje y la escritura en sí, sin esa prioridad narrativa y que juega a romper el molde” agregó abriendo el debate sobre esa dicotomía de la política y la literatura. Sobre el lenguaje y su función, continuando con esa discusión entre Borges y el grupo de Boedo, por ejemplo. ¿Literatura con o sin realismo, con o sin ideología?
Ellos consideran que no es necesario renunciar a la política para la escritura, de hecho es imposible escribir sin ideología. Y el realismo no es la única manera de politizar la literatura.
Hernán Ronsino explicaba su “necesidad de revisar la posmodernidad desde una visión crítica” y hablaba de su fascinación por “trabajar en los desvíos de los géneros” utilizando una analogía con las vías del tren, tema central de su novela.
“Encontrar la potencia narrativa en los bordes, la periferia” es parte de su creatividad y de su carácter de escritor. Sin duda una influencia de la mirada sociológica en la obra literaria.
Martín Kohan busca otro punto de conexión entre los dos escritores: “La dimensión moral es central en nuestros libros”. Haciendo alusión a Faulkner como un gran referente de ese tipo de obras. “Detrás de todos mis escritores preferidos estaba la idolatría por el norteamericano, desde Juan José Saer hasta David Viñas, pasando por Ricardo Piglia o Manuel Puig”.
“La obra de Faulkner se basa también en la repetición, la moral y la inspiración bíblica, un río por el que fluyen muchos libros y Ciencias morales también lo hace”.
Un grato encuentro en tierras parisinas para disfrutar de una apasionada disección del trabajo de escritor y donde podemos también contemplar como jóvenes libreros se apasionan y valoran el trabajo de otros hemisferios, de otras realidades y de otras orillas, que muestran que la literatura es universal y crea puentes entre los seres humanos.