Durante el mes de Marzo del presente año, existen dos acontecimientos que todos los Chilenos deberíamos seguir con mucho cuidado.
Por una parte está el desastre originado por el mega terremoto sufrido por Japón, que tiene sumido a vastas regiones de ese país en una crisis humanitaria y de infraestructura de grandes proporciones. Pero también hemos visto como la atención se ha ido desviando hacia una amenaza aún más grave y con consecuencias mucho peores, la emergencia nuclear que se originó en las plantas nucleares del sector devastado, que podría afectar la vida de cientos de miles de personas.
Enterarnos de lo que estos eventos representan en términos de dolor y sufrimiento para el pueblo japonés, nos conduce a imaginar lo que podría ocurrir en situaciones semejantes en nuestro país. Desplazamientos, ruptura violenta de la cotidianeidad, daños a la salud cuyas secuelas se arrastran y se terminan de conocer tras correr muchos años, el temor que se introduce en las vidas, la pérdida fatal del nivel de bienestar personal y ciudadano que supuestamente se había logrado gracias a la tecnología nuclear y tantas otras heridas que nunca curarán y a las que la cifra final de muertos y damnificados termina desafortunadamente por ocultar.
Está demás mencionar el riesgo que corre un país sísmico como Chile al optar por energías tan inestables como la nuclear. Los que porfiadamente durante años han defendido la opción nuclear en Chile no tendrán más posibilidad que aceptar de una vez por todas que la energía nuclear en Chile no es una opción, así de claro y tajante. No hay estudio de factibilidad, económico, de generación de energía que cambie esta situación.
Otro hecho al cual debemos poner atención es la visita a Chile del presidente de Estados Unidos Barack Obama que se materializará la segunda quincena de Marzo. Entre los puntos a tratar en la agenda de Obama en nuestro país está la de mantener reuniones sobre el tema nuclear. Pero sin duda lo más preocupante es la inminente firma de un pacto de cooperación nuclear con Estados Unidos. Pacto que el gobierno de Chile sospechosamente no ha transparentado ni ha dado a conocer los reales alcances que la firma de esta alianza generará.
No es un secreto que Chile y los países de América Latina necesitan producir energía, sabemos que la matriz energética se debe diversificar, pero nunca a raíz de poner en riesgos semejantes a los que hoy afectan a miles de hermanos japoneses, la vida y el bienestar de las personas.
Como Partido Humanista proponemos una democratización y aplicación del sentido común en la matriz energética de Chile y en consecuencia con esto nos adherimos a las iniciativas que persiguen este fin.
Creemos que los chilenos debemos, con responsabilidad, dejar de ser habitantes de un país y pasar a ser activos ciudadanos que exijan a sus autoridades que temas tan sensibles como este sean de dominio público. En este sentido, agradecemos y valoramos las declaraciones y postura de quienes, a lo largo de años, personas y organizaciones, no han dejado de estudiar y de advertirnos a todos acerca del peligrosísimo negocio que algunos pretenden consumar a nuestras espaldas.