*»No tengo un puesto oficial para dimitir, soy el jefe de la revolución. He cedido el poder en 1977 y ahora no tengo más que un poder moral. El poder está en las manos del pueblo y de sus comités y no soy responsable de las muertes y las destrucciones»*, declaró Gadafi en su intervención telefóncia transmitida por las tres cadenas de televisión libia en modo simultáneo, que tuvo una duración de unos quince minutos.

Dejando claro que no tiene ninguna intención de abandonar el poder, hizo un llamado a la población para combatir a los rebeldes que se encuentran ya a las puertas de Trípoli.

*»Salgan a las calles, captúrenlos y detengan a sus jefes»* ha ordenado el mandatario a los ciudadanos, afirmando que el país *»avanza hacia la guerra civil, la catástrofe»*.

La sangrienta represión contra los manifestantes continúa, mientras la rebelión se ha propagado al oeste y al sur del país donde más ciudades están siendo controladas por los opositores al régimen de Gadafi.

*»Las gentes de Zaouiya han conseguido armas y a partir de ahora se constituyen en un movimiento de liberación. Algunos combatientes se dirigen por carretera a Trípoli»*, ha declarado un entrevistado a la cadena de televisión Al Jazira.

Un batallón conducido por el hijo de Gadafi, ha perpetrado un asalto contra la localidad de Mesrata, ubicada al este de Trípoli, según señala el diario electrónico Quryna. Según parece, los rebeldes han opuesto una feroz resistencia, deteniendo el ataque y obligando a los agresores a huir fuera de la ciudad.

En Bengasi por otra parte, el jefe de la policía, general Ali Houweidi, ha anunciado hoy su apoyo a los rebeldes, acompañado por un gran número de oficiales de la base militar aérea de Binina y por numerosos dirigentes de los diferentes cuerpos de seguridad de todo el país.