En varias ocasiones Saif al Islam repitió el balance de 84 muertos en las violencias que comenzaron la semana pasada y afirmó que los balances de víctimas dados por la *»prensa extranjera»* son *»muy exagerados»*.
Según Human Rights Watch, al menos 173 personas murieron en Libia por la feroz represión desde que comenzaron las protestas el 15 de febrero mientras que un recuento de la AFP establecido sobre la base de diferentes fuentes libias, al menos 77 personas murieron en las manifestaciones contra el régimen del coronel Kadhafi, en el poder desde hace 42 años.
La mayoría de las víctimas murieron en Benghazi, segunda ciudad del país a 1.000 km al este de Trípoli, pero según testigos contactados por la AFP se registraron choques sangrientos el sábado en Musratha (este) y Zauia (oeste).
Saif al Islam, que antes de anunciar su retiro de la política en 2008 estuvo al frente durante un año de una corriente reformista, afirmó que Libia está en la mira de un complot extranjero y reconoció que en varias ciudades del país, entre ellas Benghazi y Al Baida, en el este, se viven violentos combates y que los responsables de los disturbios tomaron posesión de armas militares.
*»En este momento los tanques se desplazan en Benghazi conducidos por civiles. En Al Baida la gente tiene fusiles y numerosos depósitos de municiones fueron saqueados. Tenemos armas, el ejército tiene armas, las fuerzas que quieren destruir a Libia tienen armas»*, lanzó.
Un alto responsable libio indicó el domingo que un *»grupo de extremistas islámicos»* mantenía como rehén a miembros de las fuerzas de seguridad y a ciudadanos en Al Baida, en el este del país, y que exigían que se levantaron el sitio que los rodeaba.
*»Ahora todo el pueblo libio está armado. Me dirijo a ustedes por última vez antes de recurrir a las armas»*, dijo estimando que Libia no era *»Túnez ni Egipto»*, en referencia a las revoluciones que en esos dos países se saldaron con la caída de sus dirigentes.
Decenas de miles de personas se dirigen hacia Trípoli, señaló, en donde según la AFP y testigos contactados se escucharon intensos disparos el domingo por la noche.
*»Nuestra moral está en lo más alto y el líder Muamar Kadhafi, aquí en Trípoli, dirige la batalla y lo apoyaremos así como nuestras fuerzas armadas (…). No dejaremos caer a Libia y combatiremos hasta el último hombre, hasta la última mujer y hasta la última bala»*, sostuvo.
Según Saif al Islam los enfrentamientos son provocados por elementos libios y extranjeros que tienen por objetivo destruir la unidad del país e instaurar una república islámica.
Las autoridades habían anunciado la detención de decenas de personas de diferentes países árabes miembros de una *»red»* que tenía como misión desestabilizar al país, según la agencia oficial Jana.
*»El ejército tendrá ahora un rol esencial para imponer la seguridad porque es la unidad y la estabilidad de Libia»* que están en juego, declaró el hijo del dirigente libio.
Poco antes, el primer ministro Al Baghdadi al Mahmudi, indicó que Libia tiene *»el derecho de tomar todas las medidas»* para preservar la unidad del país, en ocasión de una reunión con embajadores de los países de la Unión Europea en Trípoli, según Jana.
Sobre las reformas, Saif al Islam afirmó que el Congreso General del Pueblo (Parlamento) se reunirá pronto para decidir sobre un nuevo código penal y nuevas leyes que den *»perspectivas de libertad»* para la prensa y la sociedad civil, así como el inicio de un dialogo sobre una Constitución.
La Liga Arabe llamó por su parte en un comunicado a que *»cesan inmediatamente todos los actos de violencia»*, mientras que varios países occidentales se preparaban para evacuar a sus nacionales.
Según la presidencia húngara de la UE, las autoridades libias amenazaron con cesar su cooperación en la lucha contra la inmigración clandestina si Europa continúa *»alentando»* las manifestaciones en el país.
A pesar de estas amenazas los países europeos condenaron con firmeza la represión de manifestantes.