Hoy domingo la plaza Taharir fue desocupada por los manifestantes pero hubo grupos de remolones que cabildeaban y decidieron quedarse en las inmediaciones, no muy convencidos por la situación. *“Parece un golpe militar… Estoy preocupado y ansioso. El problema no era con el presidente, sino con el régimen”*, dijo el profesor Essam al-Erian a Reuters. Según el diario argentino Clarín -centroderecha- del domingo 13 *“permanecerán un poco más para evaluar el camino que seguirán los militares ahora a cargo del poder en este país”*. Y sigue: *“No lo llaman dictadura pero hay cautela y un poco de aprensión y lógicas dudas sobre el futuro”*.
Quienes temen una radicalización hacen votos para que la transición sea lenta y los militares no se vayan sin dejar atado todo lo que está suelto. De hecho ya han tranquilizado a Israel. En una nota oficial firmada por el premier Benjamín Netanyahu éste se congratula *“por el anuncio de los militares egipcios de que Egipto continuará honrando el Tratado de Paz con Israel”*. Este acuerdo, firmado en 1979, le costó la vida a Anwar El-Sadat en 1981 y ahí apareció Hosni Mubarack.
Los Hermanos Musulmanes, el partido opositor más grande de Egipto, también teme que los militares se queden en el poder que ahora detentan de facto. Ellos esperan -como signos positivos- la liberación de los presos políticos y el fin de la ley de Emergencia. En los días previos al golpe, un portavoz del Movimiento juvenil 6 de abril había pedido la dimisión de Suleimán por unas palabras en las que -a juicio de los muchachos- aseguraba que *“el país no estaba preparado para la democracia”*. *“Podemos volver en cualquier momento”* titula el diario El País tomando una frase de los acampantes.
El consultor de riesgos políticos Anthony Skinner, opina: *“En el mejor escenario, habría una transición acelerada a la democracia. En el peor, esto se convertiría efectivamente en un golpe militar y los militares se han mostrado poco dispuestos a la transición a la democracia”*. [http://www.swissinfo.ch/spa/suiza_y_el_mundo/internacional/](http://www.swissinfo.ch/spa/suiza_y_el_mundo/internacional/)
En este delicado tema de la democratización, no son muchos los que apuestan una moneda por el gobierno de facto. Los manifestantes que resisten en las inmediaciones de la plaza, prestos a volver, quieren propuestas concretas, un calendario electoral preciso (hay una promesa de elecciones en seis meses) y garantías de comicios transparentes.
La población en su conjunto está más preocupada por otros temas y ya el actual gobierno de facto enfrenta situaciones que no tuvo el presidente depuesto: una explosión de huelgas en todo el país por mejores salarios, mejores condiciones de trabajo y nuevos puestos de trabajo. Los reclamos -como hemos dicho en otras notas- tuvieron desde el comienzo centro en la injusta distribución del ingreso, la superexplotación laboral y la falta de inserción juvenil.
El futuro de Egipto depende ahora de que la junta entregue el poder y priorice escuchar a su pueblo y no al Imperio.