El día 8 de abril se cumplen cuarenta años desde que un grupo de gitanos procedentes de 25 países se dieron cita en Londres para un Congreso que hizo resurgir a este pueblo humilde y martirizado que nunca doblegó la cabeza ante las adversidades. Ellos prefirieron, en todas partes, vivir en la pobreza y en la marginación antes que dejar de ser gitanos.
Ese día, que celebran como su día internacional, difundirán el significado que tiene su bandera: azul y verde, como símbolo de las posesiones de un pueblo que se considera ciudadano del mundo y que tiene por techo el azul del cielo y por suelo el verde de los campos.
Al mismo tiempo proponen que el 8 de abril de 2011 se celebre en Londres un acto especial que no pase desapercibido por los ciudadanos del Reino Unido que les han dado acogida, para delinear desde allí su futuro, un futuro de respeto y de dignidad.
La comunidad gitana de España, que se reconoce como la más separada del conjunto de sus hermanos, aspira a poder reunirse con quienes viven en Europa Central y del Este así como en las dos Américas.
Los gitanos han sufrido todo tipo de persecuciones en el pasado, han llegado a perder su lengua, el romanó, perseguida violentamente. Y en los tiempos presentes la oleada de discriminación ejercida especialmente desde el gobierno francés.