Publicamos un extracto del texto elaborado durante el Foro Social Mundial:
“Juntos, los pueblos de todos los continentes, libramos luchas donde nos oponemos con
gran energía a la dominación del capital, que se oculta detrás de la promesa de progreso
económico del capitalismo y de la aparente estabilidad política. La descolonización de
los pueblos oprimidos es un gran reto para los movimientos sociales del mundo entero.
Reafirmamos con fuerza nuestro apoyo a los pueblos de Costa de Marfil, de África y de
todo el mundo en su lucha por una democracia soberana y participativa. Defendemos el
derecho a la autodeterminación y el derecho colectivo de todos los pueblos del mundo.
En Dakar celebramos los 10 años del primer FSM, realizado en 2001 en Porto Alegre,
Brasil. En este periodo hemos construido una historia y un trabajo común que permitió
algunos avances, particularmente en América Latina donde logramos frenar alianzas
neoliberales y concretar alternativas para un desarrollo socialmente justo y respetuoso
de la Madre Tierra.
Denunciamos el rol de los agentes del sistema, que, en búsqueda del máximo lucro,
mantienen con diversos rostros su política intervencionista a través de guerras,
ocupaciones militares, supuestas misiones de ayuda humanitaria, creación de
bases militares, saqueos de los recursos naturales, la explotación de los pueblos, y
manipulación ideológica. Denunciamos también la cooptación que estos agentes
ejercen a través de financiamentos de sectores sociales de su interés y sus prácticas
asistencialistas que generan dependencia.
Reafirmando la necesidad de construir una estrategia común de lucha contra el
capitalismo, nosotros, movimientos sociales:
Luchamos contra las trasnacionales porque sostienen el sistema capitalista, privatizan
la vida, los servicios públicos, y los bienes comunes, como el agua, el aire, la tierra, las
semillas, y los recursos minerales. Las transnacionales promueven las guerras a través
de la contratación de empresas militares privadas y mercenarios, y de la producción de
armamentos, reproducen prácticas extractivistas insostenibles para la vida, acaparan
nuestras tierras y desarrollan alimentos transgénicos que nos quitan a los pueblos el
derecho a la alimentación y eliminan la biodiversidad.
Seguimos movilizándonos por la cancelación incondicional de la deuda pública de todos
los países del Sur. Denunciamos igualmente, en los países del Norte, la utilización de la
deuda pública para imponer a los pueblos políticas injustas y antisociales.
Luchamos por la justicia climática y la soberanía alimentaria. El calentamiento
global es resultado del sistema capitalista de producción, distribución y consumo.
Las transnacionales, las instituciones financieras internacionales y gobiernos a su
servicio no quieren reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Denunciamos
el “capitalismo verde” y rechazamos las falsas soluciones a la crisis climática como los
agrocombustibles, los transgénicos y los mecanismos de mercado de carbono, como
REDD, que ilusionan a poblaciones empobrecidas con el progreso, mientras privatizan
y mercantilizan los bosques y territorios donde han vivido miles de años.
Movilicémonos todas y todos, especialmente el continente africano, durante la COP-17
en Durban, Sudáfrica, y la Río +20, en 2012, para reafirmar los derechos de los pueblos
y de la Madre Tierra y frenar el ilegítimo acuerdo de Cancún.
Luchamos contra la violencia hacia la mujer que es ejercida con regularidad en los
territorios ocupados militarmente, pero también contra la violencia que sufren las
mujeres cuando son criminalizadas por participar activamente en las luchas sociales.
Defendemos la diversidad sexual, el derecho a autodeterminación de género, y
luchamos contra la homofobia y la violencia sexista.
Movilicémonos todos y todas, unidos, en todas las partes del mundo contra la violencia
hacia la mujer.
Luchamos por la paz y contra la guerra, el colonialismo, las ocupaciones y la
militarización de nuestros territorios. Las potencias imperialistas utilizan las bases
militares para fomentar conflictos, controlar y saquear los recursos naturales, y
promover iniciativas antidemocráticas como hicieron con el golpe de Estado en
Honduras y con la ocupación militar en Haiti. Promueven guerras y conflictos como
hacen en Afganistán, Iraq, la República Democrática del Congo y en varios otros paises.
Intensifiquemos la lucha contra la represión de los pueblos y la criminalización de
la protesta y fortalezcamos herramientas de solidaridad entre los pueblos como el
movimiento global de boicot, desinversiones y sanciones hacia Israel. Nuestra lucha se
dirige también contra la OTAN y por la eliminación de todas las armas nucleares.
Cada una de estas luchas implica una batalla de ideas, en la que no podremos avanzar
sin democratizar la comunicación. Afirmamos que es posible construir una integración
de otro tipo, a partir del pueblo y para los pueblos y con la participación fundamental de
los jóvenes, las mujeres, campesinos y pueblos originarios.
La asamblea de movimientos sociales convoca a fuerzas y actores populares de todos
los países a desarrollar dos acciones de movilización, coordinadas a nivel mundial, para
contribuir a la emancipación y autodeterminación de nuestros pueblos y para reforzar la
lucha contra el capitalismo.
Inspirados en las luchas del pueblo de Túnez y Egipto, llamamos a que el 20 de marzo
sea un día mundial de solidaridad con el levantamiento del pueblo árabe y africano que
en sus conquistas contribuyen a las luchas de todos los pueblos: la resistencia del pueblo
palestino y saharaoui, las movilizaciones europeas, asiáticas y africanas contra la deuda
y el ajuste estructural y todos los procesos de cambio que se construyen en América
Latina.
Convocamos igualmente a un día de acción global contra el capitalismo el 12 de octubre
donde, de todas las maneras posibles, rechazaremos ese sistema que destruye todo a su
paso.
Movimientos sociales de todo el mundo, avancemos hacia la unidad a nivel mundial
para derrotar al sistema capitalista!!
Nosotras y nosotros venceremos!!!».