El Cairo ha dejado de ser el epicentro de la revuelta prodemocrática de Egipto. A 400 km al sur de la capital las manifestaciones fueron multitudinarias y la represión policial provocó tres nuevas muertes. La respuesta no se hizo esperar y siete edificios oficiales fueron incendiados, entre ellos dos comisarías y la sede del PND, el partido que presidió hasta la semana pasada Mubarak.
El canal de Suez también está viviendo días convulsos. Los trabajadores de cinco empresas se han manifestado exigiendo una mejora de salarios y de condiciones laborales. Algo que pasaría por anodino si no tomáramos en cuenta el clima que se vive en estos momentos en el país y que durante treinta años los egipcios han salido a la calle a reclamar en contadas ocasiones y con respuestas sangrientas de la parte de las fuerzas represivas. A esto hay que sumarle la ubicación y la importancia de este punto neurálgico de la economía petrolera mundial.
Haciendo un paralelismo macabro, cuando los Estados Unidos temieron que pudieran perder el control del canal de Panamá organizaron una invasión a toda celeridad. Una acción desmesurada y que fue camuflada con la persecución del dictadorzuelo Manuel Noriega, que trabajó siempre a las órdenes de la CIA. El nombre de dicho desembarco salvaje de 27 mil marines se llamó *“Operación Causa Justa”* y tuvo lugar el 20 de diciembre de 1989.
Si los egipcios no han colapsado hasta ahora el canal de Suez, sin duda una de las causas es prevenir posibles intervenciones militares. Pero lo cierto es que la estrategia que está llevando adelante el gobierno de Mubarak parece más una guerra de desgaste que intenta llevar la situación al extremo, permitiendo así justificar acciones más violentas.
A todo esto Israel reclama a los Estados Unidos un apoyo más decidido al dictador egipcio, según ellos, único garante de la paz entre ambos países. Muchos estudiosos de Oriente Medio, tiemblan ante la posibilidad del advenimiento de los Hermanos Musulmanes al poder en Egipto, el país más grande y de mayor poder militar de la región. Para justificar sus temores omiten la condición de movimiento político pro democracia y no violento y esgrimen su influencia en Hamas, brazo armado de la insurgencia palestina. Pero hablar de Hamas requeriría hacer un repaso de historia, de política y de teología. Nos conformaremos con comentar que luego de haber ganado las elecciones en Palestina el gobierno israelí se las ha ingeniado para evitar que pudieran gobernar, manteniendo el estado de indefensión de la población palestina.
El conflicto palestinoisraelí está íntimamente ligado al levantamiento egipcio. El pueblo norteafricano está luchando por obtener las libertades básicas que sólo garantiza la democracia y salir de la situación de pobreza endémica que Mubarak ha instalado en el país en sus 30 años de gobierno corrupto y donde ha amasado una fortuna personal y familiar valorada en cifras que terminan con 10 ceros.
Además Egipto ha sido el refugio de muchos perseguidos de otros regímenes. Sus universidades han incubado estudiantes de todo el mundo, creando una atmósfera más abierta y permeable a los cambios.
A fuerza de oprimir y de negar la diversidad el PND se ha destruido a sí mismo, si no institucionalmente, lo ha hecho de forma ideológica. Hoy, el país vive una burbujeante transformación, ha dejado de estar sometido por el miedo y es cuestión de tiempo que la victoria del futuro se haga presente.
Como decía la canción de León Gieco: *“No sé si vas a caer, pero el amor es tenaz y vuelve a salir como el sol”*.