*“Están aquellos que conocen las realidades y actúan y aquellos que las niegan para no cambiar nada…”* Paradojal frase de Brice Hortefeux, ministro del interior francés. Pues él pretende ser de aquellos que actúan y, de hecho, hace mucho ruido creando nuevas leyes, cambiando el código penal y los procesos penales. Pero en el fondo niega las causas de aquello que combate, culpando al individuo que delinque, responsable de sus hechos, pero no de sus circunstancias.
Abocado en cuerpo y alma a resolver la inseguridad, Hortefeux no duda en castigar a los padres por los delitos de sus hijos. Pero dispuesto también a sanear los déficits presupuestarios va a suprimir 8 mil policías, que si ya eran insuficientes, lo serán todavía más.
Para contrarrestar esta situación de inferioridad numérica se tomó la decisión de dotar a esos atrevidos policías de nuevas armas, las Flash-Ball y los Taser. Unas son balas de goma y las otras las famosas picana que descargan 50.000 voltios sobre la víctima. Por lo pronto el malestar aumenta, así como han aumentado los casos de abuso de poder y agresiones mortales por parte de la policía.
Y en esa situación se desatan los enfrentamientos entre jóvenes y la policía. Son acciones reivindicativas, conmemorativas de víctimas de la violencia policial (atropellos, humillaciones, balas perdidas, racismo encarnizado). De unos jóvenes que han caído en las redes de una educación mercantilista. Proyectos como el RAR (según sus siglas en francés), Red de Ambición de Éxito en los colegios secundarios. Con programas adecuados a las necesidades de las corporaciones, con profesores que dejan de ser empleados del ministerio de educación para serlo de un director de colegio que tiene objetivos que cumplir y puede utilizar pasantes como titulares, suplentes como interinos y demás flexibilizaciones precarizadoras. Alumnos que aprenden a crear proyectos y a llevarlos adelante, convirtiéndose en alumnos dinámicos, reactivos, disponibles, con gran sentido de la autoridad natural, firmes y flexibles a la vez, con capacidad de innovar. En fin, alumnos que responden exactamente a los anuncios clasificados de las empresas.
Aparte de la RAR, antes nombrada, también se creó el CLAIR (Colegios y Liceos por la Ambición, la Innovación y el Éxito). Un programa adoptado por cientos de instituciones a lo largo y ancho del país; que deriva en una carrera de promoción de las especializaciones de cada una, intentando así evitar la pérdida permanente de alumnos que tiene la educación secundaria, de un 10% anual.
El Senado sigue debatiendo las reformas de las penas y condenas al delito, buscando bajar la edad de imputabilidad y hacer a los menores responsables de sus actos. Finalmente ha quedado fuera de este proyecto la idea sarkozyana de quitar la nacionalidad francesa a aquellas personas naturalizadas y que atentaran contra la autoridad pública. Propuesta que desató un encarnizado debate el verano pasado, logrando detener su tratamiento.
La presión policial sobre la población juvenil se completa con una fuerte persecución por los denominados delitos de copyright, la famosa ley HADOPI. Que ha provocado nuevos impuestos y una férrea vigilancia sobre los contenidos descargados de Internet, estableciendo límites muy estrictos e impidiendo el intercambio de archivos.
Así como antes fueron los gitanos, ahora es el turno de los jóvenes. Una nueva caza de brujas en la Francia de Sarkozy.