Peregrinos llegados de Chile, Argentina, Brasil, Italia, España, Francia, Mozambique, entre otros puntos del mundo, se dieron cita hoy en el Parque de Estudio y Reflexión Punta de Vacas, ubicado en plena cordillera de Los Andes, a 50 kilómetros al oeste de la localidad de Uspallata (Mendoza), cercano a la frontera entre Argentina y Chile. En el inicio de la jornada, los presentadores recordaron unas líneas del libro de Silo La Mirada Interna: “Así, hoy vuela hacia las estrellas el héroe de esta edad. Vuela a través de regiones antes ignoradas. Vuela hacia afuera de su mundo y, sin saberlo, va impulsado hasta el interno y luminoso centro”.
En una emotiva ceremonia, se colocó, pasadas las 12, un puñado de las cenizas en el centro de la Sala de meditación del Parque. Ana Luisa Cremaschi, compañera de toda la vida de Silo, compartió unas reflexiones: “Que esta pizca de ceniza, como una chispa luminosa, llegue suavemente a lo más profundo de nuestros corazones. Que irradiando desde el centro como una luz, resplandezca desde el fondo de nuestro ser como una fuerza que nada puede detener”. Las cerca de 300 personas que acompañaron la celebración le respondieron al saludo de “Paz, Fuerza y Alegría”.
En un día soleado, acompañado por el característico viento de alta montaña, los seguidores, amigos y seres queridos cercanos a Silo, coincidieron en la importancia de continuar el importante legado que dejó este guía, pensador, escritor, y creador de la corriente conocida como Humanismo Universalista y de la espiritualidad de El Mensaje de Silo.
Más tarde, en el monolito emplazado en el Parque, uno de los maestros de la Escuela de Silo, el chileno Dario Ergas, ofició la Ceremonia de Muerte que, al tiempo que llama a no llorar los cuerpos, expresa: “Aquel que no siente la presencia de otra vida separada del cuerpo, considere que aunque la muerte haya paralizado al cuerpo, las acciones realizadas siguen actuando y su influencia no se detendrá jamás. Esta cadena de acciones desatadas en vida no puede ser detenida por la muerte. ¡Qué profunda es la meditación en torno a esta verdad, aunque no se comprenda totalmente la transformación de una acción en otra! Y aquel que siente la presencia de otra vida separada, considere igualmente que la muerte solo ha paralizado al cuerpo; que la mente una vez más se ha liberado triunfalmente y se abre paso hacia la Luz…”
Para finalizar, Alejandro Rodríguez, hijo de Silo, se dirigió, con un cuenco que contenía las cenizas, hasta la zona más elevada del Parque, donde se encuentra el Mirador. En un ambiente cargado de afecto y emociones, se esparcieron al viento las cenizas, para luego encontrarse todos los presentes en extensos y sentidos abrazos. Ya fuera de la ceremonia, el reconocido artista chileno Florcita Motuda, cantó una de sus producciones basadas en la enseñanza de Silo.
“Silo falleció el 16 de septiembre del 2010 alrededor de las 23 horas de Punta de Vacas. Estaba lúcido, acompañado por familiares cercanos y sin dolor hasta el final. Muchos amigos se juntaron en diferentes partes del mundo para desearle con el más profundo cariño el mejor tránsito posible de fusión con la Luz. Paz en el corazón, luz en el entendimiento”, informó el comunicado que dieron a conocer sus familiares y amigos pocos minutos después de la partida de Silo. Luego de eso, en 20 Parques de Estudio y Reflexión ubicados en distintos puntos de América, Asia y Europa, los siloístas esparcieron partes de las cenizas del cuerpo de su guía.
Humanizar la Tierra, Contribuciones al Pensamiento, Experiencias Guíadas, Diccionario del Nuevo Humanismo, Mitos y Raíces Universales, El Día del León Alado, Apuntes de Psicología I, II, III y IV, son algunas de las producciones de Silo que se compilaron en sus Obras Completas I y II. Su íntegro pensamiento es seguido por cientos de miles de personas de los cinco continentes, dando lugar a organizaciones sociales como La Comunidad para El Desarrollo Humano, Convergencia de las Culturas, el Partido Humanista, Mundo Sin Guerras (que organizó el año pasado la multitudinaria Marcha Mundial por la Paz y la No-VIolencia), entre otras expresiones sociales, culturales, políticas y espirituales que se reconocen siloístas.