«Los derechos humanos no son ni de izquierda ni de derecha, son simplemente eso, lo que distingue a la condición humana», reafirmó Cristina Fernández, y agregó: «Derechos humanos y seguridad son los términos de una misma ecuación, que nos permite vivir en democracia, respetándonos».

Las declaraciones las realizó la presidenta en medio de un clima convulsionado que se vive en la Ciudad de Buenos Aires, donde vecinos de Villa Soldati, uno de los barrios más pobres de la Ciudad, se enfrentaron por la ocupación de un terreno fiscal, con la consecuencia de al menos tres muertos.

De esa manera, Fernández le contestó tambien al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, que realizó declaraciones xenófobas contra inmigrantes bolivianos, a quienes responzabilizó de los hechos. Incluso llegó la escalada a un conflicto diplomático con la Embajada de Bolivia que exigió a Macri que se disculpe por sus dichos. El funcionario dijo que «no tiene que pedirle disculpas a nadie».

Luego, la presidenta argentina aseveró que «la violencia no sirve para crear más seguridad», y que las «cuestiones sociales, inclusive a aquellas que pueden estar siendo manipuladas, exigen por parte de quienes tenemos la responsabilidad de conducir el Estado un equilibrio, una paciencia y una articulación que impida generar más violencia y más enfrentamientos entre los argentinos». «Esa es la primera responsabilidad que tiene un gobernante», remarcó.

En el Salón de los Patriotas Latinoamericanos se ubicaron las madres y abuelas de Plaza de Mayo junto a sus nietos y bisnietos, y en los balcones del primer piso legisladores y funcionarios del Gobierno Nacional y activistas de los derechos humanos de todo el mundo.

La Jefa de Estado entregó el premio Emilio Mignone 2010 a Sarudzayi Naomi Njerere, representante de Zimbabwe Lawyers for Human Rights, en reconocimiento a su labor en la defensa de los derechos civiles en su país.

También hizo entrega del premio Azucena Villaflor de Devincenti 2010 al Dr. Baltazar Garzón, juez español que realizó incansables esfuerzos por el reconocimiento de los derechos humanos en todo el planeta.

Más tarde, entregó el Premio Extraordinario Bicentenario de la Revolución de Mayo a los Derechos Humanos a Madres y Abuelas de detenidos desaparecidos por la última dictadura militar en nuestro país.

Recibieron este premio la Sra. Hebe de Bonafini, por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo; Estela de Carlotto, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo; Ángela Lita Boitano, integrante de familiares de detenidos por razones políticas, Elsa Oesterheld, de Abuelas de Plaza de Mayo, y Laura Conte, de Centro de Estudios Legales y Sociales.

Acompañaron a la Presidenta en el acto Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, gobernadores, ministros del Poder Ejecutivo Nacional, representantes de organizaciones de Derechos Humanos e invitados especiales, tales como Piedad Córdoba, senadora colombiana; el señor Roberto Colliar, experto jurista de Costa Rica; Tom Farer, Daniel Edmundo Vargas Carreño y Marco Monroy Cabra, miembros del Consejo Mundial de Derechos Humanos que visitó la Argentina en 1979; Martin Luther King III Hijo, hijo del líder de los derechos civiles Martin Luther King; Otilia Inés Lux de Coti, luchadora por los derechos Humanos en Guatemala.

La presidenta destacó que las madres y abuelas «nunca intentaron recurrir a la violencia, o a la venganza» y que «nunca pidieron la pena de muerte, al contrario».

«Ustedes son el vivo ejemplo de que la venganza y el odio no sirven y que sólo la justicia es la que finalmente llega», señaló Cristina en el tercer aniversario de su asunción como presidenta.

…………….
Fuentes:
Agencia Télam
Prensa Presidencia de la Nación