…y una forma de darle una mano a los banqueros y que la batalla contra la delincuencia no se transforme en la plataforma ideal para que el ministro Hinzpeter sea el próximo candidato presidencial de la derecha.
Le llaman ocultamiento de la verdad. Así opera La Moneda hace algunos meses luego que a muchos de sus funcionarios se les detectara conflicto de intereses y compartieran de forma incestuosa el doble rol de autoridades de gobierno y gente de negocios.
Eso ocurría con el subsecretario de Deportes, Gabriel Ruiz-Tagle, el cual presionado por no vender sus acciones en Colo-Colo, incluso por la Contraloría que lo inhabilitó para tomar decisiones ligadas al fútbol profesional, tuvo que anunciar el traspaso de su participación bursátil. Lo hizo en presencia de sus hijos, con lágrimas en los ojos -que sólo unos pocos creyeron- y reiterando la *“legalidad”* de sus actos.
Todo ocurrió un sábado. En las horas subsiguientes, la UDI, su partido, salió a defenderlo, el Presidente Piñera (el otro accionista mayoritario de Blanco y Negro) también lo respaldó, y como era de esperar, la oposición dio el dicto bueno a la medida, pero recalcó que el director del IND *“estaba obligado”* a dar ese paso. Es decir, o vendía o dejaba el cargo.
La bola de nieve y la responsabilidad se le venía encima a Piñera, a quien le pedían que siguiera los pasos de su subalterno. Sin embargo, apareció la segunda patita de la encuesta Casen y el sondeo del CEP, y la derecha, sector que es responsable histórico del aumento de la pobreza y de la mala distribución del ingreso en Chile, cambió el giro de la noticia y culpó a la centro-izquierda de los malos índices que en materia de equidad aquejan al país en los últimos años. Palo para las políticas sociales que aplicó Michelle Bachelet en su período 2006-2010.
Nunca más se habló de Colo-Colo, Piñera y Ruiz-Tagle y los demás personeros de Palacio, que por la mañana son empleados del Fisco y por la tarde atienden sus consultas y requerimientos privados.
El ministro de Planificación, Felipe Kast, su colega vocera, Ena Von Baer, y la plana mayor del gremialismo, con la anuencia de RN, mismo partido que organizó charlas con elementos de la Concertación en sus paneles, tuvieron la desfachatez de decir que la pobreza y la distribución de las riquezas aumentaron ahora y no en la época de Pinochet, cuando la dictadura y un pequeño grupo de amigos privilegiados, literalmente, se adueñaron del país y de casi todas las empresas estatales. De ahí proviene la concentración del capital y el usufructo hacia las clases media y baja, que pagan todos los platos rotos del sistema, además de altísimos impuestos en bancos, financieras, isapres, AFP y casas comerciales.
Pero, claro, eso no se dice. Las principales noticias del martes y el miércoles en La Tercera y El Mercurio llevaron los efectos del Indulto Bicentenario que no va a otorgar el Jefe de Estado a los culpables de crímenes de lesa humanidad (era obvio que así iba a ser para sumar popularidad), las críticas a la era bacheletista y un cúmulo de proyectos de ley que generan más luces que efectos reales en la población.
Más fondos para el Transantiago (que ya no da para más), el voto de los chilenos en el extranjero, el Sernac financiero, ampliar el horario de los colegios hasta las 20:00 horas, ampliar la dotación de Carabineros en las calles y los jardines infantiles de la Junji fueron alguno de los anuncios… Si hasta los apagones fueron parte de la pauta. Como si nunca hubieran existido. Señores, gracias a los cortes la gente pudo conocer y ver en pantalla al inexpresivo ministro de Energía, Ricardo Rainieri. Otra vez, pan, circo y opio para el pueblo. No ven que Piñera está sacando a sus colaboradores al pizarrón.
**Enemigos internos**
De esta forma llegamos a la singular minuta redactada por la Secretaría de Comunicaciones (Secom), órgano que depende del ministerio Secretaría General de Gobierno, y que rotuló como sus *“adversarios”* más complicados de resolver para el Ejecutivo a la oposición, los efectos del terremoto y el narcotráfico.
Por mucho que los conceptos se entrecrucen en un análisis que podría ser un poco más semántico, en el sentido de que la Concertación vivió un cataclismo el pasado 17 de enero o que a raíz de lo que pasó la madrugada del 27F, quedó demostrado que Chile está lejos de ser un país desarrollado, lo cierto es que ya resulta incómodo atender la *“nueva forma de gobernar”* y oír la frase de campaña *“arriba los corazones”*, enmarcado en un sempiterno llamado a la *“unidad nacional”* que no tiene ningún sustento real.
Acá lo único claro es que la portavoz, más que buscar rivales en la vereda de enfrente, lo que debiera hacer es identificar a los enemigos que tiene al interior de la propia Moneda. Esta filtración, que dicho sea de paso, dejó muy mal parada a doña Ena, no fue interpuesta por espías o funcionarios concertacionistas encubiertos. Por el contrario, responde a personas que vienen de su mismo lado. O fue alguien de la UDI o RN. No hay más. Claramente tenía razón Carlos Larraín cuando alegaba sobre los *“problemas comunicacionales”* que aquejan al piñerismo. Habría que sumarle líos de confianza interna también.
En fin, ya que la ex panelista de TVN declaró ante el asedio de la prensa que *“hablamos siempre con la verdad”*, habría que preguntarle si dentro de los planes y antagonistas de esta gestión se considera terminar con los conflictos de intereses de sus colegas, que no se privatice la educación y la salud para los sectores más vulnerables del territorio, que la institucionalización del Sernac financiero no sea un cazabobos y una forma de darle una mano a los banqueros y que la batalla contra la delincuencia no se transforme en la plataforma ideal para que el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, sea el próximo candidato presidencial de la derecha.
Si ése es el Chile que la Alianza quiere entregarle a los quince millones de compatriotas, que Dios nos pille confesados. Basta de promesas y dedíquense a trabajar en serio. Ése es el dictado de la gente que votó por ustedes, no la venta de ilusiones.